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Separar a los alumnos por nivel de conocimientos triplica el fracaso

Un informe de la Fundación Bofill defiende el uso de la Educación comprensiva y apuesta por clases con alumnos de diferentes edades que sean atendidos por uno o más profesores.
Noelia RamírezViernes, 30 de marzo de 2012
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¿Funcionan las clases tal y como están planteadas?Tres de cada 10 alumnos catalanes de 15 años no están cursando 4º de ESO, tal y como deberían. Dos de cada 10 repiten en la Secundaria, y el abandono prematuro de los estudios ha llegado al 23,6%. Unos datos que superan notablemente la media europea y que ponen en evidencia al sistema educativo actual. Si en Europa el porcentaje de alumnos con alto rendimiento se acerca al 10% de media, en Cataluña apenas supera el 4% .
¿Son estas cifras una respuesta a un sistema que lleva funcionando 30 años? En la comunidad, desde 1982, se apostó por la escuela comprensiva, un sistema que no separa a sus alumnos por méritos o capacidades desde la Educación básica hasta los 16 años. La Educación comprensiva bebe de la influencia de los países nórdicos y se opone a la selección precoz y a los itinerarios formativos separados en Secundaria que llevan a cabo países como Alemania, Bélgica, Suiza, Holanda y Austria.

Después de 30 años, ¿ha funcionado este sistema en las aulas? Esta es la pregunta que se han formulado los 30 investigadores que han participado en el último estudio de la Fundación Bofill. Bajo el título ¿Juntos en el aula?, el informe desprende que la Educación comprensiva en Cataluña “se ha desvirtuado” en fórmulas que distan de su vocación inicial.

El texto asegura que el último informe de la OCDE sobre calidad y equidad apuesta por este sistema educativo como el “más eficaz” y remiten a estudios académicos afirmando que”la excelencia se consigue en la medida que se reconoce el talento de cada alumno”.

Si la Educación comprensiva es el mejor modelo,¿por qué entonces superamos a la media europea en el fracaso? Tal y como apunta Josep Mª Lluró, uno de los directores del estudio: “el modelo es bueno, la forma en que se aplica, no” y añade que, en la última década, Cataluña “ha hipotecado su futuro social” al tener que lidiar con cambios como la llegada de inmigrantes, la adaptación a las tecnologías o la transformación del modelo familiar. “Hemos ido apagando incendios y no hemos detectado la raíz del problema”, dice.

Buena prueba de ello se escenifica en el 30 por ciento de institutos catalanes que separan por conocimientos a sus alumnos, dividiéndolos en los que tienen más o menos competencias. Otro tercio mantiene a los alumnos en grupos diferenciados sólo en algunas asignaturas. Prácticas que se alejan de la esencia de la Educación comprensiva.

Separar abre la brecha
Los autores defienden que al separar a los alumnos, “la brecha” de conocimientos entre ambos se acentúa y se triplica el fracaso escolar, especialmente en aquellos que provienen de familias de nivel socioeconómico bajo, entornos que no prestan atención a la evolución académica de sus hijos.
“Vivimos en una sociedad heterogénea, y debemos formar en una Educación de la convivencia en la diversidad”, explica Enric Roca.

El estudio apuesta por erradicar este tipo de prácticas, pero sin la necesidad de aportar más recursos. El objetivo es optimizar las 200 horas de recursos adicionales del Govern –aulas de acogida o unidades de escolarización compartida– en un “clase de referencia” hasta los 16 años.

Un espacio en el que, gracias a la autonomía de centro que defiende la LEC, los alumnos de diferentes edades y conocimientos podrán ir a clase con uno o dos profesores a la vez. “Juntos, pero permitiendo diferentes velocidades”, apunta Roca.
“Formas de atender a los alumnos hay muchas, pero no todas pasan por separarlos por niveles”, explica Roca. El estudio defiende que las nuevas tecnologías ayudan más que nunca a la Educación personalizada, y permitirían contar con un grupo “diverso” en el que ningún alumno tuviese que quedarse atrás.

Sobre la reforma que apunta el ministro Wert, los autores del estudio lo tienen claro. “La propuesta está poco reflexionada, no nos podemos permitir perder 4º de ESO porque el objetivo es construir un tronco común y diverso en el aula”.

El texto defiende que “reducir la ESO y aumentar el Bachillerato comportará una tendencia a la debilidad de los mínimos comunes que todos los alumnos deberían alcanzar” y que “se debe reducir y flexibilizar el currículum para dotar a los alumnos de las capacidades mínimas”.

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