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Delegar la educación al colegio se paga caro

José Mª de MoyaMiércoles, 16 de diciembre de 2009
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Resulta divertida la clasificación que hace Elzo de los cuatro tipos de familia que puede leerse en la información de al lado. ¿Cómo será la mía? ¿Convivencial-harmónica, conservadora introvertida familista, conflictiva o progresista extravertida? Es un poco como los horóscopos que nadie se los cree (salvo los que se los creen) pero a todos nos resulta divertido echar un vistazo y compararse. Pero el estudio de Elzo va en serio y, por tanto, conviene matizar que los estereotipos son tan necesarios para hacer buena sociología como absurdos para pretender hacer psicopedagogía o simplemente para sacar conclusiones para mi familia. Probablemente nadie quiera verse retratado en ninguna de ellas y hará bien. Educar es algo más complejo.

Dicho lo cual, me quedo con la principal conclusión de la investigación: la falta de supervisión de los padres es la variable más relevante en las conductas antisociales. La colaboración colegio-familia se hace urgente y habrá que llamar la atención de algunos centros de élite que hacen buena la frase que se atribuye al director de Eton College: “Yo lo único que quiero de los padres de mis alumnos es que sean puntuales en el pago de sus recibos”. Pues no, mire usted. Porque es en ese tipo de familia, la denominada “progresista extravertida”, con alto poder adquisitivo y que delega la Educación a la escuela, donde se van cociendo a fuego lento –pero seguro– las conductas antisociales del mañana.

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