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Los expertos proponen asociar los deberes a las nuevas tecnologías

Adrián ArcosViernes, 13 de abril de 2012
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Mesa redonda del pasado 28 de marzo. (Foto: Jorge Zorrilla)

Que hay que cambiar el modelo educativo es algo que el nuevo Ministerio tiene claro, y es el objetivo que pretende con la reforma de la Secundaria y la ampliación del Bachillerato. Pero ¿habría que acompañar esa reforma de un cambio de mentalidad en el uso de las nuevas tecnologías? ¿Es válida la metodología actual de enseñanza-aprendizaje o habría que adaptarla a los nuevos tiempos? Estas preguntas surgieron en la mesa redonda sobre La reforma de la Secundaria. Contenidos y mejora del rendimiento que organizó MAGISTERIO el pasado 28 de marzo, dentro del ciclo de coloquios que viene organizando en la Universidad Camilo José Cela (UCJC). El debate, de marcado carácter pedagógico, terminó centrándose en la importancia de construir un modelo de enseñanza-aprendizaje adaptado al uso de las nuevas tecnologías.

Mariano Fernández Enguita, catedrático de Sociología de la Universidad Complutense de Madrid (UCM), consideró “necesario replantear el papel de la escuela en la sociedad de la información en la que vivimos, ya que antes el maestro era la ventana que mostraba la realidad al mundo, pero hoy ese concepto ha cambiado y las ventanas se encuentran por todas partes”. Por eso, en su opinión, “debemos evitar la visión de que todo el conocimiento está en la escuela y lo que está fuera es basura”. Enguita advirtió de que “si no asumimos esta premisa se producirá un alejamiento de los alumnos que no encuentran en la escuela nada que les atraiga”.

Por este motivo propuso nuevas fórmulas de aprendizaje: “Hace 20 años yo impartía mi clase a los alumnos sintetizando todos mis conocimientos, pero ahora puedo asociar un vídeo al temario, colgarlo en internet y que ellos lo visualicen en casa”. De hecho, comentó que esta fórmula se está extendiendo en EEUU y “son cada vez más los profesores que graban las clases en vídeo para que los alumnos las vean en casa, al ritmo que quieran, repitiéndolas las veces que haga falta y deteniéndose donde lo necesiten, y luego hacen los deberes en clase con el profesor”. Con todo, Enguita aclaró que “es sólo una fórmula y tiene que ser cada profesor y cada centro los que dispongan de un proyecto integrado de cómo trabaja el alumno en casa y en clase”.

Para Maripé Menéndez, asesora para África, Europa y Oriente Medio de la Fundación Bachillerato Internacional, “los deberes deberían ir encaminados al uso de las tecnologías”. En su opinión, “los alumnos están cansados cuando llegan a casa, pero si tienen que hacer algo relacionado con las tecnologías seguro que les motiva”. De esta forma “se libraría a los padres de tener que estar haciendo trabajos que llevan gran cantidad de tiempo, porque también nosotros necesitamos descansar como padres”, manifestó.

Traspasando fronteras
Además, según Menéndez, “los contenidos que proceden de las nuevas tecnologías pueden ser más actuales y transfronterizos, con lo cual aumentaríamos la empleabilidad y transferencia de nuestros alumnos en otros países, aunque no implicaría que esos contenidos pierdan rigurosidad y supongan menos esfuerzo académico por parte de los alumnos”.

Sin embargo, esta postura también encontró sus detractores. Ricardo Moreno, miembro de la junta directiva de la Asociación Nacional de Catedráticos de Bachillerato (Ancaba), aseguró que “ internet es una catarata de información al alcance de todos, pero no vale de nada si no eres una persona un poco culta en el sentido tradicional de la palabra”. Además, considera que “la escuela tiene que dar la espalda a una sociedad frívola en la que se sabe de muchas cosas que no tienen importancia o en la que cualquiera se puede hacer rico contando sus intimidades”.

Rebatiendo la postura de Enguita, Moreno argumentó que “los niños siempre han aprendido cosas fuera de la escuela, pero por eso los profesores tienen que enseñarles cosas que no van a aprender fuera”. También se mostró en de-sacuerdo con que la sociedad haya cambiado: “A los niños de antes tampoco nos interesaba lo que el profesor nos contaba, no dábamos brincos de entusiasmo cuando hacíamos dictados o nos explicaban el sistema métrico decimal, pero el alumno siempre debe concienciarse de que tiene que estudiar aunque no esté motivado, de igual forma que el profesor tiene que dar clase aunque tampoco esté motivado”.

En la misma línea que Ricardo Moreno se posicionó Horacio Silvestre, director del IES “San Mateo” (Madrid), donde se encuentra el Bachillerato de Excelencia, para quien “internet es una ventana a no se sabe dónde, no a una realidad sino a algo fingido o ficticio, y la escuela tiene que adaptarse a no sé qué tiempos, ya que el ser humano es más o menos igual que hace 1.000 o 2.000 años y hay que educarle y guiarle en un determinado sentido”.

Para Silvestre “que los tiempos han cambiado es un mantra que se repite en la sociedad”. En su opinión, “el Bachillerato tiene que centrarse en los saberes fundamentales, encajarlos en unos programas verdaderamente serios y no con asignaturas vacuas y vanas como la de ahora; hay que ir a saberes mayores que abarquen más y descargar a los niños de tanta morralla”.

Para Luis Peral, portavoz de Educación del PP en el Senado, “las nuevas tecnologías son herramientas de conocimiento maravillosas, pero son mejores cuando existe una base previa”. Él considera “la enseñanza secundaria, y especialmente el Bachillerato, etapas decisivas en la formación de una persona, ya que la inmensa mayoría de la cultura que nos queda en la vida es la que adquirimos durante la Secundaria”. También calificó de “muy importantes las Humanidades en la Secundaria”, aunque lamentó que “se han ido deteriorando en los últimos años y, si no se cuenta con esa base, se aprecian las lagunas inmediatamente”.

Peral también criticó “la visión localista y nacionalista de la asignatura de Historia en algunas comunidades, además de la visión ‘progre’ por la cual todo lo importante empieza a partir del siglo XIX”. Por último, incidió en que “si tenemos una Secundaria poco exigente, al final también tendremos una universidad poco exigente, y convertiremos la universidad en un Bachillerato superior”.

Troncales y especializadas
Con respecto a las asignaturas, la representante del Bachillerato Internacional apostó por la troncalidad especializada: “Todo el mundo debe estudiar Matemáticas pero con un determinado nivel dependiendo de hacia donde se oriente”.

Con todo, Maripé Menéndez considera que la clave está en “la interdisciplinariedad, ya que todas las materias están absolutamente relacionadas y debemos intentar que los alumnos entiendan esas pasarelas entre disciplinas que son fundamentales para tener un pensamiento crítico y para distinguir los buenos contenidos”.

BACHILLERATO DE EXCELENCIA ¿REAL O SÓLO DE NOMBRE?

  • En la mesa redonda también hubo ocasión de debatir sobre el Bachillerato de excelencia. Y fue Horacio Silvestre el que comenzó manifestando su posicionamiento como director del IES “San Mateo”, el instituto elegido por la Comunidad de Madrid para poner en marcha el Bachillerato durante este curso. Silvestre se mostró de acuerdo “con el apellido de este Bachillerato, que es la marca de la casa –refiriéndose a la Comunidad de Madrid–” y aseguró que aspira “a que sea un buen Bachillerato y a que los alumnos que pasen por él sean merecedores de una universidad, y que cuando lleguen allí no se les tenga que enseñar a leer muy bien, a entender bien los temas, a manejar un vocabulario rico con estilo propio y a que tengan sus conocimientos bien asentados en las materias de las que se han examinado”.
  • También aprovechó para afirmar que “no se segrega a nadie, ya que entra libremente el que quiere, y tenemos hijos de un gran abanico de profesiones, tanto españoles como extranjeros, y se les ofrece una formación completa en la medida de nuestras fuerzas y conocimientos”. Sobre los alumnos, dejó claro que “no son superdotados y no pretendo que sean unos fieras del conocimiento, sino que sepan bien lo que tienen que saber”.
  • Sin embargo, para el catedrático de Sociología de la UCM, Mariano Fernández Enguita, “un Bachillerato bueno no es excelente, y seleccionar a un 20% de buenos alumnos que no son talentos es otra cosa”. De hecho, para él “se trata de la vieja idea del itinerario, pero llamado Bachillerato de excelencia”. Silvestre, por su lado, manifestó que “si no hay más alumnos excelentes es debido fundamentalmente a la pésima estructura de la ESO y a sus escasos y malos contenidos”.
  • Por su parte, el portavoz de Educación del PP en el Senado, Luis Peral, entiende este Bachillerato de excelencia como “una iniciativa de equidad y una garantía de igualdad de oportunidades que va a permitir que chicos a los que sus padres no pueden pagar un Bachillerato en un centro privado puedan ir a un sitio donde van a alcanzar la plenitud de sus capacidades”.
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