“Hay que crear un estímulo para conseguir que sean bilingües”

Zurer asegura que “lo ideal es que los padres sean nativos en la otra lengua y que en el hogar se practiquen ambas, dedicándole a la lengua dominante y a la minoritaria el mismo tiempo”.

Estela CuestaMartes, 19 de octubre de 2010
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(Foto: Jorge Zorrilla)

Bárbara Zurer es una lingüista con más de 20 años de experiencia en el campo del bilingüismo que este mes ha presentado en la sede del Instituto Internacional (Madrid) su libro Consigue que tu hijo sea bilingüe.
En él explica cómo han de actuar los padres cuando sus hijos viven en un entorno con una lengua dominante –el castellano– y quieren que la compatibilicen con otro idioma, en este caso minoritario, bien porque sea la lengua materna de ambos o de alguno de los progenitores, o bien porque, sin ser la lengua nativa de ninguno de los progenitores, quieren que su hijo sea bilingüe.
La autora explicó que la necesidad de escribir esta guía para padres surgió a raíz de la experiencia de un amigo suyo: “Era cubano y hablaba un perfecto español, pero vivía en EEUU y sus hijos no eran bilingües. Me pregunté cuál era el fallo y a partir de ahí empezaron mis investigaciones”.
En su libro explica que los dos elementos imprescindibles para conseguir que un niño sea bilingüe es crear una motivación y una oportunidad. La autora insiste en que esta motivación no debe ser la de los padres, sino la del hijo: “Hay que pensar cómo hacerlo atractivo para el menor, siempre teniendo en cuenta su edad”. Zurer asegura que los pequeños no entienden que ser bilingüe sea algo positivo  para su futuro. Por eso muchos padres caen en el error de luchar contra ellos y obligarles a hablar en esa lengua minoritaria, cuando lo que quiere el menor es hablar en el idioma en el que hablan sus compañeros de clase o los protagonistas de los dibujos: “Hay que poner a los niños en situación de necesitar la lengua, pero no obligarles o dar demasiada importancia a que hagan algo si no entienden por qué”.
Es difícil conseguir el bilingüismo cuando hay una lengua dominante, pero la  forma para motivar al niño es hacer actividades y juegos en la lengua minoritaria: “El objetivo es que se vean en la necesidad de hablar en ese idioma y eso se puede conseguir, por ejemplo, cuando los menores tienen que hablar inglés para poder participar en un determinado juego”.
Además de la motivación y de la oportunidad de expresarse mediante estas actividades, una evidencia que destaca Zurer es que, “si el niño tiene la oportunidad de hablar el idioma minoritario en casa, tendrá más éxito y lo desarrollará mucho más rápido”. La lingüista comentó el caso de una pareja con hijos que vive en España. La lengua nativa de uno de ellos es el inglés y la del otro, el castellano. Para estos casos, afirma Zurer, “no es necesario que los dos hablen un perfecto inglés, sino que es suficiente con que ambos tengan la capacidad de expresarse correctamente en ese idioma”.
No obstante, lo más recomendable para que realmente funcione es exponer al menor todo lo posible a la lengua minoritaria. En estudios que realizó con niños de 3 años comprobó que, cuando el pequeño utilizaba menos de un 20 % diario su segunda lengua, podía traducir palabras pero no era capaz de mantener una conversación.
Otro caso expuesto es el de dos padres españoles que tienen dificultades para expresarse en inglés, y por tanto, difícilmente lo hablarían en casa con sus hijos, pero quieren  que ellos sean bilingües. Ante este reto, la lingüista asegura que se puede conseguir apoyándose en recursos como colegios o escuelas de inglés que sustituyan las horas de aprendizaje en el hogar.
En cuanto a los DVD u otros soportes, la lingüista no desaconseja su uso, aunque los considera insuficientes al no poder expresarse en el idioma.

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