fbpx

“Los políticos se han apropiado del sistemapúblico y lo utilizan para sus propios fines”

Acaba de jubilarse como docente y, desde la perspectiva de los años y de la experiencia, Gonzalo Guijarro desmonta muchos de los mitos de la propaganda socialista en Andalucía y apela a la responsabilidad del alumno y de la familia.

Diego FranceschViernes, 1 de junio de 2012
0

Gonzalo Guijarro es el portavoz del sindicato APIA (Asociación de Profesores de Instituto de Andalucía) que a su vez forma parte de SPES, la Federación de Sindicatos de Profesores de Enseñanza Secundaria. Es Licenciado en Química y ha trabajado en institutos de Madrid, Murcia, Ceuta y Málaga, donde reside actualmente y donde acaba de jubilarse. Desde 2004 es delegado de APIA en esta provincia y a partir de 2008, portavoz del sindicato.

¿Cómo valoras la situación de la Educación andaluza en cuanto a recursos y resultados?
En Andalucía se despilfarran recursos de la manera más irracional. El problema es que los políticos se han apropiado del sistema público de enseñanza y lo utilizan para sus propios fines. El único criterio con que se gastan los recursos es el de hacer propaganda al partido en el poder, olvidando cualquier exigencia académica en aras de la más indigna demagogia. El resultado es ya largamente conocido: unos niveles educativos más propios de un país tercermundista que de uno desarrollado.

¿Y cómo han afectado al sistema educativo todos estos años de gobiernos socialistas?
Como ya he dicho, la permanencia en el poder del PSOE –pese a los múltiples escándalos que han ido saliendo a la luz– ha permitido que el partido se apodere del sistema de enseñanza, convirtiéndolo en una red clientelar en la que, a través de pequeñas concesiones de privilegios, se transmite más ideología que conocimiento. Para colmo, en estos últimos días hemos podido ver cómo los directores de muchos institutos fomentaban la huelga entre los alumnos, lo que aparte de ser una manipulación de menores intolerable es una clara ilegalidad, una especie de huelga patronal.

¿A qué crees que se debe la baja implicación de los padres en la Educación de sus hijos, como se pone de manifiesto en varios estudios e informes?
Supongo que a varios factores. Uno, las largas jornadas laborales de aquellos padres que todavía tienen empleo, otro, el mentiroso mensaje oficial de que la Educación va bien, a pesar de que los resultados lo desmientan, y por último, el histórico bajo nivel cultural imperante en la comunidad autónoma, halagado criminalmente por la demagogia izquierdista del PSOE.

¿Afecta mucho al funcionamiento de las aulas el absentismo y la falta de disciplina?
La ausencia de disciplina es la principal causa de los desastrosos resultados educativos y del incremento de las bajas por estrés y depresión de los docentes. La legislación y normativa vigentes impiden la disciplina y el orden; en realidad, hay una auténtica conspiración para fomentar la ignorancia desde el poder político y los pedagogos de salón, muchos de los cuales ocupan cargos de relevancia en distintas universidades y figuran como grandes sabios cuando no son más que pesebreros del poder.

¿Pero está bien considerado socialmente el profesor?
No, y en buena medida por culpa de la propia Consejería de Educación, de los sindicatos subvencionados y de los llamados pedagogos progresistas, que no han cesado de emitir mensajes que buscaban el desprestigio de los profesores de Secundaria. “A los profesores les falta formación” es una de las cantinelas que más se han escuchado. Curiosamente, esos mensajes procedían de una Consejería, de unos sindicatos subvencionados y de unos pedagogos que han mostrado reiteradamente su incapacidad para redactar con corrección y claridad. En suma, toda una serie de campañas de desprestigio que buscan eliminar cualquier atisbo de libertad de cátedra y de racionalidad en la enseñanza pública.

¿Cuáles son las principales propuestas de APIA como sindicato en este ámbito?
La recuperación de la autoridad de los docentes en el ejercicio de sus funciones. La creación de diferentes caminos académicos a partir de, como muy tarde, los 14 años. La supresión del perverso “Plan de Calidad”, que no es sino un intento de maquillar el desastre mediante la compra de aprobados, lo que deteriora de manera gravísima la calidad de la enseñanza por motivos políticos. La vuelta a los criterios profesionales en la enseñanza y la desaparición de la cada vez más extensa red clientelar que envenena el funcionamiento de los centros. Eso requiere transparencia administrativa, que ha desaparecido con el beneplácito de los sindicatos subvencionados que ahora fingen rasgarse las vestiduras.

¿Y cómo llegar a esos objetivos?
Para que todo eso sea posible, es necesaria una Ley de Educación radicalmente nueva, que recupere cosas tan esenciales y de sentido común como la responsabilidad del propio alumno en su proceso educativo; es decir, que ponga fin a la promoción automática y a todas las sandeces impuestas interesadamente por los popes pedagógicos progres.

¿Qué opina de la nueva consejera de Educación, Mar Moreno?
Que ya conocemos los principios que defiende, que no son otros que los de la demagogia educativa a que nos tienen acostumbrados.

¿Es cierto que Andalucía, pese a su retraso histórico, ha avanzado en los últimos años y ha progresado en su calidad educativa?
No es cierto; al contrario, en Educación, Andalucía ha empeorado de forma clara y continuada en los últimos 20 años. El desastre comenzó de forma clarísima con la Logse y continuó con la Ley de Educación de Andalucía (LEA). La situación no ha cesado de empeorar ni tiene visos de hacerlo mientras no cambie de forma radical la legislación y los pedagogos autodenominados progresistas sigan imponiendo sus majaderías como si fuesen el colmo de la innovación.

¿Qué opina de los recortes que acaba de anunciar el gobierno andaluz, achacándolos a la imposición del Gobierno central?
Son el colmo de la hipocresía. Existen multitud de despilfarros que, de suprimirse, supondrían a la vez una mejora del sistema educativo, pero eso implicaría echar a la calle a miles de enchufados que medran a costa del sistema sin hacer otra cosa que empeorarlo. La Agencia Andaluza de Evaluación Educativa (Agaeve), el Observatorio de la Violencia Escolar y los CEP (centros de profesorado) son ejemplos de instituciones absolutamente inoperantes, cuando no directamente dañinas; el problema es que en ellas cobran sueldos mucho más altos que el de cualquier profesor los amiguetes del partido, y esa es la única línea roja que el gobierno andaluz no está dispuesto a traspasar.

A pesar de haber sido varias veces recurrido ante los tribunales, la Junta mantiene su “Plan de Calidad”, por el que incentiva a los docentes que más aprueben, ¿cómo es posible?
El perverso “Plan de Calidad” y la interminable multitud de proyectos absurdos es otro filón en el que debería recortarse, pero eso también perjudicaría la red clientelar andaluza. Los orientadores de los centros no imparten una sola clase a la semana, por regla general. ¿Por qué no se les obliga a hacerlo? Porque su función no parece ser otra que la meramente burocrática de santificación de los males del sistema, lo que supone dificultar que se apliquen sanciones a los alumnos que no dejan dar clase con normalidad. Si tuvieran que dar clase se enterarían del daño que hacen y, en todo caso, sería un ahorro. Pero claro, a un gobierno que se mantiene en el poder a pesar de escándalos tan graves como el de los ERE, la red clientelar le resulta imprescindible, y prefiere reducirle todavía más el sueldo a los funcionarios con oposición que sí dan un servicio público que prescindir de los parásitos colocados a dedo que lo apoyan.

0