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Inclusión educativa: Hacia una escuela más tolerante

Integrar a los niños con necesidades educativas especiales en la clase ordinaria junto al resto de compañeros es el objetivo del informe Evaluación e inclusión educativa, realizado por la Agencia Europea para el Desarrollo de la Educación Especial. El informe pretende concienciar a la comunidad educativa de que estas prácticas sirven para fomentar el respeto y la tolerancia entre los alumnos.
Martes, 13 de noviembre de 2007
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Autor: Adrián ARCOS

Educación de calidad, con igualdad de oportunidades para todos los alumnos y sin discriminación de ningún tipo. Se trata de la inclusión educativa, un concepto más amplio incluso que la integración social llevada a cabo en muchos centros.

Conlleva imaginarnos cómo sería una escuela abierta a la diversidad, que acoge a todos los niños que concurren a ella, en especial a aquellos con necesidades educativas especiales, facilitando su participación y el aprendizaje en la clase ordinaria junto al resto de alumnos.

El análisis de este tipo de metodología es el objetivo principal del informe Evaluación e inclusión educativa, realizado por la Agencia Europea para el Desarrollo de la Educación Especial. El informe pretende servir de instrumento a  toda la comunidad educativa para lograr que cada vez más centros vayan aplicando políticas de inclusión.

Pero conseguir que los niños con necesidades educativas especiales sigan la mayor parte del currículo en la clase ordinaria al lado de los demás compañeros no es una tarea fácil ni una pretensión que se pueda llevar a cabo a corto plazo. Implica concienciar a toda la comunidad educativa de que la diversidad que lógicamente aporta este hecho no tiene que ser percibida como un problema que debe resolverse, sino como una riqueza que va a servir para apoyar el aprendizaje de todos los alumnos y para formarlos en la tolerancia y el respeto.

Manuel Caro, director del Colegio “Santa Teresa” de Estepa (Sevilla), uno de los centros andaluces pioneros en poner en marcha este tipo de iniciativas de inclusión educativa, asegura que “integrar a estos niños en el aula ordinaria implica que tanto el resto de compañeros como los profesores se sensibilicen y se produzca un mejor clima de convivencia en clase”.
“Lo bonito de este tipo de experiencias es que los alumnos, una vez que salen del colegio, ven a su compañero como uno más, no como alguien diferente”.

El Colegio “Gonzalo de Córdoba” de Valladolid también destaca por sus programas de atención al alumnado con algún tipo de minusvalía. La profesora de PT y Compensatoria, Pilar Martínez, explica que este centro trabaja para que los propios compañeros de clase ejerzan de tutores de los niños con discapacidad con el fin de que los ayuden y los acepten sin problema.

Otro centro que destaca por su proyecto educativo de inclusión es el “Trabenco”, en Leganés (Madrid). Según Leonor Velasco, profesora de PT, “en el Trabenco se inculca a los alumnos la idea de que todos somos diferentes, todos tenemos nuestras propias particularidades, no sólo los niños con necesidades educativas especiales”. “Los niños son más felices, porque todos sus compañeros los respetan, por lo que no sólo se beneficia a los discapacitados, sino que se humaniza al resto y se enriquece al grupo en todos los niveles”, añade la profesora.

Normalmente estos centros apuestan por un apoyo dentro de las aulas, realizando grupos flexibles y pequeños que puedan contar con la ayuda de un logopeda o del profesor de PT. Sólo los niños con necesidades educativas especiales más acusadas –autistas o hiperactivos– salen del aula durante unas horas para programas muy específicos en los que se necesite una mayor atención, pero el resto del currículo lo realizan con sus compañeros.

Legislación en España

El informe de la Agencia Europea pretende hacer ver que la responsabilidad en el progreso del alumno no es sólo un asunto de profesores, sino de toda la escuela y de los legisladores. El documento destaca que en España todos los colegios poseen un plan de atención a la diversidad, aunque resalta que nuestro país se encuentra aún en un proceso de revisión y cambio de legislación para adaptarla a una Educación inclusiva.

La Comunidad de Madrid desarrolla en cada centro el Plan de Atención a la Diversidad y se organiza al profesorado de apoyo al alumnado con necesidades educativas especiales. En Andalucía, la Consejería suscribe convenios con entidades y fundaciones que atienden a niños con alguna discapacidad y tiene también puestas en marcha las Aulas Hospitalarias, atención educativa domiciliaria y Unidades de Salud Mental Infantil.

En la Comunidad Valenciana, los alumnos con problemas motrices o discapacitados físicos reciben una atención individualizada que se inicia en los Gabinetes Psicopedagógicos. Estos alumnos se envían a centros de referencia que cuentan con el personal de apoyo necesario para su atención.
Castilla y León, por su parte, tiene una normativa propia de apoyo a alumnos con necesidades educativas específicas y desarrolla una comisión interconsejerías para la igualdad de oportunidades de las personas discapacitadas.

La Consejería de Educación de Castilla-La Mancha también colabora con la de Sanidad y la de Bienestar Social en la elaboración de ayudas y programas para niños con necesidades educativas especiales.

Experiencias que sirven de ejemplo

Hacer que un niño con necesidades educativas especiales alcance su completa integración con el resto de alumnos en un aula es un reto para los profesores, que idean multitud de actividades que tienen como objetivo lograr su aceptación y su respeto.
Manuel Caro, director del Colegio “Santa Teresa” de Estepa (Sevilla), comenta que en alguna ocasión se ha escolarizado a un niño que tenía problemas de audición y sólo se comunicaba mediante el lenguaje de signos. “Preparamos entonces una serie de cursos de lenguaje de signos en el centro a los que asistían todos sus compañeros de clase, que finalmente pudieron llegar a comunicarse con él sin ningún problema”, explica el director. Este colegio también desarrolla actividades extraescolares o viajes en los que puedan participar todos los alumnos.
La profesora del colegio Gonzalo de Córdoba de Valladolid, Pilar Martínez, también cuenta las experiencias puestas en marcha en este centro, en las que se intenta que los recreos contribuyan a la buena acogida de estos niños. “En el caso de los inmigrantes, preparamos la clase antes de que lleguen y se les da la bienvenida, traemos a clase algo típico de su lugar de origen o colgamos un mural enorme en el que cada niño señala el lugar del que procede”, explica la profesora.
La acogida no sólo se trabaja y se valora a nivel infantil. Según Pilar Martínez, “para que los profesores podamos realizar bien nuestro trabajo  es fundamental que nos encontremos cómodos en el centro, que nos llevemos todos bien, por lo que también colaboramos con la acogida del profesorado y celebramos todos los cumpleaños de los compañeros”.
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