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“La Educación sexual debe ser acorde con la madurez del niño”

Esta sexóloga propone una Educación afectiva y sexual que haga descubrir al niño el significado de la vida como un regalo que recibimos a través del cuerpo, sin reduccionismos ni tampoco tabúes.

Diego FranceschMartes, 26 de enero de 2010
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La doctora Nieves González Rico cuenta con una amplia experiencia en sexología en general y en Educación sexual. Es coautora del ambicioso proyecto de Educación afectiva y sexual –Aprendamos a amar– bajo la dirección de la Fundación Desarrollo y Persona en colaboración con otras entidades que desarrollan su actividad docente en este ámbito.

¿Cree que la Educación sexual planteada en el actual proyecto de Ley del Aborto conseguirá el objetivo de reducir embarazos adolescentes y evitar enfermedades de transmisión sexual?
Pienso que el objetivo de reducir embarazos adolescentes e infecciones de transmisión sexual es absolutamente compartido por todos. Desconozco los contenidos que propondrá la asignatura pero, si van en la línea de las últimas campañas lanzadas desde la Administración para lograr esa reducción, basta acceder a los datos aportados anualmente por el Ministerio de Sanidad y Consumo para comprobar que de momento no se ha conseguido.

¿Desde qué edad se ha de tratar de la sexualidad con los hijos?
La Educación positiva del afecto y la sexualidad, que coincide con la Educación para el amor, ha de comenzar desde el mismo momento en el que el niño nace. Los padres tienen la hermosa tarea de acompañar al niño y a la niña a situarse en el mundo desde su existir masculino o femenino, marcado por su profundo deseo que querer y ser querido. Los padres han de ayudar a reconocer al hijo que la vida es un regalo que recibimos a través del cuerpo. Es importante por tanto conocer el cuerpo,  respetarlo y  entender su valor y significado. Gracias a él podemos expresarnos como personas, relacionarnos, amar y ser amados, ser fecundos.

¿Cuál cree que debe ser la perspectiva científica correcta para  abordar la Educación sexual desde la infancia?
Esta Educación deberá ser acorde  y respetuosa con el momento evolutivo de cada niño, de cada joven, respetando su proceso de maduración. Los intereses más particulares han de encontrar siempre atención personal e  individualizada. Es importante que la información, adecuada y adaptada en el lenguaje, sea veraz y con rigor científico, introduzca en la belleza de la sexualidad y se enmarque siempre en una Educación en la responsabilidad.

¿El centro educativo debe abordar la Educación sexual o esto corresponde a los padres? ¿Desde qué perspectiva?
Los padres son los primeros y principales educadores, pero educando no se bastan solos. Escogen y confían a sus hijos a un determinado centro escolar que puede ser una ayuda significativa que integre junto a las familias una adecuada formación, que no entre en contradicción con las convicciones de los padres y que en todo momento les haga partícipes de los contenidos trabajados en las aulas y de las personas implicadas en desarrollarlos. Las entidades y profesionales externos al centro, que son un buen apoyo especialmente en Secundaria y Bachillerato, creo que deben contar con el visto bueno tanto de la dirección del centro como de las familias.
Que la formación en salud sexual y reproductiva prevista en el proyecto de Ley se lleve a cabo de forma obligatoria por profesionales sanitarios externos al profesorado de los centros y, sobre todo, impuestos por las administraciones me parece una intromisión.

¿Qué le parece que la Educación sexual se limite a la realización de talleres sobre masturbación?
Me parece que la vida no se construye con placeres que duran segundos. Si se trata de ser feliz, el verdadero arte es aprender a establecer relaciones sinceras, mostrarse como uno es sin fachadas, compartir pensamientos y sentimientos, respetar y valorar al otro distinto de mí, aprender a perdonar y saber pedir perdón para cambiar en aquello que más nos cuesta, entender el valor del cuerpo como lugar en el que la persona expresa el misterio inabarcable de su interioridad, el valor infinito del beso y la caricia, de las relaciones sexuales que nos hablan del deseo de amar y ser amados, de vivir y transmitir la vida… Todo esto es lo que hay que enseñar y promover.

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