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“A mí lo que nunca me puede dar miedo es la libertad de elección”

La zona única, el Bachillerato de Excelencia, el Programa Refuerza o la modificación del Decreto de Currículo son algunas de las novedades que los populares madrileños plantean de cara a la próxima legislatura.

Laura del PozoMartes, 10 de mayo de 2011
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La consejera Figar en un momento de la entrevista. (Foto: Jorge Zorrilla)

En la última legislatura, la Educación ha cobrado un nuevo vigor al saltar del ámbito puramente académico a la palestra del debate público. Y no es de extrañar. Después de varios años de crisis económica y con cifras de paro que rozan los cinco millones, la formación se convierte en la fórmula más recetada para salir de esta situación. Pero este concepto no guarda el mismo significado para todos y así, mientras PSM habla de igualdad y equidad, el Gobierno de la Comunidad de Madrid pone el acento en la calidad, el mérito y la libertad. Tres ideas que se aúnan en uno de sus principales avales y señas de identidad: el programa de Centros Bilingües. MAGISTERIO ha entrevistado a la consejera de Educación, Lucía Figar.

En este último tramo de la legislatura el acento se ha puesto en la excelencia,¿a través de qué actuaciones concretas?
Por supuesto. Está muy bien el discurso de principios, pero es cuando se extiende a iniciativas concretas donde se ve el esfuerzo realizado por este Gobierno para conseguirlo: las pruebas de nivel, el bilingüismo como seña de calidad de la escuela pública madrileña, los Diplomas de Aprovechamiento, Menciones Honoríficas y Premios Extraordinarios en Secundaria, el Bachillerato de Excelencia, que hemos anunciado recientemente y que se pondrá en marcha durante el mes de septiembre, así como todos los certámenes, competiciones etc., son iniciativas que persiguen recuperar ese valor del mérito y el esfuerzo para nuestro sistema educativo.

Muchas de estas medidas, en concreto el Bachillerato de Excelencia, inquietan a la Privada, porque consideran que la Pública está accediendo a su terreno.
Si la enseñanza privada considera que la escuela pública está en condiciones de competir con ella será porque estamos haciendo las cosas bien, ¿no? Con lo cual, desde el punto de vista de la gestión de la Educación en Madrid, es buena señal y tengo que alegrarme, aunque a ellos les incomode.

Una de las claves del éxito de las políticas que hemos llevado a cabo desde este Gobierno, desde esta Consejería, es que escuchamos fundamentalmente a las familias y reclaman los profesores, que son los pilares de nuestro sistema educativo, y cuyas demandas no siempre coinciden con las de los interlocutores oficiales. Por supuesto que hay que prestar atención, y tenemos órganos para ello, a las organizaciones sociales y sindicales, pero sin despistarnos de la mayoría de voces, que son las de las familias. Por eso hay críticas que nos importan poco.

En este sentido, parece que se critica más desde la defensa de intereses particulares que desde la defensa de la Educación con mayúsculas.
Bueno, es lo que comentaba antes. Aquí reina la libertad de expresión y, por supuesto, cada grupo u organización tiene derecho a decir lo que piensa. El problema no lo veo tanto en que unos u otros actúen desde sus intereses, sino que el debate educativo queda secuestrado por esas voces, absolutamente legítimas, pero que no representan a la mayoría ni permiten que se la oiga.

Resultado de toda esta apuesta por el mérito han sido los resultados de Madrid en PISA 2009 y en la Evaluación de Diagnóstico del ME.
Todos los informes que hemos visto, tanto nacionales como internacionales, sitúan a la Comunidad de Madrid a la cabeza del conjunto de España y en algunos casos, como en la competencia lectora, a la cabeza de Europa y, además, reflejan una mejoría. En números, eso supone haber pasado de un 30% de fracaso escolar en 2006 a un 23,8% en 2009 y, a día de hoy, estamos rozando el 20%. Pero lo importante es que no hemos reducido el fracaso escolar bajando el nivel. Nuestro compromiso era y es elevar el nivel de conocimiento de los alumnos. Por eso establecimos las pruebas de Destrezas y Conocimientos Indispensables (CDI) que realizamos desde hace siete años con carácter censal.

¿Han desaparecido las suspicacias que hubo al principio?
Sí, totalmente. De esta última CDI, la de 3º de ESO, podemos destacar la absoluta normalidad con la que se han desa-rrollado.

Han sido pioneros en publicar los resultados de la prueba de 6º, pero no ha ocurrido lo mismo con la de 3º de ESO. ¿Por qué?
Hay que dejar tiempo a los centros educativos para que conozcan la prueba y se habi-túen al tipo de ejercicios que planteamos desde la Consejería, para que puedan adoptar medidas para mejorar los resultados de sus alumnos, ya que no es lo mismo un instituto que un colegio. Aunque sí que quiero destacar que, en este sentido, sí que hicimos público un informe sobre la equidad en los institutos públicos madrileños.

En el ranking de Selectividad 2010 de la Complutense se observa cómo entre los 20 mejores centros no hay ningún público. ¿Qué pasa en los IES?
Es curioso, porque en Primaria los centros públicos están bien y no existe una gran diferencia al compararlos con un concertado. Esas diferencias son mas agudas en la etapa de Secundaria y, a mi juicio, la diferencia fundamental es el peor clima de convivencia, desorden e indisciplina que se da en muchísimos institutos públicos. Yo tengo absolutamente claro que ahí juega a favor de los centros concertados y privados la mayor capacidad que tienen para organizarse internamente, con más orden y jerarquía; en los concertados se sufren muchísimos menos esos problemas de falta de autoridad.

Sobre estas afirmaciones parece que planea el fantasma de la selección de alumnos.
El alumnado más difícil siempre lo recoge la Pública, en Madrid y en toda España, y por eso hay que volcarse en apoyar a los centros donde objetivamente tienen alumnos con mayores necesidades educativas. Dicho esto, también tengo que señalar que hay muchos centros concertados que escolarizan una gran cantidad de alumnado extranjero. Pero recordemos que, en el sistema de admisión en centros educativos sostenidos con fondos públicos que fija la normativa española, el parámetro principal es el domicilio. Los centros educativos reflejan la población del entorno.

¿Ese problema se corrige con la zona única? ¿En qué consiste?
Lo que va hacer la Comunidad de Madrid es eliminar las zonas y crear la zona única, al igual que hemos hecho en Sanidad. Creemos que los padres deben tener la opción de poder elegir el colegio de sus hijos, con independencia de donde vivan.

¿Se tocará la baremación?
No estamos trabajando en ello ahora mismo.

¿No existe el temor a la aparición de colegios con elevado número de alumnado extranjero o con necesidades?
A mí lo que nunca me va a dar la libertad de elección es miedo.

Pero pueden aparecer centros saturados por la demanda educativa.
Sí, puede ocurrir, pero también sabremos qué centros no funcionan y podremos tomar medidas, además de obtener una valiosa información sobre qué es lo que demandan las familias. Nuestro principio básico es que hay que adaptar la oferta educativa a las demandas y partiendo de este punto, no tenemos ningún miedo a dar los pasos que sean necesarios para garantizar la libertad de elección.

Otra de las apuestas del Gobierno regional es la de conceder mayor autonomía a los centros.
Sí, queremos profundizar en este aspecto, porque es una medida positiva para mejorar la calidad de la enseñanza y el nivel de conocimiento de los alumnos. Hablamos tanto de autonomía de gestión, como curricular y organizativa. Hemos dado pasos en las dos primeras: de gestión, con el Programa Refuerza, al trasladar a los centros cinco millones de euros para que los propios institutos públicos puedan organizar y contratar sus propias actividades extraescolares. Y en la autonomía curricular. En España el debate gira sobre que Administración ha de tener más o menos competencias educativas, si las tiene que recuperar el Estado, si deben tener más margen las autonomías, etc. Nosotros creemos que ni uno ni otro: quienes tienen que tener más competencias son los centros educativos. Vamos a trasladarles la capacidad para fijar el 35% del horario lectivo.

Pero lograr esa autonomía es complicada si no se refuerza el aspecto organizativo.
Si el director no puede crear su equipo es difícil. Ahí el terreno de juego viene muy marcado por la normativa estatal, no olvidemos que maestros y profesores son cuerpos nacionales. La Comunidad de Madrid ha apostado porque los equipos directivos tenga un mayor peso dentro de los centros, incrementando sus retribuciones en plena crisis, porque nos parecía un drama que en algunos colegios quedasen vacantes los puestos de director o jefe de Estudios cuando son esenciales para la buena marcha de un colegio. Además, en los centros bilingües estamos facilitando la incorporación de profesorado cualificado dando comisiones de servicio, haciendo concursos de traslado entre docentes habilitados, etc.

La Ley de Educación Catalana fue audaz en este sentido.
Sí, de hecho hay dos aspectos, la profesionalización de los directores y la posibilidad de que el director pueda definir los perfiles del profesorado de su centro –con el visto bueno posterior de la Consejería–, que me parecen que van en la buena dirección, aunque no sé si ya han empezado a llevarlo a cabo.

El final de esta legislatura se ha visto marcado, entre otras cosas, por las oposiciones al Cuerpo de Maestros.
El cambio principal ha venido dado porque en la Ley de Presupuestos del Estado se introduce una limitación en las convocatorias de las oposiciones que realizan las autonomías y que hace que Madrid pase de convocar las 2.200 plazas previstas a 489. Esta modificación implicó que muchas comunidades autónomas dudasen sobre lo que hacer, si convocar este año o esperar al que viene, entre ellas Madrid, y por esas dudas y ese cambio de opinión quiero pedir perdón. Dudamos sobre lo que hacer porque tampoco sabemos si el año que viene el Gobierno nacional va a mantener la limitación; además, los sindicatos, tengo que decirlo, en público nos pedían una cosa, convocar, y en privado otra.

Parece que los últimos movimientos del Gobierno central justifican esas dudas.
El Ministerio de Educación ya ha recurrido las oposiciones en tres comunidades autónomas y ha anunciado recurso en otras cuatro. La Comunidad de Madrid siempre cumple la ley, nos guste o no.

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