La novela francesa que ha reabierto el debate sobre el alumno "zoquete"

El escritor Daniel Pennac rememora en Mal de escuela sus años de mal estudiante. En Francia ha reabierto el debate sobre la escuela pero, en este caso, desde la perspectiva del alumno fracasado.
Martes, 30 de septiembre de 2008
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Autor: Diego FRANCESCH

La Biblioteca Nacional acogió la semana pasada la presentación de la edición en castellano de Mal de escuela, la última novela de Daniel Pennac. José Antonio Marina fue el encargado de presentarlo y de moderar el diálogo con los casi dos centenares de profesores y alumnos atentos a las palabras del profesor Pennac. Mal de escuela es más que una novela. Es la historia del propio escritor y de su pasado de cancre (traducido como “zoquete” en la edición de Mondadori); una “bellísima historia de la escuela que deberían leer padres, profesores y alumnos”, dijo Marina.

Efectivamente, el hoy escritor de éxito –ha recibido el Premio Renaudot en Francia por esta novela y, lo que es más importante, ha reabierto el debate sobre la escuela– fue él mismo un auténtico zoquete durante sus años escolares. “Yo fui un mal alumno y uno no se recupera por completo de ello”, asegura en el libro. Por eso Mal de escuela también es una reivindicación de los malos alumnos y una llamada de atención a los profesores –y al sistema en su conjunto– por considerarlos casos perdidos. No en vano la Educación es “el lugar donde más chivos expiatorios hay”, dice Pennac. Siempre se echa la culpa a los otros, a todos los niveles.

Gracias a un puñado de buenos profesores, el protagonista de Mal de escuela –el propio escritor– consigue llegar a aprender todo lo necesario para llegar a ser profesor de Literatura primero y escritor y ensayista de renombre, después.

Como profesor con 25 años de experiencia docente, Pennac también se dirige a los otros docentes en su nueva novela. “Siempre he alentado a mis amigos a ser profesores”, dice. Y expresa su gratitud hacia esos pocos maestros que le sacaron de su situación de alumno fracasado. El libro, en suma, se centra sobre lo que no cambia nunca en el sistema educativo, “una permanencia de la que nunca oigo hablar”, señala el escritor, y que no es otra que la relación de los profesores con sus alumnos, especialmente con los malos alumnos, el verdadero reto de los docentes. Pero Mal de escuela también habla de las consecuencias en los padres, aterrados por la situación de sus hijos y sobre su futuro. Y el miedo de los propios alumnos, su aislamiento.

Pennac también alude a algunos mitos de la enseñanza y no duda en advertir a los profesores “que no se hagan la menor ilusión: enseñar es un acto violento por esencia”, porque siempre es el encuentro entre un saber ya constituido y la ignorancia sobre ese saber, que no se vive como tal. “Los niños no perciben la realidad de lo que les enseñamos” por culpa del formalismo docente. Para Daniel Penacc, “los niños son la materia de lo que enseñamos” y, los profesores, “personas normales, unos con más dotes que otros”. Por eso no es partidario de “vilipendiar a los malos y ensalzar a los buenos”.  Los docentes son como los controladores aéreos, tienen que intentar que los niños consigan volar, a pesar de que “el alumno de hoy ha sido absorbido por el consumo”, añade.

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