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“La zonificación lleva al centro a no mejorar ni cuidar su calidad”

Adrián ArcosMartes, 5 de octubre de 2010
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Es madre de tres niños y, desde que empezaron a ir al cole, se involucró activamente con el resto de la clase. Begoña Ladrón de Guevara comenzó en la APA del colegio, desde la cual entró a formar parte de Cofapa Madrid, primero como vocal y luego como presidenta, puesto que ha desempeñado durante dos años. El año pasado fue elegida vicepresidenta de Cofapa nacional y de ahí ha pasado a ser presidenta, como sucesora de Mercedes Coloma.

¿Necesita la Cofapa un impulso mayor o ya está bien implantada?
El impulso se necesita siempre. La labor de los padres es muy importante y no está reconocida del todo desde la comunidad educativa. La Cofapa y el resto de confederaciones de APA tenemos que seguir reivindicando esa obligación que tenemos como primeros educadores. Ese impulso nunca puede perderse.

¿Con respecto a las otras dos grandes confederaciones de padres, la Cofapa se siente por detrás de ellas?
Lo que hacemos es ir a la par. Es como una gran ola, en la que vamos en paralelo cada uno ostentando la representación de colectivos de padres distintos o complementados entre ellos. Y me parece que todos remamos en la misma dirección, cada uno con sus peculiaridades concretas de los colegios, pero cuanto más vayamos a una es mejor.

¿Qué distingue a la Cofapa del resto?
Nosotros somos aconfesionales. Representamos a padres de colegios religiosos o laicos y APA de colegios privados, concertados o públicos. Hemos recogido toda esa amalgama de centros variados y diversos que no estaban recogidos en las otras dos.

¿Cómo va la relación con la Administración y el mundo escolar en general?
Es una relación muy cordial. Estuvimos con el ministro por el tema del Pacto, nos hemos ido dando a conocer y estamos presentes en las distintas situaciones con el resto de confederaciones de padres, con las patronales y los sindicatos. Yo creo que la comunidad educativa es un ejemplo de diversidad, pero somos capaces de estar todos en un mismo sitio hablando de Educación.

¿Cree que las administraciones autonómicas o el Ministerio tienen realmente en cuenta a los padres?
Sería importante que se tuviera más en cuenta. Es verdad que son muchos los padres que dicen que no saben educar, y parece que delegamos en el colegio la Educación de nuestros hijos. Eso no debe ser así. Tenemos que ser suficientemente humildes para aprender a educar. ¿Quién me ayuda? Pues los profesionales de la Educación. De ahí la implicación padres-colegios, que es básica y debe ir en la misma dirección para no perjudicar al niño. Si tenemos el estigma de que los padres no sabemos educar, no se nos tiene en cuenta.

Es decir, que la presencia depende de los propios padres.
Lo que es vital es la libertad, que los padres puedan elegir el centro educativo acorde con lo que ellos quieren enseñar a sus hijos. La familia y el colegio tienen que pensar igual, tienen que ser complementarios. En el colegio no se puede transmitir un mensaje y en la familia otro distinto, porque volvemos locos a los niños.


¿Y cree que se debería reforzar la calidad de la escuela pública?

Es fundamental. En tanto que los padres puedan elegir, también al colegio le obligan a mejorar. La zonificación provoca que el colegio caiga en la tentación de no mejorar ni cuidar su calidad, ya que los niños van a ir a ese colegio de todas formas. Cuanta más competencia hay, cuanta más capacidad de elección tienen los padres, más se preocupará el centro de mejorar, incluso dentro de la Pública.


¿Entonces por qué cree que en comunidades, como Madrid, se decantan más los padres por la Concertada?

Lo que no creo es que se produzca por falta de calidad, porque la escuela pública está llena y, de hecho, muchos concertados están llenos porque no hay más plazas en la Pública. En cualquier colegio puede haber falta de calidad, porque nos apoltronemos, porque creamos que lo nuestro es mejor y nos sintamos autosuficientes.

Un tema polémico es si se deben construir centros concertados donde ya existen plazas públicas, aunque haya demanda.

Si hay padres que demandan una determinada Educación, tienen derecho a que se les dé, sobre todo si queremos educar bien a nuestros hijos. En muchos casos, la fricción padres-colegios viene por esa imposición. Si a mí me obligan a llevar a mi hijo a un determinado colegio, es más fácil que esté en constante oposición y seré mucho más reivindicativa. En cambio, si yo libremente he podido elegir un colegio, mi actitud hacia ese centro va a ser menos beligerante. El Estado tiene que ser garante de la libertad y de que haya una oferta acorde con la demanda. Lo contrario sería ir contra natura.

De hecho, algunos informes procedentes de los sindicatos de profesores inciden en que muchos docentes se sienten incluso más amenazados por los propios padres.

Si yo libremente puedo elegir un colegio en el que sé que a mi hijo le están enseñando algo acorde con lo que yo le enseño en casa, confiaré en lo que el profesor me diga. Por el contrario, si me obligan a llevar a mi hijo a un determinado colegio, y yo no sé cuál es su ideario, ni tampoco sé lo que piensa el profesor, mi desconfianza será absoluta. Y si el niño percibe que su padre no confía en el profesor, el niño tampoco va a confiar. Y para el niño lo más importante tiene que ser su padre y su profesor, que son los dos grandes pilares que están construyendo su persona. Es importante que el padre esté en el colegio, pero hay centros que ni siquiera tienen tutorías. Y otras veces desde el colegio sólo nos llaman a los padres cuando existe un problema. No se dan cuenta que nos tienen que llamar incluso cuando el niño va bien.


¿Qué piensa sobre la Educación afectivo-sexual en los colegios?

Donde primero se debe de impartir es en la propia familia. Y luego, que en el colegio vayan a la par con lo que yo le enseño al niño. El problema es que la Educación afectivo-sexual la hemos planteado como si hubiera un manual o una asignatura en 4º o 5º de Primaria. No se dan cuenta que esto crece con el niño desde que es un bebé. Es mucho más grande que una genitalidad, y al final se termina reduciendo a eso. Es que supone la Educación de la afectividad, que es hacer fuerte a un niño cuando llora y no ir inmediatamente a ponerle el chupete. Ahí ya lo estamos educando en la afectividad. Pero es que también con 40 años nos seguimos educando en la afectividad. Nace en la familia, porque va unido a todo. Me parece una barbaridad reducirlo a que genitalmente el niño esté satisfecho.

OTRAS REFLEXIONES

  • Autoridad docente

“Que haya una ley que respalde al docente como autoridad pública me parece fenomenal. Pero un profesor, igual que un padre, no porque pueda castigar más se va a ganar realmente esa autoridad. Hay que ganársela desde el día a día con los alumnos, los padres y la dirección”.

  • Conflictividad escolar

“La violencia en las aulas ha existido siempre, pero el entorno del niño ahora es más violento, más explícito, más realista, tiene mayor impacto, y el niño lo percibe de forma más directa”.

  • Fracaso escolar

“Me parece que ahora se les enseña muy poco. Los libros de texto están llenos de dibujos y el niño aprende tres cosas que subraya en un recuadro azul. Si cada vez les estamos diciendo que aprendan menos, llegará el momento en el que el niño ya no sepa nada y no tenga ningún interés por saber. El saber llama al saber”.

  • Velo islámico

“El padre acatará las normas del centro siempre que libremente sepa dónde lleva a su hijo y estén claras las normas del colegio. Pero para eso el padre tiene que tener libertad”.

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