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“La labor de control de los consejos escolares está en la Constitución”

Este erudito de la Educación advierte de que hay preceptos que la Lomce debe aceptar y aporta fórmulas para ello. El Pleno del Consejo Escolar que preside aprobó la semana pasada su ponencia sobre el anteproyecto con 88 enmiendas.

José Mª de MoyaMartes, 6 de noviembre de 2012
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Asevera el presidente del Consejo Escolar del Estado que con él se puede contar para la búsqueda del consenso, pero no para las tácticas de frentismo político. Francisco López Rupérez tuvo que lidiar con su primera crisis institucional la semana pasada, dice, por su responsabilidad de defender la integridad de la institución que preside. Este físico de 63 años, que sabe de Educación como pocos y ha consensuado 88 enmiendas al borrador de la Lomce, admite que éste es mejorable, pero como cualquier texto legal en esa fase preliminar.

¿Cuál ha sido la secuencia de la crisis institucional abierta la semana pasada?
En la Comisión Permanente del 16 de octubre, en previsión de las decisiones que los distintos sectores podían adoptar con relación a la presentación de informes alternativos al de la ponencia, planteé que podíamos definir el mecanismo de apoyo al presidente que prevé la norma. El reglamento por el cual se rige el Consejo Escolar prevé la devolución, para su corrección, de los informes que no sean respetuosos, precisos y motivados. En la fecha límite de entrega nos llegaron siete informes alternativos. La mayor parte, promovidos por sindicatos, eran muy duros, pero no sobrepasaban la raya de lo irrespetuoso. Pero STES suscitaba dudas en relación con ese requisito. Y ELA tenía una ambigüedad de términos que no se entendía. Se remitieron los informes a la Abogacía del Estado para que, conforme al mecanismo definido por la Comisión Permanente, emitiera informe de reválida. ELA hizo la corrección oportuna y su propuesta se remitió a los consejeros para someterla a votación. En el caso de STES, el Abogado señaló múltiples elementos que, desde el punto de vista jurídico, no satisfacían el principio de respeto.

¿Su tono era mitinero?
La vocación de estos informes es pasar a ser informes de la institución. Por eso se pide respeto, porque no se puede confundir la perspectiva legítima de una organización con las exigencias de una institución del Estado. No se pide respeto en razón de una suerte de censura.

¿No habría sido mejor haberlo dejado pasar?
Ésa es una posición tactista. Pero yo no puedo pasar por alto la violación del principio de legalidad por mucho que me cree conflictos. Y si los conflictos que se generan se consideran de suficiente envergadura, no tengo ningún problema en asumir las responsabilidades. Pero yo tengo la convicción personal de que un país vale lo que valen sus instituciones. Y mi primera obligación como presidente es preservar la institución y su coherencia interna. No tiene que ver nada con, como se ha dicho, limitar la libertad de expresión: eso es una manera de desfigurar el fondo de la cuestión.

¿Qué ocurrirá ahora?
Me corresponde recuperar el acuerdo sobre lo que tiene que ser el funcionamiento de la institución e incorporar a los sectores que han manifestado su repulsa. Hemos tenido experiencias verdaderamente satisfactorias en el último mes de un funcionamiento institucional consistente: la búsqueda de acuerdos y el logro de consensos básicos sobre aspectos esenciales de la Educación. En esa dinámica, conmigo se puede contar. En la dinámica del corto plazo y de la táctica para ganar una batalla, no.

En esta visión, el Consejo Escolar acaba de presentar dos informes de mejora del Anteproyecto de la Lomce. ¿Podría hacer una síntesis de las propuestas?
No es fácil resumir. El dictamen tiene 88 enmiendas con distinto nivel de detalle y distinta naturaleza. Se hacen recomendaciones con un espíritu constructivo, de mejora, sobre cuatro puntos: el papel de evaluación externa para la mejora escolar, la significación del currículo, la flexibilización de las trayectorias, y la autonomía de los centros y la rendición de cuentas. Por su parte, en el informe que ha consensuado la Junta de portavoces de consejos escolares autonómicos, los ítems señalados son: la búsqueda de un consenso básico, la simplificación y la clarificación del currículo, la flexibilidad de los itinerarios, las evaluaciones en el sistema educativo, el impulso de la Formación Profesional, la autonomía de los centros como factor de calidad y el ámbito competencial de los consejos escolares de los centros: si deben ser órganos meramente consultivos o deben tener una función de control y, por tanto, convertirse en la primera instancia de rendición de cuentas, sin perjuicio de la atribución de las competencias de gestión a la dirección del centro.

¿Que el Consejo Escolar quede como mero órgano consultivo es constitucional?
No. Nuestra Constitución establece para el Consejo Escolar las funciones de participación y de control. Eso se puede resolver de manera sencilla reorientando un poco el texto al estilo de la LOCE, que tenía claramente definido que el Consejo Escolar no era un órgano de gestión, sino de control a través de la participación. Eso no es contrario a una potenciación de la función ejecutiva de la dirección. Hay que recordar que es la LOE la que, por primera vez, convierte a la dirección escolar en un entorno colegiado.

¿Es posible defender el liderazgo del director con un Consejo que controla?
Que controla, sobre todo, los resultados. Es constitucional, así es que hay que aceptar ese principio que, además, es un factor de mejoras porque sabes que tienes que rendir cuentas de los resultados de tu gestión ante alguien que representa a la comunidad educativa. La autonomía sin rendición de cuentas produce efectos negativos porque suele degenerar en autarquía. Así que, tanto por razones constitucionales como por razones de eficacia, ese principio de control es razonable.

¿No habría sido más fácil y razonable tomar la LOCE como modelo?
Es difícil de responder. Tras la opción de modificar una parte de la legislación vigente hay que advertir una voluntad política para el consenso. Ofrecer una norma de paternidad doble es tender una mano a la oposición para facilitar el consenso.

¿Ve razonable que ese guiño al otro haya decepcionado a algunos en el PP?
Esto es una apuesta política. Y los hechos dirán si esa apuesta es acertada o no. Hay que dar tiempo a que las cosas maduren.

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