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El R.I.P. a la didáctica de la Filosofía (Por el Pacto Escolar)

Viernes, 9 de octubre de 2009
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A  modo de carta abierta, tanto al ministro de Educación don Ángel Gabilondo como a la consejera de Educación doña Lucía Figar (de quienes, según creo, depende la mayor parte del alumnado español en Enseñanzas Medias), voy, en primer lugar, a resumir y aclarar brevemente cómo han quedado, tras los últimos cambios legislativos, medidas y aplicaciones académicas, las asignaturas de Filosofía, Ética y Educación a la Ciudadanía y Derechos Humanos; y cómo se hace cada vez más urgente un PACTO DE ESTADO donde finalmente ya no primen las posiciones políticas, sino sólo el bien de nuestro alumnado que no es sino el de todos los ciudadanos, pues en algunas asignaturas concretas existen gravísimas diferencias entre unas Comunidades Autonómicas y otras, lo que pone en entredicho todo el Sistema Pedagógico español. Pacto al que el Sr. Ministro se ha mostrado favorable.
Uno de los principales objetivos de las más recientes Leyes Orgánicas en materia educativa era reducir al máximo el fracaso escolar. Sin embargo, los últimos resultados de las pruebas de nivel, CDI, en 3º de E.S.O. y 5º de Primaria (publicados en la prensa nacional el 20.07.09) demuestran de modo fehaciente cómo las medidas educativas y los últimos cambios impuestos por las autoridades educativas no han favorecido en absoluto el cumplimiento de dicho objetivo. De ningún modo es admisible que haya casi tantos cambios de ley como cambios de gobierno; menos admisible todavía, que quieran ponerse falsos parches a un traje un tanto deshilvanado que no cumple bien su función (sin contar aquí las graves diferencias entre unas aplicaciones autonómicas y otras).
A qué autoridad educativa puede ocurrírsele que es una solución al fracaso escolar el dejar a libre elección del alumno/-a que, en lugar de realizar el Bachillerato en dos años, pueda cursarlo en tres; que pueda, dado el caso, matricularse en 2º de Bachillerato con sólo cuatro asignaturas. Todo esto homenajea muy poco el quehacer de nuestras autoridades académicas: parecen ignorar cómo funciona hoy un Centro Educativo, ignoran lo imposible que resulta elaborar un horario compacto para el alumnado (sin huecos), si éstos eligen asignaturas a la carta, ignoran en definitiva lo que es el absentismo escolar, que es lo que más fomentan medidas de este tipo.
La transparencia política ha gozado desde la Ilustración con una alta valoración en cuanto síntoma del buen quehacer político, una virtud política imprescindible en toda democracia que se tilde o pretenda acercarse a la auténtica democracia. Sin embargo, en la aplicación de los cambios educativos de los últimos Programas del Ministerio de Educación, y el calendario de dicha aplicación, así como la puesta en práctica en las Autonomías, no se ha transparentado con claridad ni el porqué ni el cómo ni el cuándo.
La docencia de Filosofía en las Enseñanzas Medias ha sufrido más que otras asignaturas la grave volubilidad con que cambia la legislación educativa española. A saber, en poco más de seis legislaturas cinco Leyes Orgánicas: LODE (1985), Logse (1990), Lopeg (1995), LOCE (2002), LOE (2006)… Para los madrileños/-as, y otras Comunidades Autónomas, la asignatura de Filosofía en Bachillerato ha pasado de las ocho horas semanales que se impartían hasta hace algo más de una década, a sólo seis (tres horas en 1º de Bachillerato y tres, en 2º de Bachillerato). Sin embargo, las optativas de 2º (incluida la Psicología de nuestro Departamento) goza de 4 horas/semana.
Además, hace diez años la Filosofía era ejercicio obligatorio en las Pruebas de Acceso a la Universidad (más conocida como Selectividad); pero ahora nuestros alumnos, al inscribirse a dichas pruebas, deben optar entre el ejercicio de Filosofía y el de Historia. Y, ya en la prueba, realizan sólo uno de los dos (mayoritariamente el de Historia).
Durante la discusión del anteproyecto de la LOE, antes de ser ésta aprobada por las Cortes, tanto la entonces ministra de Educación, Mª Jesús San Segundo, como el secretario de Estado, Alejandro Tiana, aseguraron reiteradamente ante las distintas asociaciones de Filosofía tanto a nivel nacional como autonómico (Fesofi, Conferencia de Decanos y profesores de Filosofía, etc.) que la didáctica de Filosofía no iba a verse perjudicada en absoluto con los cambios de la LOE; pero los máximos responsables del Ministerio nunca matizaron, ni quisieron, cómo afectarían de hecho dichos cambios al temario ni en el número concreto de horas semanales de las disciplinas asignadas al Departamento de Filosofía.
Iniciado el 2008, la Consejería de Educación de Madrid presentó un borrador de la distribución de horas lectivas en aplicación (obligada) de la LOE. En principio, Filosofía y Ciudadanía quedaría reducida a sólo dos horas/semana, y la Educación Ético-civica, a sólo una. La plataforma de Filosofía de Madrid y otras Asociaciones Filosóficas reivindicaron al menos una hora más en cada una de estas materias, pues de lo contrario se vería gravemente afectado el programa, el cumplimiento de los objetivos y la propia didáctica: se consiguió que Filosofía y Ciudadanía tenga en Madrid el número de horas que antes tenía Filosofía I, pero la Ética quedaba reducida a sólo una hora/semana sin remisión.
¿Dónde quedó la promesa de la entonces ministra y del entonces secretario de Estado?
Hace dos décadas, en el antiguo BUP y en cuanto asignatura alternativa a la Religión, se impartían seis horas de Ética distribuidas en Ética individual y Ética colectiva (un claro ante-cedente de las actuales Educación para la Ciudadanía y Educación Ético-cívica). Pero aquella disciplina acarreaba varias dificultades: en primer lugar, la calificación de Ética no contabilizaba para el título de BUP con la consiguiente desatención y desinterés de una parte del alumnado; en segundo lugar, podría ser discriminatoria en perjuicio de quienes optaban por Religión, según denunciaron algunos padres y madres dado que, al pasar a Bachillerato, los alumnos de Ética ya habían entrado en contacto con la terminología, hermenéutica, actitud crítica… específicas de Filosofía, y por ello estaban mucho mejor preparados para afrontar esta asignatura que quienes cursaban Religión; además, y en tercer lugar –en mi opinión la más importante–, se privaba a estos últimos alumnos de una Educación en valores éticos y ciudadanos, imprescindible en toda la juventud española con independencia de su creencia religiosa.
Con la Logse, la Ética dejó de ser alternativa y pasó a ser obligatoria en sólo un curso (cuarto de ESO), pero con apenas dos sesiones semanales. Lo que equivalía a un mayor número de alumnos, sí, pero con una drástica reducción de horas lectivas. Lo peor estaba aún por llegar: la LOE. Con la implantación de Educación para la Ciudadanía y Derechos Humanos (EpC) en 2º de ESO, y dar una mayor optatividad en el último ciclo de la ESO, la asignatura de Educación Ético-cívica (4º de ESO) ha quedado reducida a tan sólo una sesión semanal.
En conclusión, para evitar la discriminación (parcial) de un grupo de alumnos hoy se discrimina a todos; y en una discriminación aún más negativa que la de los años 80 y 90; pues, para evitar desigualdades, se han inventado dos alternativas a la asignatura de Religión (ahora, sí evaluables) y, las tan opcionales como problemáticas seis horas de Ética del antiguo BUP hoy han quedado reducidas a sólo una.
Quien conozca el mundo educativo actual y los adolescentes de la Play, la PSP, la Wii… sabrán lo difícil que resulta impartir adecuadamente conceptos abstractos, valores ético-ciudadanos, reflexión crítica, comprensión hermenéutica, y no digamos razonamiento lógico-comprensivo… en chicos y chicas (entre 12 y 17 años) que carecen de estos hábitos, actitudes… Y con sólo una hora semanal, tanto para EpC como para Educación Ético-Cívica, se torna, en la práctica, un imposible.
Desde 1997, no sin razón, la Comunidad Europea ha impulsado el estudio de la Ciudadanía. Pero entre el Ministerio y la Consejería de Educación (la LOE ) se ha dividido este estudio en horas sueltas a lo largo del sistema educativo: 1 hora, en el último ciclo de Primaria; 1 hora, en el primer ciclo de la ESO; 1 hora, en el 2º ciclo (ubicada en la materia de Ética); y 1 hora  en Bachillerato (normalmente, dentro de Filosofía I) El resultado no puede ser más penoso:
a) Muy pocos profesores se han preparado convenientemente para esta materia.
b) Una materia tan amplia, tan desunida, tan deshilvanada y tan lejana a lo que brevemente han visto los alumnos varios años antes, está abocada al olvido; se difumina fácilmente.
c) No existen unas directrices comunes por parte de las autoridades académicas, quizás por miedo a decir claramente de qué va la asignatura frente a los sectores más conservadores, como la Iglesia Católica. Las fuertes protestas que provocó (ya en pasado) esta asignatura suelen ser tergiversaciones de ciertas opiniones y/o fragmentos sueltos de algún libro de texto, con un análisis descontextualizado, un tanto satanizante y nada autocrítico.
d) La Ciudadanía no debe impartirse en “aula cerrada”, sino corresponsabilizando –como proponía Illich– a todos los sectores sociales (familia, municipio, mundo laboral…) que constituyen la “circunstancia” del adolescente, en sentido orteguiano.
e) Nunca debió ubicarse la Ciudadanía parasiteando el terreno de otras materias ya consolidadas: Filosofía, Ética…

José Pedro Vázquez
Profesor de Filosofía y Ética

Eduardo Pascual
Catedrático de Filosofía del IES “Carmen Conde”

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