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Más del 70% de niños discapacitados se escolariza en las escuelas privadas

Hace unos días se celebró el II Congreso Iberoamericano sobre síndrome de Down en Granada.
Martes, 11 de mayo de 2010
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“Sólo el 20% de los niños con discapacidad recibe apoyo en las escuelas, un 21% de los centros tiene algún niño o niña con síndrome de Down y hay cierta resistencia por parte del profesorado para ver esta realidad”. Así lo indicó la profesora Teresa Núñez, de la Universidad de A Coruña, durante la conferencia La Educación Inclusiva: la formación del profesorado, en el marco del II Congreso Iberoamericano sobre síndrome de Down que se celebró en Granada la semana pasada.

Núñez ha dado a conocer también que, en contra de lo que se piensa comúnmente, “la distribución de la discapacidad entre los centros no es equitativa”. “Más del 70% de los niños con discapacidad se escolariza en los centros privados”, aseguró. También destacó que hay muchas dificultades para la inclusión de los alumnos en la Educación Secundaria. “El apoyo predomina fuera del aula, con un 60%, y el apoyo centrado en lo básico restringe las posibilidades educativas; y no podemos ofrecer una enseñanza restrictiva”, añadió.

Finalmente se refirió a que “tenemos que tener claro que el objetivo de la inclusión pertenece a todo el profesorado y a la comunidad educativa”.

Beneficia a todos
Por su parte, Santiago Marín, profesor de la Universidad de Vic, y José Ramón Lago, profesor del IES “Extremadura” de Montijo (Badajoz), explicaron que la ESO inclusiva es beneficiosa y necesaria para todos ya que supone un paso más allá de la integración, y “significa pasar de estar juntos, a aprender juntos”.

Estos dos especialistas presentaron el modelo de aula cooperativa como el método educativo más apropiado para desarrollar una verdadera Educación inclusiva, al permitir que chicos y chicas de diferentes capacidades y recursos aprendan juntos, contando con sus propios compañeros como principal fuente de ayuda. “Esta estructuración del aula permite que los alumnos aprendan a trabajar en equipo, a valorar las aportaciones de cada componente, a dar o pedir ayuda según el caso, etc.”, explicaron. En este sentido, para garantizar que todo sale bien es recomendable sensibilizar previamente a los alumnos y formarlos en habilidades sociales de integración, según estos expertos.

El catedrático de la Universidad de Manchester y codirector del Centro de Estudios para la Equidad en Educación, Mel Ainscow, reivindicó la eficacia de las escuelas inclusivas en el sentido de que “deben garantizar, no sólo la presencia de personas con necesidades especiales, sino su aprendizaje”.

Ainscow animó a “ trabajar por el cambio del sistema educativo”, un proyecto “muy difícil” para el que “necesitamos a los políticos, al profesorado, a los alumnos y, por supuesto, a las familias de las personas con necesidades especiales”, añadió. “Tenemos que convencer a toda la sociedad –dijo también– de que estos centros beneficiarán a todos los alumnos, no sólo a aquellos que tengan necesidades especiales”.

Este catedrático se mostró convencido de que el cambio hacia una Educación realmente inclusiva “es técnicamente posible pero socialmente complicado”, ya que las barreras más importantes “están en las ideas y las concepciones de las personas”. Por este motivo, destacó la importancia de contar con “escuelas modelo que demuestren que se trata de un sistema posible”.

Por su parte, el profesor de Psicología Evolutiva y de la Educación de la Universidad Autónoma de Madrid, Gerardo Echeita, señaló que “no trabajamos por el beneficio de nuestros familiares o de una minoría con necesidades especiales, sino por una escuela donde todos los alumnos puedan aprender desde el respeto a los principios de igualdad, dignidad intrínseca y justicia”.

Una Educación Secundaria inclusiva

  • La doctora en Ciencias de la Educación de la Universidad Nacional de Córdoba (Argentina), María Eugenia Yadrola, afirmó que para que se produzca una verdadera inclusión, “los estudiantes con discapacidad deben seguir las mismas normas y los mismos horarios que el resto de compañeros, si bien, el profesorado debe realizar una evaluación integral, flexibilizando los criterios ”.

Yadarola destacó que la realización de cursos, es especialmente importante para las personas con síndrome de Down, ya que ayuda a que sus funciones intelectuales sigan desarrollándose, evitando su deterioro.

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