“Me la jugué en la implicación de los chicos en la parte emocional”

Identidad y literatura, ha sido el proyecto ganador del Premio Especial Giner de los Ríos, que recae en el profesor Lorenzo Jiménez Rodríguez.
Alicia AdroverMartes, 21 de abril de 2009
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Ha sido duro, según reconoce Lorenzo Jiménez, pero este profesor del IES “Cañada de las Eras” de Molina de Segura (Murcia) ha sido testigo de la participación de sus alumnos en torno a un proyecto de animación a la lectoescritura. Tanto la iniciativa, titulada Identidad y literatura, como el tesón merecieron la pena, pues los chavales acabaron implicándose consiguiendo el premio especial Giner de los Ríos, dotado con 24.000 euros, en su XXIV edición.

P. ¿Cómo se desarrolló el proyecto?

R. El trabajo se llevó a cabo mediante tres etapas, una en cada trimestre. En el primero de ellos se trabajó la escritura autobiográfica y los alumnos tenían que profundizar en el yo como una forma de trabajar el autoconocimiento. Quería que ellos mismos supiesen componer un texto personal y, como el mundo interior se basa en textos líricos, los chicos leyeron obras de autores como Antonio Machado, Gil de Biedma o Rubén Darío. En esta fase trabajaron el texto prospectivo, después el retrospectivo y, por último, la condensación temporal, que es lo que más ha calado en los alumnos, ya que han condensado a lo largo de su vida los momentos guardados en la memoria. Algo así como elegir una imagen de una película: cómo ven una sonrisa, la reacción ante la muerte de un padre, etc.

En el segundo trimestre estudiaron al otro a través de la narrativa, ayudándose también de periódicos y noticias de actualidad. Y en el tercero el tema fue la interacción entre sujetos a través del teatro. Les he enseñado cómo se escribe una obra utilizando la palabra como única herramienta para resolver conflictos. Así aprenden a dialogar, a utilizar la lengua y la literatura como herramientas y profundizar en el desarrollo personal, en el ‘qué quiero’, y en la socialización.

P. ¿Cuál es el grado de implicación de los alumnos?

R. El grado es absolutamente completo, total. De lo contrario hubiese sido un fracaso. Embarcarse en la aventura de escribir y mostrar sus emociones es algo que conlleva una implicación total. Además, los chicos se han mostrado muy satisfechos con la actividad.

P. Entonces, ha sido fácil meterlos en el proyecto y llevarlo a cabo…

R. No, no ha sido tan fácil. Yo he guiado el proceso y en él hay que controlar todos los hilos. El profesor ha tenido que marcar unas pautas en las técnicas de los talleres literarios. He tenido muy claro lo que quería hacer desde el principio, yo les decía “vais a hacer esto, esto y esto”, y ellos se han aplicado muy bien. Sin embargo, la parte que yo no podía hacer era la más importante: la parte emocional. Ahí es donde me la jugaba.

La escuela es quien pone las herramientas, los procedimientos y materiales de las asignaturas, pero el verdadero trabajo corre a cargo de los alumnos. Por eso mismo creo que es una aventura interesante la de vivir en la docencia. El alumno debe ser el protagonista de su aprendizaje y la manera de conseguirlo es que sea activo y participativo. Se trata del encuentro entre la escuela y el individuo.

P. ¿Cómo están los hábitos de lectura entre los jóvenes?

R. Pues están muy bajos, les cuesta mucho leer. Incluso a veces salgo indignado del aula. Por eso hay que realizar este tipo de actividades, para motivarles. En términos generales, leen muy poco. Les cuesta adquirir el hábito o bien les cuesta estar varias horas sentados en un mismo sitio.

P. Los padres en casa, ¿se implican en dedicar tiempo a la lectura?

R. Por parte de los padres hay cierta relajación y abandono a la hora de sentarse a leer con sus hijos. A los profesores nos gustaría tener más apoyo y comprensión por parte de las familias de los alumnos. Aunque siempre hay excepciones y se ven alumnos brillantes.

P. ¿Hasta qué punto es necesario llevar a cabo proyectos de animación a la lectura para los jóvenes?

R. Yo creo que no hay que cesar. Tanto en centros como en ayuntamientos, hay que animar en este tipo de iniciativas. Yo digo que la cultura es una segunda naturaleza, pero adquirirla cuesta mucho.

P. Algunos profesores se quejan de que normalmente se dedica poco tiempo en clase a leer. Y que, según van haciéndose mayores, más. ¿Crees que es cierto?

R. Se dedica poco tiempo. Hay especialistas en lectura que coinciden en que cuando el niño llega a los 12 años –la primera adolescencia– se desconecta por completo en la lectura, que es cuando llega la etapa de socialización, las salidas en grupo, etc. En principio, a todos los niños les gusta que les lean los profesores, incluso en clase pueden aceptar la lectura en grupo, pero cuando el acto de leer hay que hacerlo en solitario es muy difícil que lean. Es ahí en donde precisamente hay que educar.

P. ¿Tienen los jóvenes dificultades de comprensión lectora o de análisis de texto?

R. Sí, sí las tienen. Y desgraciadamente sabemos que ocupamos las últimas posiciones a nivel europeo en cuanto a este tema.

P. ¿Por qué crees que existe este problema?

R. Creo que se debe a la falta de práctica entre los alumnos. Algunos no leen ni la programación de la tele. Después de verano, se nota mucho la falta de lectura, les cuesta, se equivocan, titubean… No leen nada de nada. Aunque, como ya he dicho, siempre hay excepciones.

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