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“Ojalá pudiese vender portátiles con enciclopedias dentro”

Alberto Ruano, madrileño con valores y sensible a los temas educativos, dirige Toshiba en España y no lo debe hacer mal ya que ha hecho de esta plaza la más rentable de la multinacional japonesa.
José Mª de MoyaMartes, 24 de marzo de 2009
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Los de Toshiba han tomado el sector educativo. Apostaron hace años y actualmente ocho de cada diez portátiles que uno se encuentra en un colegio o una universidad española lo han fabricado ellos. Hace unos días reforzaron su posición firmando un acuerdo millonario con Acade –la patronal de la Privada– para que cada afortunado alumno tenga su portátil. Dice Alberto Ruano, el director general en España de la multinacional japonesa, que “no es un acuerdo para vender portátiles”. Me creo las explicaciones, pero también sospecho que algún ordenador que otro van a vender.

¿Por qué Toshiba apuesta por la Educación?
Hace cinco años o así, unas de mi hijas –los hijos siempre están orgullosos de lo que hacen sus padres– me dijo: “Papá, yo hablo con mis amigos y no conocen Toshiba. Y, claro, conocen un montón de marcas importantes…”. Entendimos que teníamos que hacer llegar Toshiba a la gente joven. Que el día de mañana nuestros equipos formen parte de la toma de decisiones.

¿En qué se diferencian un colegio y una empresa, como clientes?
En las empresas sólo puedes ofrecer precio y características técnicas… En Educación son proyectos bonitos. Éramos conscientes de que desarrollamos la marca en un ambiente social diferente y además veíamos que se trata de un mercado potencial de mayor recorrido porque teníamos millones de estudiantes y de profesores.

¿Qué valor añadido le ofrecéis a un colegio?
Somos la empresa más desarrollada en cuanto a movilidad. Hemos sacado equipos que si se estropean en el primer año, regalamos otro y reparamos el primero gratuitamente. Tenemos un ratio de averías del 0,4%, nuestros equipos llevan seguro de pantalla gratuito, etc.

Porque un chaval trastea mucho, claro.
El problema más habitual cuando trabajamos con un portátil consiste en dejar un bolígrafo encima, de modo que cuando cerramos el ordenador, el boli rompe la pantalla. Es la avería más corriente y eso lo reparamos.

Toshiba también ofrece formación…
El salto importante es la formación: enseñarles para qué sirve y dotarlo de contenidos. Un ordenador que está vacío de contenidos me parece un fracaso y aquí las grandes editoriales tienen mucho que decir para dotar de contenido a esos portátiles. No digo que los libros tengan que desaparecer sino que el contenido de los libros tienen que estar en la informática: ahí está el futuro. El mundo editorial tiene una cierta reticencia. Ven que su negocio se está acabando y por ello quieren frenar este avance. Yo he estado reunido con el Grupo Planeta y su consejero delegado decía que era consciente de lo que iba a pasar y que por eso lo iba a frenar. De hecho, está vendiendo enciclopedias con portátiles Toshiba.

Pero supongo que si estáis aquí es porque se trata de un buen negocio…
No hemos visto en la Educación un chollo porque cuesta mucho trabajo, pero también da mucho prestigio: ojalá el día de mañana la gente que haya estudiado con Toshiba tome muchas decisiones con nuestros equipos. El precio pagado al principio por la máquina no es lo más relevante, lo más significativo es el coste total de propiedad: garantías, apoyos… Yo creo que este concepto se debería tener más en cuenta en el sector de la Educación. No es tan relevante cuánto cuesta la máquina, como cuánto me va a costar mantenerla en condiciones para que siga funcionando.

¿No te parece que desde la Administración se han hecho las cosas al revés? Primero se han llenado los centros de equipos –con la obsesión de bajar la ratio alumnos/ordenador– y luego han ofrecido formación…
Se va aprendiendo de las experiencias. Hemos ido viendo que la gente que tiene un portátil y lo usa bien comprará más portátiles que si lo tiene en un cajón. Nosotros nos hemos preocupado de que la gente los use. Llegar a una empresa también supone atenderla bien, estar pendiente, formarlos… Un buen ejemplo es el caso de Castilla-La Mancha. Hemos distribuido entre el profesorado 30.000 portátiles con la formación correspondiente. Teníamos la duda, tanto la Consejería como nosotros, porque hay gente que los rechaza. Estamos hablando de pueblos de diez habitantes, donde los profesores igual tienen 70 años y que cuando les das ese portátil… Al final el rechazo ha sido nulo. Nos hemos preocupado de llegar a ese pueblo y explicar que la Consejería ha dispuesto que usted tenga red inalámbrica en su casa y en el instituto y de ofrecerle esta herramienta con la que van a aumentar sus posibilidades. Tú no les estás diciendo que dejen la tiza, les estás enseñando a manejar una nueva herramienta: hay que tener mano derecha y esto Toshiba lo está haciendo muy bien. Para vender hay que tener vocación, pero para trabajar en Educación tienes que tener una vocación todavía más especial.

¿Cómo no caer en absolutizar la tecnología?
En Educación, sin contenidos no se va a ninguna parte. La tecnología tiene que aportar algo porque si no, sólo tenemos un montón de cosas sin función. Ojalá pudiese vender portátiles con enciclopedias dentro, pero entonces subiría el precio 200 euros y ya no serían competitivos.

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