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El programa Comenius mejora el inglés y el uso de las TIC en los alumnos y sus docentes

Adrián ArcosMartes, 15 de enero de 2013
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Para muchos alumnos y sus profesores, supone la única oportunidad de viajar al extranjero de forma conjunta como parte de un proyecto de intercambio. Pero el programa Comenius –equivalente escolar de Erasmus– es mucho más que un simple viaje. Un estudio realizado por la Comisión Europea sobre el impacto de estos programas refleja que tanto alumnos como docentes mejoran notablemente sus competencias, incluidas las culturales y sociales, así como sus conocimientos en nuevas tecnologías y en idiomas, lo que al final termina repercutiendo en la calidad de la enseñanza.
La UE lleva desde 1995 proporcionando becas a los centros para que realicen proyectos conjuntos. Los programas Comenius están puestos a disposición de 33 países (los Estados miembros de la UE, Croacia, Islandia, Liechtenstein, Noruega, Suiza y Turquía) y agrupan, como mínimo, a dos colegios de distintos países europeos, que establecen un proyecto bienal conjunto para mejorar la calidad de la docencia y colaborar en ideas innovadoras o en intercambios. Los proyectos se centran en los ámbitos de interés de los alumnos, en cuestiones educativas de actualidad en los países correspondientes o en las prioridades fijadas por los propios centros.
Del estudio de la Comisión Europea, realizado entre diciembre de 2009 y junio de 2012, se desprende que los programas Comenius tienen un impacto muy significativo en la comunidad educativa en su conjunto: en el 75% de los casos observados se percibe como “fuerte” o incluso “muy fuerte”. Es en los propios alumnos donde el impacto es mayor, seguido por los maestros y por los centros y su entorno.
En cuanto a los alumnos, en el 82% de los centros analizados, la participación en Comenius ha contribuido a que aumenten su interés en otros países europeos y en sus culturas. Además, los programas ejercen una influencia muy positiva sobre la imagen que los jóvenes tienen sobre las lenguas extranjeras. En primer lugar, la estancia en otro país consigue que muchos superen sus dificultades y desarrollen una mayor confianza en sí mismos a la hora de enfrentarse a un idioma extranjero. Pero además, los programas hacen que los alumnos se familiaricen con la diversidad lingüística de Europa, a pesar de que el inglés sigue conservando su importancia. De hecho, el impacto lingüístico es muy fuerte en el 52% de los alumnos.
Detrás de los intercambios también está el deseo de los alumnos de comunicar y compartir su trabajo con jóvenes de otras nacionalidades. Por tanto, Comenius también ayuda a desarrollar las competencias cívicas y sociales, enseñando a ser más responsables, a respetar las diferencias de los demás y a construir identidad europea (el fuerte impacto alcanza el 70%). Pero también fomenta la creatividad y el uso de las TIC, no sólo por tener que expresar un determinado trabajo artístico en otro idioma, sino porque se hace a través de los nuevos soportes digitales (impacto muy fuerte en el 54%).
Por último, los intercambios contribuyen a que los alumnos aprendan a aprender. Según el estudio, no sólo adquieren mayor confianza en sí mismos, sino que aprenden a trabajar tanto solos como en grupo. Este impacto es aún más fuerte cuando las actividades se realizan fuera del propio centro.
El estudio sí que ha detectado varias competencias que Comenius no desarrolla plenamente en los alumnos. Por un lado, el sentido de la iniciativa y del espíritu empresarial, tan importante en nuestros días, por lo que la Comisión Europea pretende fomentar las relaciones con las empresas. Y por otro lado, las competencias en Matemáticas y en Ciencias.

Impacto en los docentes
En cuanto a los profesores, el impacto más significativo está relacionado con el mejor conocimiento de otros sistemas educativos y el fomento de las competencias sociales (fuerte impacto en más del 60%). Al igual que los alumnos, los proyectos ayudan a desarrollar sus competencias en lengua extranjera y en el uso de las TIC (fuerte impacto del 48 y 46% respectivamente), y mejoran su capacidad para trabajar de forma colaborativa e interdisciplinaria con otros equipos docentes, algo que suelen valorar muy positivamente, ya que supone una nueva experiencia al romper con sus prácticas profesionales habituales.
El mejor conocimiento de otros sistemas educativos hace que los profesores puedan ver cómo funcionan otros planes de estudio y de evaluación, puedan intercambiar buenas prácticas, estimular la demanda de formación continua, así como analizar las condiciones de trabajo de sus colegas europeos (salarios, horas de trabajo, etc.), lo que contribuye a la conciencia de una cultura profesional común.
Para Androulla Vassiliou, comisaria europea de Educación y Cultura, “Comenius permite a los jóvenes adquirir las competencias básicas para su desarrollo personal, el empleo futuro y la ciudadanía activa, y les ayuda también a conocer las distintas culturas y lenguas de Europa”. Vassiliou ha asegurado que “estos programas seguirán recibiendo ayuda en el marco de nuestro nuevo programa Erasmus para Todos en el periodo 2014-2020”.
Desde 2007, la UE ha apoyado más de 7.000 proyectos Comenius, que reciben 120 millones de euros anuales, lo que permite a más de 130.000 alumnos y a sus profesores visitar los centros asociados. Además, la UE ofrece becas para que profesores titulares y en prácticas cursen una formación o adquieran experiencia laboral en otro país.

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