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En PISA no hay que mirar a Finlandia sino a nuestro país y su capacidad de mejora

Las búsquedas de los españoles en Google sobre Educación tienen tanta relevancia como las búsquedas sobre el paro o la crisis. Y el Informe PISA de la OCDE –que estos días examina a miles de alumnos españoles– ha alcanzado en los últimos años un alto grado de importancia, hasta el punto de ser considerado el informe que mejor explica el nivel educativo de los países de la OCDE.
Diego FranceschMartes, 22 de mayo de 2012
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En 2010, Mckinsey & Company elaboró un informe sobre las experiencias de 20 sistemas educativos de todo el mundo que han logrado mejoras significativas, sostenidas y generalizadas. Ahora, esta misma consultora ha presentado un nuevo informe haciendo un análisis en profundidad sobre cómo esas experiencias podrían contribuir a la mejora del sistema educativo español. El estudio se denomina Educación en España. Motivos para la Esperanza y pretende atajar el pesimismo que existe sobre la calidad de la Educación en España.

El informe parte de la situación actual y señala el nivel al que España debería aspirar. El informe sostiene que “la experiencia en otros países demuestra que, efectivamente, se puede avanzar y hacerlo en un horizonte temporal relativamente corto”. Eso sí, aunque la capacidad de avance es independiente del punto de partida, las medidas que hayan de adoptarse varían según la situación inicial.

Las condiciones para avanzar en el caso de España son, según McKinsey, la transparencia en las medidas de rendimiento educativo, la profesionalización de los docentes y la autonomía de los centros. El informe aporta 10 medidas concretas en estos ámbitos para mejorar en poco tiempo.

La primera de ellas es llegar a un acuerdo nacional y, después, elaborar una evaluación común a toda España y fomentar la transparencia de datos, lanzar una campaña de reconocimiento del profesor, desarrollar una carrera profesional, profesionalizar al director, orientar la formación continua a los resultados, dar más autonomía a los centros y sintetizar todas las acciones en un Plan de Excelencia y comunicarlo a toda la sociedad.

El punto de partida es conocido y “preocupante” según el informe: PISA nos sitúa a la cola de la OCDE en competencia lectora (480 puntos), por detrás de países como Polonia, Portugal o Grecia y sin haber conseguido mejoras significativas en los últimos 10 años. Andalucía, Baleares o Canarias están incluso por debajo de países como Turquía.

Por otro lado, McKinsey advierte de que “el nivel de desigualdad educativa, una fortaleza histórica de nuestro sistema, se ha deteriorado un 50% en el plazo de tres años, un deterioro demasiado rápido para que se deba solo a factores estructurales”. Y todo ello a pesar de que en la última década el gasto público en Educación se ha multiplicado por dos en términos absolutos, aumentando más de un 30% el gasto por alumno. La consultora señala que “existen voces que atribuyen estos malos resultados a factores socieconómicos sobre los que es difícil actuar, como el deterioro de nuestro PIB o el aumento de alumnos inmigrantes”. Pero McKinsey analiza hasta qué punto nos están condicionando estos factores y si hay margen de maniobra y de mejora más allá de ellos. El informe sostiene que sólo el 16% del rendimiento educativo está condicionado por estos factores. El 84% restante depende de factores en los que o bien España no tiene desventaja (estabilidad y calidad del tejido familiar o nivel de formación docente) o bien factores modificables, como la calidad de los procesos educativos de los centros.

Según McKinsey, España no está donde le corresponde y debería acercarse a los 500 puntos en línea con países como Estados Unidos o Irlanda y por encima de Portugal o Grecia. Pero este no sería el topo. España podría llegar a los 520 puntos de Canadá o Japón en el horizonte de cuatro o seis años “si actuáramos con decisión en la calidad de los procesos educativos.

Por comunidades hay que tener en cuenta más si cabe los factores estructurales que condicionan su rendimiento, porque España no es homogénea educativamente. El “efecto costa” o los niveles de desempleo y de estabilidad familiar son decisivos para McKinsey. Pero esto tampoco puede justificar por completo el bajo rendimiento de esas comunidades. La consultora señala como inaceptable que Castilla y León esté al nivel educativo de Noruega (503 puntos) y Andalucía, a pesar de su mejora, se encuentre por debajo de Turquía con 461 puntos. El informe pone el listón de estas comunidades por encima de los 490 puntos.

Ejemplos de mejora
Para demostrar que la mejora es posible, el informe pone como ejemplo Japón, que pasó de 500 a 520 puntos entre 2003 y 2009. O países como México o Turquía, que han sido capaces de mejorar 20 puntos en esos seis años. Pero en nuestro país, también sirve de ejemplo Navarra que, en tres años, mejoró de 480 a 500 puntos.

El informe anterior, de 2010, demuestra que un sistema educativo puede mejorar sea cual sea su punto de partida aunque la receta no es la misma para todos. No es lo mismo avanzar desde un sistema educativo deficiente que hacer cuando ya es bueno. Por eso McKinsey rechaza que miremos a Finlandia, un país del que nos separan 60 puntos PISA.

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