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“La brecha entre el sistema educativo y el mundo real tiende a ensancharse”

El creador del término “nativos digitales” sostiene en su nuevo libro que la escuela debe prestar suma atención a los intereses de cada alumno. Para el docente, Prensky reserva un papel en el que se funden las tareas de guía y motivador.

Rodrigo SantodomingoMartes, 21 de febrero de 2012
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Marc Prensky se ha ganado un lugar en la historia de la revolución tecno-educativa por ser el teórico que acuñó, hace ya más de una década, la expresión “nativos digitales” (alumnos nacidos y educados durante la fiebre TIC), ahora de uso corriente en todo el mundo. En su nueva obra –Enseñar a nativos digitales (SM)–, el neoyorquino propone un paradigma para enseñar en el siglo XXI: la coasociación.

Como usted reconoce en su obra, su propuesta bebe en gran medida de otros enfoques pedagógicos previos, desde el método socrático hasta el socioconstructivismo. ¿Qué aporta de nuevo?
Lo realmente novedoso es que es una llamada de atención para que más gente la ponga en práctica, ya que considero que actualmente no hay suficientes profesores que vayan por ese camino. Lo que hemos creado a través de la Educación tradicional es un sistema en el que los alumnos no actúan ni piensan. Está claro que mucha gente se ha dado cuenta de eso. Lo que he intentado hacer es poner bajo el mismo paraguas una forma de concebir la Educación que puede adquirir diferentes nombres, de manera que todos sepamos que estamos hablando de lo mismo. Existen centros donde se aprende por proyectos; otros ofertan un aprendizaje personalizado, centrado en el alumno; también se oye mucho hablar de la enseñanza basada en la resolución de problemas, o en preguntas que dirige el docente a sus alumnos. En realidad, todo forma parte de un cambio metodológico global que yo llamo coasociación.

¿Cambio que debería sustituir por completo a la enseñanza tradicional?
Si lo que los chavales aprenden a hacer en la escuela es escuchar y coger apuntes, eso no va a ayudarles demasiado en la vida. O si les decimos que, al hacer un examen, no pueden utilizar su portátil, su móvil… Dígame un solo empleo en el que el jefe diga a sus empleados que no se sirvan del ordenador para hacer su trabajo. No es así como funciona el mundo. La brecha entre el sistema educativo y el mundo real tiende a ensancharse. Muchas escuelas siguen empeñadas en llenar la cabeza de sus estudiantes con información que no necesitan, y eso no parece muy buena idea.

Así que, más que aportar algo novedoso, ¿su intención al escribir la obra era sintetizar lo que ha estado observando desde que las TIC se empezaron a incorporar masivamente en el aula?
Sí… Bueno, pienso que hay algunas ideas originales ahí dentro [señalando su libro], al menos eso espero. Pero no es algo que me preocupe tanto como el hecho de ayudar a las nuevas generaciones a tener una mejor Educación. ¿Es una idea original decir “dejad a los niños que sigan sus propias pasiones”? No, cualquier persona inteligente pensaría así. Por desgracia, el peso de la tradición es tan grande que no podemos decir “vale, paren, tenemos un mundo nuevo, nuevos entornos, ¿cómo vamos a educar a partir de mañana?”. Pero si lo hiciéramos, nos daríamos cuenta de que no tenemos que inventar todo a partir de cero porque mucha gente ya se ha reflexionado con esa mentalidad en el pasado.

¿Piensa que, en lo que se refiere al papel profesor, la esencia del cambio pasa por lanzar preguntas sin dar las respuestas al alumnado?
El trabajo del profesor debe ser formular las preguntas adecuadas y asegurarse de que los alumnos llegan a respuestas rigurosas desde un punto de vista académico. Ese es su papel: ser el guía, el que se ocupa del control de calidad. Y el de los estudiantes pasa por encontrar información, crear trabajos que demuestren que entienden los conceptos básicos, ayudarse entre ellos… Mucha gente dirá “eso es imposible, los alumnos no pueden enseñarse a sí mismos”. Claro que pueden, el problema es que no están acostumbrados a hacerlo. Hay quien se pregunta: “¿cómo podemos inculcar el amor por el aprendizaje entre los alumnos?”. Y la respuesta es que ni siquiera tienes que hacerlo porque a los niños les encanta aprender. Lo que hay que hacer es no matar ese amor, y muchas veces la escuela incurre en ese tremendo error.

Usted insiste en que el alumno debería trazar su itinerario formativo a partir de sus propios intereses. ¿Pero no es también una de las misiones de la escuela ampliar horizontes, conseguir que el niño se entusiasme por áreas del saber que antes no tenía muy en cuenta?
Tanto profesores como padres tienen que encontrar un término medio. A mi hijo de seis años le encantan los coches de juguete, así que le compro coches, pero también le compro otras cosas: muestras de minerales, cosas relacionadas con la geografía… Quizá también le gusten. Y si le gustan, genial, le compraré más cosas de ese tipo. Claro que una parte de la Educación tiene que ver con exponer al alumno a nuevos descubrimientos, pero la mejor forma de hacerlo es través de las cosas que ya le gustan. Vuelvo al caso de mi hijo. Le gustan los coches. Bien, pues trato de explicarle cómo se hacen las carreteras. O le digo que, en astronomía, el equivalente a un coche es un cohete espacial.

Al poner en práctica una enseñanza que priorice las motivaciones del alumno, supongo que hay que tener muy en cuenta la edad. No es lo mismo, en cuanto a maduración y conocimiento de sí mismo, un niño de siete años que un adolescente de 15.
No, no creo que sea un factor a tener demasiado en cuenta. Hasta cierto punto, cualquier estudiante se conoce a sí mismo, aunque no todos sean capaces de articular esas ideas en decisiones y acciones formativas concretas. Pero claro que los chavales van a atravesar etapas en las que lo importante serán diferentes aspectos de la personalidad: autocontrol emocional, buenos hábitos psicológicos, forma de relacionarse con el mundo exterior… Esto ocurre en distintos momentos de la vida, y el profesor tiene que saber reconocer estas variables en sus alumnos y equilibrarlas. Mi de-sarrollo intelectual fue rápido: a los 16 años ya estaba en la universidad. Sin embargo, emocionalmente no estaba preparado para dar ese salto, así que me resultó muy difícil. Ojalá hubiera tenido a alguien que me orientara al respecto.

Según su tesis, el uso masivo de TIC ha cambiado la forma de pensar entre las nuevas generaciones. Y al mismo tiempo, la era digital ha propiciado el surgimiento de herramientas mucho más efectivas para enseñar si tenemos en cuenta esas transformaciones neurológicas. ¿La tecnología como causa y solución al mismo tiempo?
Bueno, piense en ello desde otra óptica. Cada vez se me antoja menos interesante hablar sobre cambios neurológicos, hay mucha especulación al respecto… Sobre lo que no cabe duda es en cuanto a los cambios ambientales. Hablamos de cambios relativos a los aparatos que utilizan con frecuencia los chicos de hoy en día, así como al poder de esos nuevos instrumentos a la hora de ejercer una influencia sobre ellos. Un ejemplo sencillo: ahora los chavales saben que pueden encontrar millones de opiniones sobre una película en internet. Son perfectamente conscientes del poder de la red. Con suerte, aplicarán ese poder para otras cosas que quieren o necesitan saber. El problema emerge cuando los profesores les echan para atrás e ignoran las TIC en sus lecciones. Y es que el alumno sabe que el poder está ahí, saben que existen herramientas muy poderosas para aprender. Y se preguntan: “¿Por qué no las utilizamos?”. Algo está ocurriendo en Egipto. Y ellos: “¿Por qué no nos conectamos con Egipto? ¿Por qué no hablar por Skype con alumnos egipcios de nuestra edad?”. Para el alumno actual, este tipo de limitaciones resultan muy difíciles de entender.

nnMultitarea
“Aunque a nivel neurológico no exista en sentido estricto, sí se produce algo muy parecido en el comportamiento del individuo. Y resulta estúpido afirmar que la tendencia al alza entre las nuevas generaciones es mala. Siempre se ha hecho y siempre ha funcionado. Tampoco es cierto que los chavales de hoy en día sean incapaces de concentrarse en una única tarea al mismo tiempo. Los videojuegos son una buena prueba de ello”.
nnEducación personalizada
“Muchos profesores jamás preguntan a sus alumnos cuáles son sus intereses, y esto es lo primero que tiene que cambiar. Una vez conseguido, las TIC pueden ayudar enormemente. En realidad, una de las pocas cosas que los ordenadores no pueden hacer es empatizar con el alumno, y es ahí donde la labor del docente resulta esencial”.
nnDesaparición de la escuela
“La verdadera razón por la que tenemos escuelas no es enseñar a los más pequeños, sino tenerles en un lugar seguro para que sus padres puedan trabajar. Y si esa es la verdadera razón, el motivo subyacente, entonces los colegios actúan como prisiones y así son percibidas por los alumnos, sobre todo con su organización actual”.

 

La escuela como prisión

-Multitarea

“Aunque a nivel neurológico no exista en sentido estricto, sí se produce algo muy parecido en el comportamiento del individuo. Y resulta estúpido afirmar que la tendencia al alza entre las nuevas generaciones es mala. Siempre se ha hecho y siempre ha funcionado. Tampoco es cierto que los chavales de hoy en día sean incapaces de concentrarse en una única tarea al mismo tiempo. Los videojuegos son una buena prueba de ello”.

-Educación personalizada

“Muchos profesores jamás preguntan a sus alumnos cuáles son sus intereses, y esto es lo primero que tiene que cambiar. Una vez conseguido, las TIC pueden ayudar enormemente. En realidad, una de las pocas cosas que los ordenadores no pueden hacer es empatizar con el alumno, y es ahí donde la labor del docente resulta esencial”.

-Desaparición de la escuela

“La verdadera razón por la que tenemos escuelas no es enseñar a los más pequeños, sino tenerles en un lugar seguro para que sus padres puedan trabajar. Y si esa es la verdadera razón, el motivo subyacente, entonces los colegios actúan como prisiones y así son percibidas por los alumnos, sobre todo con su organización actual”.

 

 

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