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Colegios del Mundo Unido: aprender la paz por contacto directo

Rodrigo SantodomingoMiércoles, 22 de septiembre de 2010
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Razas y culturas se mezclan con naturalidad en los colegios del mundo unido. (Foto: CMU)

Hace casi 50 años, en un antiguo castillo ubicado en la costa del sur de Gales (Reino Unido), abrió sus puertas el primer colegio del mundo unido. Era 1962 y el planeta –aún con la resaca del horror nazi y la II Guerra Mundial muy presente en la memoria colectiva– estaba dividido en bloques ideológicos, vivía bajo la amenaza de un estallido nuclear y asistía a una inédita proliferación de conflictos locales, la mayoría con raíces coloniales.

Ante este panorama de miedo y desencuentro, el Atlantic College nació inspirado en premisas tan sencillas como aparentemente utópicas. Fomentar el intercambio cultural a través de la experiencia directa. Derribar esas difusas barreras mentales que alejan a los seres humanos. En definitiva, educar a unos pocos privilegiados alumnos de entre 16 y 19 años a partir de los principios de tolerancia y respeto al otro para que sembraran, allá donde fueran, las semillas de la paz mundial.

Su fundador, el pedagogo alemán Kurt Hahn, también quiso impregnar a su experimento pedagógico de otros valores más individuales como el afán de superación y la confianza a la hora de enfrentarse a nuevos desafíos. Por ello introdujo el deporte y las actividades en la naturaleza más o menos arriesgadas como elemento esencial de su proyecto.

Un granito de arena
Medio siglo después, Colegios del Mundo Unido (CMU) es una organización que engloba a un entramado de 13 centros repartidos por países como Singapur, Swazilandia o la India (y otros menos exóticos: Canadá, Italia…), y cuenta con representación en más de 170 países.
“No aspiramos a resolver todos los problemas del mundo” reconoce Colin Jenkins, antiguo director del Atlantic College, “pero lo que sí podemos hacer es crear todos los años una generación de jóvenes cuyas actitudes o forma de ver la vida ante las dificultades sea extremadamente positiva”.

Con unos 200 alumnos por colegio procedentes de entre 80 y 90 países, la fusión de creencias y costumbres distintas emerge como imperativo espontáneo en el día a día de cada centro.
“Convivir con gente tan distinta te hace sentir que el mundo entero te afecta. Yo he celebrado el sabath con los judíos, el ramadán con los musulmanes…”, comenta María Cid, madrileña de 19 años que estudió dos años en el colegio de Mostar, en Bosnia-Herzegovina.
“Es una experiencia muy humanizadora”, apunta por su parte Jenkins. “En realidad, nuestros alumnos no representan a ningún país, religión o cultura, son simplemente gente que se preocupa por su futuro, por su abuela que está enferma…”.

Perfil del alumno
En su origen dirigida a los hijos de las élites políticas, los Colegios del Mundo Unido acogen en la actualidad a estudiantes de diversa procedencia socioeconómica. La cantidad y cuantía de las becas que se otorgan permiten que el dinero sea el menor de los problemas para un alumno que aspire a ingresar en alguno de ellos.

Ahora bien, con 18 solicitudes por beca concedida en nuestro país, resulta conveniente que los aspirantes se pregunten si responden o no al perfil que busca la organización. Según Berta Fraguas, directora de Colegios del Mundo Unido España, “nuestros estudiantes son lo contrario al pasota. Son chavales con la pila puesta, se informan, les interesa todo. Deben tener un buen expediente académico, pero no necesariamente el mejor. Buscamos un equilibrio entre lo académico y lo social. Por lo ‘social’ entendemos la implicación con el entorno, que exista una cierta tendencia hacia cuestiones artísticas, deportivas, al trabajo con ONG o a tener iniciativas propias”.

Con un contexto internacional tan diferente al que imperaba cuando se fundó el Atlantic College, la organización, más que transformarse, ha ido incorporando nuevas dimensiones y enfoques a su filosofía educativa. “Hemos avanzado en conceptos como la sostenibilidad, que siempre hemos pensado no se limita a lo medioambiental, sino que también tiene que ver con una mayor conciencia de uno mismo, con un deseo de hacer el bien común, con una hipersensibilidad con el entorno”, señala Fraguas.

Espíritu crítico
En cualquier caso, la esencia de Colegios del Mundo Unido permanece inmutable. “El objetivo”, aclara la directora de Colegios del Mundo Unido España, “sigue siendo la Educación para la paz, educar para que el mundo se entienda. Seguimos siendo una organización aconfesional, apolítica y en la que cada uno puede pensar lo que quiera. Lo único que no aceptamos es la violencia, todo lo demás nos da igual”.

Tampoco ha variado la dinámica de las clases, a las que los alumnos acuden con el tema ya preparado a través de lecturas previas,dejando el tiempo lectivo para el debate y el desarrollo del espíritu crítico. Más aún, no hay libros de texto y a los exámenes se puede acudir con toda la información que uno desee. Como aclara Fraguas, “lo que se valora es por encima de todo la capacidad de pensar por uno mismo”.
¿Y los profesores CMU? Así los define Fraguas: “participativos, con muchas inquietudes y preparados para responder a las exigentes demandas de un grupo de alumnos especial”.

  • Próxima inauguración: Comillas, año 2013

El sueño de contar con un colegio del mundo unido en España está cada vez más cerca. Superados todos los trámites burocráticos y arropado por el apoyo de numerosas organizaciones públicas y privadas, el centro quedará inaugurado en 2013 en la localidad cántabra de Comillas. Su ubicación será la envidia de todas las instituciones educativas de este país: dos imponentes edificios neogóticos de la antigua Universidad Pontificia, con el mar Cantábrico al frente y los Picos de Europa a sus espaldas. Berta Fraguas explica por qué la organización decidió dar el visto bueno a la creación de un CMU en nuestro país: “Tenemos una carencia en el norte de África y Oriente Próximo, y, si somos una organización que promueve la paz, lo lógico es que tengamos un colegio donde más conflicto hay. Siempre ha habido interés por crear un colegio en esa zona, pero ha sido muy difícil por los diferentes problemas políticos que existían en los países interesados. España es ideal porque no tiene ese tipo de problemas pero sí un fuerte compromiso histórico con el Mediterráneo”. La directora de CMU España explica que en su organización los nuevos colegios no se crean “porque sí, sino para cubrir una necesidad dentro de nuestro plan estratégico”. La propia historia multicultural de nuestro país y los fuertes lazos históricos que nos unen con Sudamérica también han tenido su peso a la hora de decantarse por el proyecto de Comillas.

Por otra parte, CMU España ya ha iniciado el proceso de inscripción para solicitar una beca con el fin de estudiar dos años en alguno de los colegios del mundo unido repartidos por todos los continentes menos Oceanía. Las ayudas ascienden a 45.000 euros e incluyen escolarización, alojamiento y manutención.

Más información:
www.colegiosmundounido.es

Desde 1962

  • Breve historia

El primer colegio del mundo unido se inaugura en Gales (Reino Unido) en 1962. Doce años más tarde, abre el segundo centro en Canadá; al año siguiente, otro más en Singapur. Ya en los años 80 llega el turno de Estados Unidos, Italia, Swazilandia y Venezuela. En los 90 la organización amplia su red con nuevos colegios en Hong Kong, Noruega e India. Los últimos colegios en incorporarse a la organización, ya en el SXXI, se sitúan en Costa Rica, Bosnia-Herzegovina y Holanda.

  • Bachillerato internacional para todos

Los Colegios del Mundo Unido sólo escolarizan a alumnos de entre 16 y 19 años para que cursen el Bachillerato Internacional, cuyo currículo toca todas las áreas de conocimiento sin especializarse en ninguna en concreto. Las clases son en inglés, pero los estudiantes también estudian la literatura de su lengua madre.

  • Deporte y aventura

Rescate en acantilados, supervivencia en la selva… En esto ocupan parte de su tiempo libre los alumnos, a los que siempre se pide que asuman con valentía nuevos desafíos.

  • Becas

El apoyo económico a los alumnos resulta imprescindible para que CMU mantenga su sistema de acceso meritocrático. Algunas de las empresas e instituciones que colaboran con el comité español son Fundación ONCE, Fundación Banesto, Fundación Caja Madrid, Fundación Obra Social La Caixa o Línea Directa Aseguradora.

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