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La LEC que sí necesita la Pública y no la Concertada

José Mª de MoyaMartes, 21 de abril de 2009
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Algo –sólo algo– logré aclararme sobre las verdaderas intenciones de Ernest Maragall con su controvertida Ley de Educación de Cataluña (LEC). Releyendo algunas cosas que hemos publicado en estas mismas páginas sobre la LEC, la conclusión es que no hay ninguna conclusión o, al menos, no está nada claro. Y, por otra parte, es lógico. Una Ley que suscita críticas desde la izquierda y desde la derecha, de padres y de profesores, ha de ser forzosamente difícil de catalogar.

La LEC ha recibido críticas desde casi todos los ángulos porque se atreve a proponer medidas liberalizadoras para la enseñanza pública e intervencionistas para la concertada. Con un par de narices. Por supuesto, el conseller dirá –hace bien– que no se trata de liberalizar la Pública sino de modernizarla; y que no se trata de intervenir la Concertada sino de responsabilizarla. Hecha la precisión, está claro que estamos hablando de lo mismo. Más aún, de lo que se trata es de que los centros públicos asimilen las buenas prácticas de la enseñanza privada y que los concertados se sometan a las mismas reglas del juego de la Pública.

La Pública tendrá más autonomía de gestión, podrá contratar profesorado según el perfil que necesite, podrá diferenciar su oferta educativa… Será, en definitiva, más diversa y flexible. Cosas todas ellas absolutamente necesarias en un mundo cada vez más abierto y que, desde estas páginas, llevamos años defendiendo con pasión. La clave está en saber diferenciar entre función pública y función docente; y apostar por la segunda, claro. Me atrevo a decir que –de llevarse a cabo– ésta sería la esperada revolución que necesita la Educación Pública en este país y que lentamente desde Cataluña se extenderá al resto de España. La historia se repite y una vez más tiene que ser un gobierno socialista el que acometa giros copernicanos que a la derecha no se le permitirían. La LEC es la ley que necesita la Pública si quiere seguir siendo competitiva.

Cosa distinta es lo que ocurre con la Concertada. No estaría mal que se apelara a la responsabilidad si ha habido excesos. Pero no es así e innecesariamente se la quiere meter en cintura. Sr. conseller, ¿a quién beneficia? ¿Se trata de que la Pública aprenda las buenas prácticas de la Concertada y la Concertada las malas de la Pública?

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