fbpx

“El Gobierno debe imponer criterios comunes en todo el país, sin frivolidad”

Márquez no se muestra contrario a las competencias transferidas, pero siempre que exista una previa coordinación por parte del Gobierno central.
Adrián ArcosMartes, 17 de marzo de 2009
0

Mejorar la calidad en la Educación. Es el objetivo del Informe sobre sistema educativo y capital humano, presentado recientemente por el Consejo Económico y Social (CES). Fabián Márquez, presidente de la Comisión de Educación, Relaciones Laborales, Empleo y Seguridad Social del CES, nos desgrana las conclusiones más importantes de un basto informe, que se pretende utilizar como revulsivo para mejorar nuestro sistema educativo.

En el informe, dan mucha importancia a la inversión para conseguir más calidad educativa. ¿No cree que hay que tener en cuenta más aspectos?
Estamos a algo más de un punto por debajo de la inversión de la OCDE y de la UE. Un punto es mucho. Y todo eso a pesar de que en los últimos años la sociedad española ha avanzado mucho en materia económica. Ahora toca hacer un esfuerzo en calidad.
En países como Finlandia, aunque dedican más inversión a la Educación que España, consiguen la calidad también por otros caminos. Por ejemplo, el profesorado está muy bien considerado socialmente. Aunque hay unos procesos de selección muy rigurosos.
Sin el profesorado no vamos a ningún sitio, de igual forma que ninguna empresa consigue nada si no tiene buenos mandos intermedios. Hay que conseguir una evaluación del profesorado muy bien hecha, de manera que se sientan vigilados por la sociedad, y eso les estimule, y obtengan un premio a su propia labor. Sin una buena selección y evaluación del profesorado es imposible conseguir su adecuada consideración social. Igual de vital es la orientación profesional. Y todavía en nuestro país estamos lejos de lo que sería necesario.
Para el lugar que ocupa España en el mundo, no tenemos un sistema educativo comparable.
En la lista de las 100 mejores universidades del mundo, no aparece ninguna española. Dicen algunos que ni siquiera en las 250 primeras. Y esto ocurre en una sociedad que, sin embargo, tiene algunas escuelas de negocios que son prestigiosas en el mundo, de iniciativa privada o pseudopública, a veces incluso son fundaciones, pero están funcionando muy bien. Han utilizado modelos que existen en otras partes del mundo, sobre todo en Estados Unidos, y los han reintroducido en España.
¿Qué fallo considera más importante en nuestro sistema educativo?
Tenemos un sistema educativo muy ancho en la base, ya que se ha conseguido extender la Educación a toda la población española por encima de tres años, y también muy ancha en la cúspide, en la formación universitaria, pero sin embargo con una “cinturita de avispa”, y eso no tiene sentido. Ahí es donde fallamos, en la enseñanzas medias, en la FP. ¿En qué se traduce este fallo? Pues en unas tasas de abandono escolar elevadísimas, el doble de la media europea, y que ha ido a más en los ultimos años. Entre 2000 y 2008 este dato no sólo no lo hemos reducido, sino que estamos ampliándolo. Yo creo que el tema educativo en nuestro país es una cuestión estratégica y no debería estar dentro de la lucha partidaria.
Claro. Los datos en los años 90 no son tan malos como los actuales.
Es producto quizá de una suma de circunstancias. Pero a mí me impresionó un ejemplo que puso un representante de un sindicato en el grupo primero del CES, que contó lo que ocurría en su propio pueblo. Este tipo de anécdotas para mí son vitales porque suponen incorporar al debate teórico la visión práctica. Ese dirigente sindical dijo: “en mi pueblo, el rival de una buena Educación es la moto”. Según nos contaba, había empleo, se habían instalado en los últimos años determinadas fábricas, y los jóvenes a partir de los 18 años podían perfectamente encontrar un empleo, más los chicos que las chicas. Preferían comprarse la moto, aunque se les advirtiese que si no completaban una adecuada Educación, lo normal es que se quedaran estancados en su carrera profesional, ganaran un salario determinado, pero no pudieran progresar. A pesar de todo contra la moto no había nada que hacer. Durante los últimos 13 años nuestra economía ha crecido mucho. Probablemente este crecimiento es lo que explica que se haya producido un mayor incremento de las tasas de abandono escolar y de frustración escolar.
Demasiada oferta de empleo sin cualificación…
Hasta ahora el país nunca ha acertado en el tratamiento de la FP. Probablemente deberíamos haber hecho un gran esfuerzo de inversión. Lo que ocurre es que la FP es cara, mucho más que cualquier enseñanza media, ya que es inevitable aportar una dosis muy importante de formación práctica a la formación teórica. Pensemos en las últimas tecnologías que tendrán que incorporar las escuelas de FP, ya que las máquinas no pueden estar obsoletas para que los alumnos no aprendan en el vacío. Esa gran inversión es la que no hemos sido capaces de facilitar, con lo cual se ha producido un desajuste entre la oferta y la demanda. La sociedad industrial demanda oficios y cualificaciones que, sin embargo, la estructura educativa no da.
Además, la estructuración de la FP fue lo único que se salvó de la Logse.
En 20 años ha habido cinco reformas, pero no ha habido tiempo de implementar ninguna. Por eso en el CES siempre decimos: ¡aplíquese la última reforma! No es que pensemos que es para tirar cohetes, pero ¡aplíquese!, a ver si de una vez acertamos. La realidad es que hasta ahora no ha dado tiempo ni opción a que se pueda evaluar una reforma, porque antes de que entremos en el período de evaluación la ha sustituido la siguiente. Es conveniente que entremos en un periodo de gran serenidad.
¿Explica también la Log-se los datos que tenemos en la actualidad?
No calificamos nosotros en el informe a ninguna reforma de “malísima” con respecto a otra, igual que no entramos en el debate sobre la famosa asignatura de EpC. El objetivo del CES, formado por 60 consejeros, es que los informes de propia iniciativa sean, si es posible, aprobados por unanimidad. Eso es lo que ha ocurrido en este caso. Ha habido un voto en contra, que no sabemos de quién es o si se trata de un error, como ocurre en el Parlamento con las votaciones electrónicas. Quiero decir que no ha habido ninguna enmienda al informe, lo que demuestra que hay una votación unánime. En búsqueda de esa unanimidad hemos evitado descalificaciones. Pero sin duda sí que decimos que es preciso plantearse una Educación muy exigente, basada en el esfuerzo y en el respeto al profesorado. Es una pieza básica en la impartición de una Educación de calidad, como lo es en los países que en esta materia son punteros.
¿Hay que reforzar la autoridad del profesorado?
Una Educación de calidad tiene que buscar la excelencia. Y ésta no se puede alcanzar sin autoesfuerzo ni autoexigencia. El hecho de que sea imprescindible para muchos licenciados obtener un máster para poder encontrar una inmediata inserción en el mercado de trabajo, denota que algo está fallando.
¿Le daría un tirón de orejas al actual Gobierno?
Hay un tirón de orejas inmediato, que además es casi doctrina CES, y que hemos repetido cuando hemos elaborado muchos otros informes. Se trata de la necesidad de coordinar la actuación de las administraciones. Esto requiere una actuación decidida por parte del Gobierno. La política educativa puede estar transferida en su ejecución a las comunidades, como lo están otras políticas, pero eso no significa que no tengamos objetivos comunes como país. Un ejemplo es la defensa de las identidades idiomáticas. Son perfectamente compatibles la defensa del idioma común y de los vernáculos. Pero eso requiere una política decidida por parte del Gobierno, que imponga unos criterios racionales en todo el país, sin las frivolidades que se dan actualmente, para que no se produzcan distorsiones.
¿Cree que es por falta de liderazgo del Ministerio o porque las comunidades tienen demasiadas competencias?
Al CES las competencias ejecutivas, debidamente distribuidas, nos parecen bien, siempre y cuando exista una previa coordinación. Sin esa coordinación, las competencias ejecutivas dispersas, autonomizadas y convertidas en compartimentos estancos son un desastre. Que la administración más próxima lo ejecute casi todo nos parece bien, si se hace con un criterio común, con una visión objetiva de país, lo que pasa es que frecuentemente no es así. Se quiere convertir esa competencia transferida en frontera, en algo capaz de separar y de disgregar. Eso no tiene sentido, hemos estado siempre en contra y seguiremos en contra. En materia educativa nos parece esencial producir una política que armonice las competencias, no que las disgregue.

LAS FRASES

  • Alta cota de calidad

“El Gobierno tiene que conseguir una alta cota de calidad, si realmente quiere cambiar el modelo productivo. Si no, vamos a tener que seguir en el modelo basado en el ladrillo y en personal de baja cualificación. Seguiremos diciendo que el 70% de los parados tiene baja cualificación, lo cual es impropio de un país como el nuestro, con 45 millones de habitantes y que ha conseguido unas cotas de renta global y per cápita muy importantes”.

  • Coordinación

“Es competencia del Gobierno evitar que algunas comunidades se queden atrás, tratar de que no se produzca una gran distancia entre las que se sitúan a la cabeza y las que están en los tramos de cola”.

  • Los PCPI

“Van por buen camino, sobre todo por la conexión entre Universidad y empresas. Lo que imputamos es que aún no existe una gran sensibilidad social al respecto. El hecho de que sólo algo más del 2% de empresas tengan interés en esa vinculación empresa-universidad en materia investigadora supone una gran distancia de la ratios normal en otros países en que esos nexos son más intensos. Hay que incentivar esa clase de nexos. Y el Gobierno está en el tema, pero queda mucho por recorrer”.

  • Empresa-Universidad

“Habría que intentar darle un papel más relevante a los consejos sociales de la universidad, que no se vean como simples floreros, sino como centros participativos. La idea consistiría en incrementar la vinculación universidad-empresa a través de esos centros, de forma que la universidad no sea un elemento marginado, un gueto que funciona al margen de la sociedad, sino que se integre en ella”.

0