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Unificar zonas facilita la elección de centro pero puede segregar

¿Sería beneficioso para el sistema educativo unificar zonas para ampliar el abanico de posibilidades en la elección de centro? ¿Realmente ayudaría a las familias?

Noelia RamírezMartes, 22 de febrero de 2011
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El estudio Las familias ante la elección escolar. Dilemas y desigualdades en la elección de centro en la ciudad de Barcelona que la Fundació Bofill presentó el pasado martes y que profundiza en los criterios de los padres a la hora de escoger centro para sus hijos, pone en duda la viabilidad de actual sistema de preinscripción y alerta de los peligros que podría tener unificar zonas sobre la segregación escolar.

Del estudio se desprende que los más perjudicados en la incidencia de desigualdades son las familias con un bajo nivel de estudios –básico o inferior– o los hijos de inmigrantes. Este tipo de estructura familiar es la que más tarde se preocupa por elegir centro –suele hacerlo en el mismo proceso de preinscripción y no antes–, y la que más prioriza que el centro esté cerca de su casa como factor clave para escoger colegio o instituto.

La elección, esencial
El trabajo se desarrolló entre 2008 y 2009, fecha en la que se realizó una encuesta al conjunto de las familias barcelonesas con hijos en edad de acceder a P3 y ESO. El cuestionario fue contestado por 3.245 familias en P3 y 2.535 en ESO. Para profundizar más, se realizaron durante el mismo periodo 103 entrevistas a familias de los barrios de Roquetes, Horta y el Eixample Derecho, zonas en las que contrasta la presencia de alumnos extranjeros con otras en las que predominan los autóctonos.

Entre las conclusiones básicas de los cuestionarios y las encuestas se deprende que escoger escuela es un momento de “alta preocupación” para la gran mayoría de familias porque consideran que condicionará el futuro de sus hijos. Pero son las que están formadas con progenitores con estudios universitarios –mayor capital informativo– las que más meditan la elección de centro, investigan posibilidades antes de la preinscripción y priorizan su criterio en el proyecto educativo específico del centro.
“La elección de centro debe ser un derecho democrático”, defendió el director de la Fundación, Ismael Palacín. El problema de la estructura actual es que hay “más demanda que oferta y la diferenciación social amenaza a los centros”. En este sentido, Palacín defendió que “existe el derecho de la familia a elegir centro pero no es un derecho de los centros escoger a las familias”.

Los criterios por los que se mueven los padres en el proceso de elección consisten en dos momentos de decisión sucesivos en el tiempo: uno primero y principal de descarte de ciertos colegios y uno segundo de elección entre los colegios no descartados.

Los principales factores de descarte entre los padres son la calidad del profesorado (en P3, un 61% y en ESO, un 57%), el proyecto educativo (en P3, un 59% y en ESO, un 54%), el perfil de los alumnos del colegio (en P3, un 51% y en ESO, un 50,3%) y la proximidad (P3, 43% y ESO 45%).

Tras el descarte, los padres se basan en la elección mayoritariamente en la proximidad (en P3, 62% y ESO 56%) y el proyecto educativo (en P3 el 44% y en ESO el 38%). Pero aquí, el factor clave para decantarse por proximidad o proyecto educativo es el nivel de estudios de cada familia. Los padres con estudios universitarios se interesan más por el proyecto educativo y los que tienen un nivel básico o son extranjeros, por la proximidad.

De hecho, las familias que condicionan su elección a que el centro esté cerca de sus casas lo hacen porque buscan “más arraigo social, más vida de barrio” que el resto de familias. Lo hacen porque buscan comodidad, facilidad y seguridad.

No obstante, las familias que prefieren elegir en función del proyecto pedagógico –especialmente las familias de perfil alto–, escogen en base a elementos como la orientación religiosa del centro, el nivel de “catalanidad” o el nivel de disciplina y control –asociado mayoritariamente a la titularidad del centro, si es público o concertado–. Este tipo de estructura familiar es la que también mide la composición social del centro, es decir, la calidad educativa. Aquí los prejuicios juegan un factor clave ya que se utiliza un criterio de “filtro social” en el que el alumnado extranjero y de bajo perfil socioeconómico se entiende como una “marca” y se trata de huir de él. Se buscan centros “privilegiados” y se descartan los “problemáticos”.

Ampliar las zonas
El estudio no podía llegar en mejor momento. Apenas un día antes de su presentación, la consellera de Ensenyament, Irene Rigau, anunció que la Generalitat estudia la posibilidad de ampliar las zonas educativas para facilitar la elección de centro a las familias.

El trabajo realizado por la Fundación Bofill, no obstante, alerta de que los más beneficiados por este cambio podrían ser los padres autóctonos con un nivel de estudios superior al básico o los inmigrantes. Padres que realmente estudian con tiempo y analizan con lupa el proyecto educativo de cada centro de su zona. Padres que, además, cuentan con más información educativa que el resto.

El director del estudio, Miquel Àngel Alegre, no quiso polarizar las decisiones entre autóctonos y extranjeros pero indicó que en el caso de unificar zonas, se “ofrece que las familias tengan un amplio abanico de posibilidades” pero que la “falta de implicación en la elección de las familias extranjeras podría afectar a la segregación”.

La calidad del profesorado, imperceptible

  • Valoración subjetiva

Si bien los padres se fijan mucho en la calidad del profesorado a la hora de descartar el centro (un 57% lo valora en ESO), los autores del estudio destacan que los criterios que suelen seguir para calcular la valía de los docentes son muy subjetivos, a falta de información oficial. Los padres se mueven o bien por “información caliente” –es decir, por vías no institucionalizadas como familiares, amigos u otros docentes–, o por las impresiones y percepciones que tienen al visitar los centros en las jornadas de puertas abiertas. Según el estudio, hay tres perfiles de familias:

  • Perfil 1: Familias preocupadas

Son los padres que valoran los centros hasta un año antes de la preincripción, conocen los criterios de puntuación con anterioridad y tienen en cuenta el proyecto educativo del centro como factor clave de su decisión final.

  • Perfil 2: “Justo a tiempo”

Es una estructura familiar a la que le preocupa la elección, pero que comienza a planteársela en el momento la preinscripción escolar. Valora la proximidad del colegio o instituto y el proyecto educativo.

  • Perfil 3. Sin información

Es un perfil más minoritario. No conocen los criterios de puntuación de la preinscripción, esperan al úlitmo momento para elegir centro y se basan en la proximidad como factor principal en su elección. En su mayoría, son familias de un bajo nivel instructivo o familias extranjeras.

  • La falta de implicación, el verdadero problema

El director del estudio, Miquel Àngel Alegre destaca que no son los extranjeros los culpables de la segregación, sino la falta de información en las familias, que se convierte en el filtro que potencia las desigualdades. Para Alegre, la ampliación de zonas o su unificación aumenta las posibilidades de elección, pero si un tipo de familia se guía por la proximidad, sí que puede llegar a afectar a la segregación. En consecuencia, la falta de implicación familiar es clave para marcar diferencias.

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