Ser un buen maestro también tiene premio

La Unesco honra la contribución a la enseñanza de los mejores educadores de todo el planeta.
Miércoles, 10 de diciembre de 2008
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Autor: Lola GARCÍA-AJOFRIN

 La profesora Sylvia Irene Schemelkes se prepara frente a la sala principal del Centro Internacional de Conferencias de Ginebra para recibir la medalla Comenius que concede la Unesco en reconocimiento a su contribución a la investigación educativa. Sobre el traje de chaqueta se  ha colocado un colorido hupil –como se conoce a los típicos trajes indígenas mexicanos–  para representar con orgullo a su país a la hora de recibir la condecoración.

Este galardón premia el esfuerzo a una carrera que engloba 200 trabajos sobre Educación; el esfuerzo como investigadora sobre la Educación intercultural y bilingüe en México entre 2001 y 2007 y su dedicación al frente del Instituto de Investigaciones en Educación en la Universidad Iberoamericana de ciudad de México.

Junto a ella, otros nueve maestros e investigadores recibieron la medalla Comenius en un emotivo acto en el que se habló de compromiso, equidad y la necesidad de flexibilizar la enseñanza. Los laureados fueron la kuwaití Samira Alsaad, el senador y ex ministro argentino Daniel Fernando Filmus, el profesor Phillip Hughes, de Australia; la profesora egipcia Laila Ahmed El-Sayed; Onerva Mäki, de Finlandia; el senegalés Mamadou Ndoye; el profesor Tirussew Teferra de Etiopía y Bishwo Shahitto Kendro de Bangladesh.
Diez vidas entregadas a la enseñanza y que hacen posible creer en que la labor educativa también tiene su premio, aunque para los galardonados el mejor reconocimiento es otro muy distinto. “La valoración social del buen maestro es mucho más importante que cualquier otro tipo de incentivo”, reconocía Sylvia Schemelkes a MAGISTERIO minutos antes de recoger la medalla.

Para ella el secreto para ser un buen profesor reside en la capacidad de reconocer que los niños son diferentes, en creer en cada niño y conseguir que cada uno crea que puede ser mejor que todos, aunque de manera distinta y sobre todo en saber reconocer que “los niños son los únicos autores de su propio aprendizaje”.

10 oros al compromiso del docente
Hace 400 años vivió un filósofo y pedagogo checo al que mucho le debe la Educación actual. Jan Amos Comenius, –conocido como el “Padre de la Pedagogía” por establecer los principios de ésta– tenía el convencimiento de que la Educación era imprescindible para el desarrollo humano. El compromiso por la enseñanza de este pensador, considerado por algunos autores como el inventor del libro de texto, sirve como incentivo para otros muchos comprometidos con la Educación a los que tan pocas veces se les reconoce su trabajo.
La medalla Comenius premia desde 1992 los logros destacados en el campo de la investigación y de la innovación educativas de diez educadores de cada uno de los cinco rincones del planeta –África, los Estados árabes, Asia, Europa, y América Latina y el Caribe–. Lo hace cada tres años en la Conferencia Internacional de Educación que organiza la Unesco y es entregada en conjunto con el Ministerio de Educación Nacional, Juventud y Deportes de la República Checa, junto al que fue creada.
Los laureados son seleccionados por la Oficina Internacional de Educación (OIE), miembros de la Unesco y un representante del Ministerio de Educación de la República Checa.
Su objetivo es promover y fomentar nuevas iniciativas en el campo de la enseñanza y contribuir de manera significativa al desarrollo y la renovación de la Educación. Una de las pocas medallas que premian una labor tan importante: la del maestro.
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