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¿Servicio público o servicio al público?

José Mª de MoyaMartes, 17 de marzo de 2009
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La semana pasada estuvo en Madrid Ernest Maragall, conseller d’Ensenyament de Catalunya, promocionando su Ley de Educación Catalana (LEC). Y pasó lo que otras veces: la música suena bien pero hay notas disonantes que hacen levantar sospechas al auditorio. Maragall habla de un cambio de paradigma que me gusta: abandonar los presupuestos pedagógicos en los que se fundamentaron LODE y Logse, autonomía de los centros, evaluaciones externas, rendición de cuentas, no confundir servicio público con función pública, respetar la coexistencia de la doble red educativa en igualdad de condiciones, etc. Modelo anglosajón en vena. Se atrevió a decir –a cinco metros Alvaro Marchesi– que los malos resultados de nuestra Educación, los mida quien los mida, no responden únicamente a que las reformas socialistas no fueron suficientemente apoyadas desde la Administración. No, también a que se basaron en una pedagogía que se ha demostrado equivocada.

Hasta aquí todo suena estupendamente, pero hay cosas que no cuadran y que levantan sospechas. En primer lugar, pocas reformas han contado con un rechazo tan contundente por parte de la comunidad educativa. Rectifico: la contundencia sí la recordamos en otros casos, lo que no es normal es que el rechazo sea tan plural. Desde la izquierda hasta la derecha, padres y profesores, sindicatos y patronales… La LEC no gusta a casi nadie y eso es raro. Además hay cosas que se entienden mal. Maragall habla de apostar por excelencia sin complejos, pero cuando le preguntan por la sentencia del Supremo que impide pasar de curso con cuatro, dice que no está de acuerdo y que hay que ser flexible. Raro, raro.

Pienso que el truco está en el concepto de servicio público. Maragall ha mamado de las cálidas ubres de la mejor burguesía catalana pero, amigo, es socialista se ponga como se ponga. Piensa que la Educación es un servicio público que, por tanto, debe prestar el Estado directa (la Pública) o indirectamente (la Concertada). Por eso, la autonomía de los centros es ‘leal’ colaboración entre los directores y la Consellería (sic); por eso, las evaluaciones del profesorado que propone la LEC las hace el director (sic), etc. ¿Servicio público o servicio al público? He ahí la cuestión y la madre de todos los debates.

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