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Quedan 51 días para que expire el plazo fijado para el Pacto

José Mª de MoyaMiércoles, 11 de noviembre de 2009
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Hace un par de semanas introduje una idea que me parece importante desarrollar ahora, cuando quedan 51 días para que expire el plazo que se dio Gabilondo para alcanzar el ansiado Pacto Educativo. La idea es de Víctor Pérez Díaz, sociólogo de prestigio con numerosas investigaciones sobre el estado de nuestra Educación.

Sostiene Pérez Díaz que el debate educativo en nuestro país se encuentra secuestrado por los insiders de la Educación. Aquellos que, de alguna manera, viven de ella, por ella y para ella. Me refiero a los de siempre: administraciones públicas, partidos políticos, sindicatos, patronales, confederaciones de padres, asociaciones de profesores, pedagogos de bien o de mal vivir, etc. Y conste que estoy dispuesto a incluirme en la lista como medio especializado en la materia. Todos ellos representan a organizaciones que viven de la Educación, de modo que están obligados a defender sus propios intereses. Es cierto que la altura de miras de alguno le puede llevar –he sido testigo de más de un gesto de generosidad– a anteponer el interés general de la Educación a su propio interés particular. Puede ocurrir, pero estarán conmigo en que es raro y ni siquiera pienso que estén obligados a hacerlo. La obligación de la FERE es luchar por el concierto del Bachillerato, la de FETE-UGT luchar por un Estatuto Docente que recoja mejoras laborales, la de Concapa luchar por las libertades de las familias en la Educación de sus hijos, etc. No quiero caer en el discurso fatalista de pensar que a los insiders no les importa la Educación con mayúsculas porque, sinceramente, a medida que uno les va conociendo sabe que no es cierto. Pero también uno sabe que todos están condicionados.
¿Qué hacer? Abrir ventanas y puertas para que entre aire fresco. Señor ministro, en España contamos con dos experiencias de pactos autonómicos que han ofrecido buenos resultados. En ambos casos –Murcia y Canarias, hace años– sólo fue posible con el concurso de la sociedad civil: personalidades de prestigio, artistas, gremios profesionales, empresarios, fundaciones, etc. Se trata, en definitiva, de que el clamor de la sociedad no sólo fuerce el Pacto sino, más aún, que marque el rumbo, que devuelva el sentido común a la Educación y que ponga coto a intereses creados y sesgos ideológicos.

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