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La gratuidad le sale cara a los libreros

El sistema de ayuda para libros de texto puesto en marcha por algunas CCAA basado en el préstamo y reutilización durante varios años está dejando mella en el sector del libro, que ve cómo desciende su nivel de facturación. Se estima que esta fórmula cause en los próximos cuatro años el cierre de alrededor del 20% de las librerías a nivel nacional.
Miércoles, 19 de septiembre de 2007
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Autor: Adrián ARCOS

El mes de septiembre conlleva, además de las complicaciones generadas por el inicio de curso, un gasto extra para los padres que tienen que adquirir los libros de texto que necesitan sus hijos. Pero la cuantía final de ese gasto dependerá en gran medida de la comunidad autónoma a la que pertenezcan. A través de fórmulas como el cheque libro o el préstamo todas las autonomías dedican parte de sus presupuestos educativos a financiar la compra de los libros de texto.
Pero no todo el mundo queda igual de contento con este tipo de fórmulas. En concreto, el modelo de préstamo, que implica la reutilización de los mismos libros durante varios años, lleva generando desde hace ya tiempo multitud de críticas desde el sector de las librerías, editores y distribuidores.
Según Michèle Chevallier, directora de la Confederación Española de Gremios y Asociaciones de Libreros (Cegal), el modelo de préstamo consiste más bien en una pseudogratuidad, ya que los libros comprados son prestados a los alumnos, pero realmente no les pertenecen”. Este sistema se opone al cheque-libro o bono-libro, donde las familias reciben una ayuda directa y los libros pasan a ser propiedad del alumno.
La cesión de los libros de texto en préstamo es el modelo de gratuidad empleado por Castilla-La Mancha, pionera en este tipo de iniciativas ya en el curso 2000-01, y adoptada posteriormente por otras comunidades como Canarias, Andalucía, Aragón, Cataluña, Galicia, País Vasco y Baleares. Esta fórmula establece generalmente que los libros en régimen de préstamo deben de ser cambiados cada cuatro años y que se deben sustituir anualmente los ejemplares más dañados.

Desciende la facturación

En estas condiciones, la directora de Cegal explica que “los perjuicios para los profesionales del sector son importantes, ya que dejan de vender anualmente unos libros para hacerlo sólo cada cuatro años, lo que pone en situación muy difícil unos negocios cuya facturación anual se basa en parte en la venta de libros de texto”. Según datos del Observatorio de la Librería, en muchos casos esta facturación representa en torno al 30% anual y puede llegar incluso al 40% en librerías de barrios o de pueblos.
Los datos que se desprenden del informe Comercio interior del libro 2006, elaborado por la Federación de Gremios de Editores de España (FGEE) son también concluyentes. El pasado año el sector editorial facturó más de 736 millones de euros por la venta de libros de texto no universitario, lo que representa el mayor porcentaje del sector en nuestro país, por encima incluso de la literatura. Con un precio medio por libro de 14,09 euros para Primaria y 18,55 para Secundaria, tan sólo los libros de texto para Educación obligatoria supusieron una facturación superior a 480 millones de euros, un gasto medio entre 100 y 240 euros por alumno cada curso.

Crisis del sector

En Andalucía, por ejemplo, según datos de la FGEE, el sistema de préstamo de libros usado por la Junta va a provocar el cierre del 66% de las librerías andaluzas. Según la Federación de Editores, “la facturación anual de las ventas de libros educativos se va a ver reducida al 25%, por lo que las pérdidas anuales del sector del libro en esta comunidad rozarán los 60 millones de euros en ventas, de los que 39 millones corresponden a las librerías”. Éstas registrarán unas pérdidas económicas del 22% en sus ventas totales y del 52% de sus ventas en libros educativos.
Según el presidente de la Asociación Nacional de Editores de Libros de Texto (Anele), José Moyano, “las comunidades que adoptan el sistema de libros usados van a provocar a nivel nacional el cierre en cuatro años del 20% de las librerías”. Moyano subraya que “sencillamente por razones presupuestarias, estas administraciones también van a provocar el paulatino empobrecimiento y deterioro de la industria del libro”.

Editores perjudicados

Y es que las librerías no son las únicas afectadas, sino que este sistema también perjudica gravemente a editores y distribuidores. Andalucía representa el 6,55% de la edición en España, con más de 60 empresas editoriales. De éstas, el 48,3% tiene una facturación inferior a 150.000 euros, el 29,03% factura entre 150.000 y 600.000 euros, mientras que el 22,58% restante supera los 600.000 euros de facturación.
A nivel nacional, el 18% de los libros que se editan en España son libros de texto. Es un mercado en el que, por la derivación de la transferencia de competencias en las comunidades autónomas, suelen ser las editoriales locales –normalmente medianas y pequeñas– las que van aumentando su presencia en el mercado debido a sus conocimientos sobre las peculiaridades regionales. Y éstas son precisamente las empresas que están resultando más perjudicadas por el cambio de sistema.
Además, en algunos casos no se pueden arriesgar a seguir editando libros de distribución limitada, como son los libros en idiomas cooficiales del Estado. Esto último supone una debilitación de la edición ya de por sí minoritaria en dichos idiomas. En Galicia, por ejemplo, la introducción de la modalidad de gratuidad del libro de texto mediante el sistema de préstamo ha supuesto el cierre del 50% de las librerías en los últimos cuatro años, según el estudio Viabilidad del sector editorial en lengua gallega, que publicó el pasado mes de mayo la Asociación Gallega de Editores (AGE).
En relación a lo ocurrido en Galicia, el presidente de Anele, José Moyano, asegura que “en realidad, ninguna comunidad autónoma que ha optado por la gratuidad mediante el sistema de la reutilización del libro usado ha realizado ningún estudio previo de las consecuencias de la adopción de esta medida sobre el sector cultural de la propia comunidad”.

Diferencias sociales

La directora de Cegal, Michèle Chevallier, cree que “la gratuidad no debe ser forzosamente total ni para todos de la misma forma, ya que hay familias que no necesitan esta ayuda, otras que la necesitan un poco y familias donde si no entra el libro de texto gratuito, probablemente no entrará ningún tipo de libro”.
Según Chevallier, “el libro debe poder reutilizarse, pero no se puede dejar trabajar a los alumnos con libros obsoletos, viejos, estropeados que sólo van a ser utilizados por los niños de familias más modestas”. De esta forma, “los papás buenos compran libros nuevos a sus niños en muchos casos, acentuando así la diferencia entre los alumnos”, asegura la directora de los libreros españoles.
En el Reino Unido, por ejemplo, se creó una fuerte polémica al enfrentarse en la opinión pública los “buenos padres” –aquellos que podían comprar libros nuevos– y los “malos padres” –los que se limitaban a dar a sus hijos los libros prestados que les cedían los centros de enseñanza–.
Para la FGEE “este sistema generaliza el uso de materiales en mal estado y fomenta una fuerte discriminación social”. Según los editores, “lo que se produce es una división entre las familias más necesitadas, que reutilizan los libros viejos, a menudo obsoletos y en mal estado, y las familias que pueden permitirse adquirir libros nuevos, con contenidos actualizados y en perfectas condiciones de uso”.

El caso francés

Ha sido muy significativo lo ocurrido en Francia, ya que las autoridades galas se vieron obligadas a abandonar el modelo de ayuda basado en el préstamo de libros de texto tras comprobar que en la práctica también producía diferencias sociales entre los alumnos.
Por último, el presidente de Anele, José Moyano, subraya que “nuestro país ha logrado en los últimos años ser un referente mundial en la edición de libros y en los materiales de enseñanza, pero, sin embargo, se ha encontrado con el enemigo en su propia casa”.

Sistema de ayuda para libros de texto en las distintas comunidades autónomas

Azul: Préstamo
Rojo: Cheque Libro o Ayuda
FUENTE: Asociación Nacional de Editores de Libros y Material de Enseñanza (Anele).


Se acabaron los descuentos

Las familias que han tenido que comprar libros de texto para este curso escolar no han podido beneficiarse de grandes descuentos. La nueva Ley del Libro, que entró en vigor el pasado mes de junio, ya no permite los descuentos libres (de hasta un 25%) en el precio de los manuales que contemplaba la anterior normativa del año 2000. La nueva ley exige que los libros de los niveles obligatorios (Primaria y Secundaria) se vendan, como mínimo, al precio que marca la editorial. En los niveles no obligatorios (Infantil y Bachillerato) se pueden aplicar descuentos de hasta el 5%.
Esta medida ha sido durante años una de las demandas que editores, libreros y distribuidores habían planteado al Ministerio de Educación, ya que se veían muy afectados por los grandes descuentos de los centros comerciales y a los que ellos no podían hacer frente.
Sin embargo, el precio de los libros ha resultado este año más caro para los consumidores, ya que la nueva ley ha hecho que muchas editoriales suban los precios. Antes el editor fijaba un precio y el librero podía aplicar sobre él un descuento. Ahora eso se ha suprimido y el minorista fijará un precio en función del que le ponga el editor. Ya no se puede hablar de descuentos, sino de precios de libros.
En cierto modo, el nuevo sistema ha producido una especie de guerra de precios, ya que el hecho de que el precio sea variable significa que cada establecimiento puede cobrar por un libro lo que quiera. Además las editoriales siempre han exigido a los libreros un volumen mínimo de compra, del que sólo es posible devolver el 12%, por lo que muchas pequeñas y medianas librerías han preferido no vender libros de texto para no arriesgarse.


Cheques-libro y todos contentos

El modelo de cheque-libro o bono-libro consiste en la entrega de un vale para la adquisición de los libros de texto que las familias pueden canjear en el establecimiento que elijan. De esta forma, los libros pasan a ser propiedad del alumno y no de la Administración, como en el caso del sistema de préstamo. Este sistema de gratuidad se aplica sin ninguna restricción en Cantabria y por primera vez este curso en la Comunidad Valenciana y Murcia. En el caso de Asturias y Castilla y León, se utiliza este modelo pero restringido a familias con niveles de renta inferiores a 60.000 euros. En Extremadura existe un sistema de ayuda que ofrece hasta 120 euros por alumno y en La Rioja existía hasta este año el sistema de préstamo, pero ha cambiado este curso a bono-libro.
A la vista de los resultados del estudio elaborado el año pasado por el Gremio de Libreros de Madrid, comunidad autónoma en el que el cheque-libro ya lleva dos años funcionando, más del 50% de las librerías consultadas indicaban que habían subido sus ventas de libros de texto gracias a su implantación. Además, cerca de un 40% había mantenido sus ventas a un nivel equivalente al del año anterior.
Según la presidenta de la Confederación Española de Libreros (Cegal), Michèle Chevallier, “el cheque libro o cualquier sistema de ayudas directas a la compra de libros de texto a las familias permite atenuar de forma considerable la competencia de los hipermercados con las librerías”. “Con el cheque libro, las familias ya no tienen la necesidad imperativa de buscar los precios más bajos y, por comodidad, por calidad de servicio y ahorro de tiempo, vuelven a acudir a las librerías cercanas”, explica Chevallier.


Bibliotecas familiares

El modelo de préstamo de libros de texto puesto en marcha por varias comunidades autónomas hace que sea más complicado que un hogar pueda constituir su propia biblioteca familiar, ya que los libros pertenecen en todo momento a la Administración y deben ser devueltos por los alumnos al centro educativo cuando llega el final de curso.
Según la Federación de Gremios de Editores de Editores de España (FGEE), la dificultad para la creación de bibliotecas familiares puede repercutir a la larga en los índices de lectura. Los editores aseguran que “reiterados estudios del MEC han puesto de manifiesto que los alumnos que disponen de biblioteca familiar en su casa obtienen muchos mejores resultados académicos que los que no disponen de ella”.


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