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La formación puede aumentar el nivel de vida, nuevo mensaje de los orientadores ante la desmotivación de los jóvenes

Lunes, 30 de agosto de 2010
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Ante la desmotivación de muchos estudiantes, “hay que convencerles de que a mayor Educación y formación, mayor calidad del empleo, más ingresos y más calidad de vida”. La profesora titular de Orientación e Intervención Psicopedagógica de la UNED y directora del Curso de formación del profesorado de Secundaria "Diversidad, Inclusión y Orientación Educativa", Consuelo Vélez, apuesta por convencer a la llamada Generación Ni-Ni de que la formación es una oportunidad para vivir mejor.

La crisis ha metido el dedo en la llaga también en Educación. En tiempos de bonanza, señala Vélez, había una “amplia oferta de empleo no cualificado que atraía a los estudiantes menos motivados, que pensaban que entonces no tenía sentido seguir estudiando”. “Su socialización se ha producido en un entorno en el que hay una desafección por el esfuerzo, una desconexión por el aprendizaje formal, falta de expectativas de éxito y del convencimiento de que la educación sirve para mejorar su vida”, concluyó.

Ante esta situación, la orientadora aboga por una “Educación inclusiva”, que sirva para “eliminar las barreras que impiden el aprendizaje”. Hay barreras de todo tipo: “arquitectónicas, sociológicas, en las relaciones con los profesores, el clima de la escuela”, especifica Vélez, quien cree que “identificarlas y eliminarlas permite mejorar el aprendizaje y la participación de los estudiantes en el aula”.

En este sentido, apunta la orientadora madrileña y secretaria del curso, Concepción Martínez, que “la participación de los estudiantes” –la otra pata de la Educación inclusiva– es clave para el aprendizaje. Uno de los avances para lograrlo es la Escuela 2.0, cuyas prácticas crean una “mayor interactividad” entre el profesor y los alumnos.
“La escuela debe ser capaz de incluir las tecnologías y utilizar el lenguaje de socialización de estos jóvenes”, insiste la directora del curso, quien opina que los educadores “no deben utilizar lenguajes tan formales y alejados de la sociedad digital y, en definitiva, de cómo los alumnos aprenden y se comunican en su vida diaria”.

El objetivo de todo este esfuerzo es claro: “Hay que hacer un esfuerzo importante para que la mayoría de estudiantes cursen alguna modalidad de Educación postsecundaria”, explica Vélez. Aunque la tasa española de fracaso escolar es “muy preocupante” antes de finalizar la enseñanza obligatoria –un 30% de alumnos no consigue terminar esa etapa–, es necesario que los adolescentes no se queden en la obligatoria”.

Respecto a los problemas de convivencia en los centros escolares, Concepción Martínez considera imprescindible tomar medidas “preventivas”, para que “los alumnos estén mejor, aprendan a comunicarse y relacionarse, así como a resolver sus conflictos”. Una vez que la situación conflictiva ha tenido lugar “hay que realizar un trabajo conjunto, no sólo el profesor, sino de toda la comunidad educativa”, ya que “en la sociedad actual la autoridad se construye, no aparece impuesta por el hecho de ser un profesor”.

Para abordar estas situaciones, Consuelo Vélez apuesta asimismo por realizar un “plan de convivencia, es decir, una especie de contrato social entre padres, profesores y estudiantes”, puesto que “es un error pensar que las medidas punitivas ante una falta de respeto son la única solución”. De hecho, “tenemos que hacer ver a los estudiantes que sus actos tienen consecuencias e inculcarle la resolución pacífica de los conflictos”, dijo Consuelo.

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