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“La calidad docente no la mide la experiencia, sino     las evaluaciones”

Eric Hanushek, experto en Educación, apoya la calidad del profesorado en las pruebas y en la rendición de cuentas.

Adrián ArcosJueves, 16 de mayo de 2013
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Eric Hanushek. (Foto: Jorge Zorrilla)

Para Eric Hanushek, el rendimiento de los alumnos tiene consecuencias económicas, ya que son esas consecuencias las que justifican gran parte de la atención que prestamos a las escuelas y, sobre todo, a los presupuestos educativos. Hanushek, profesor de la Universidad de Stanford en EEUU y especialista en evaluar la calidad de la Educación en los diferentes países, recuerda que “muchos piensan que la solución está en añadir más recursos si las cosas no van bien, pero hay poca evidencia de que esto lleve al éxito”. En su opinión, “no quiere decir que los recursos no vayan a afectar nunca a los resultados, pero no debemos esperar que ese efecto sea importante, ya que si nos limitamos a hacer lo mismo que hemos hecho en el pasado, no podemos esperar mejoras”.
Hanushek ofreció el pasado día 7 una conferencia titulada Políticas educativas para la calidad y el crecimiento económico, organizada por la Fundación Ramón Areces y la Fundación Europea Sociedad y Educación. Su principal conclusión, que insiste que está basada en datos y en estudios realizados en EEUU, estriba en que lo realmente importante para el rendimiento de los alumnos es la calidad del profesorado, su efectividad y su eficiencia.
Sin embargo, esa afirmación encierra ciertas complicaciones. ¿Son tan importantes los profesores como los planes de estudio, los currículos o las instalaciones de los centros? El problema, según Hanushek, es que “la calidad del profesorado no está relacionada con los métodos que utilizamos para medir esa calidad, y que son su formación, su experiencia, la certificación o su preparación”.
“Ninguno de esos factores está relacionado con la eficiencia en el aula”, asegura el profesor. Él reconoce que “es cierto que durante los dos primeros años de trabajo en el aula, el profesor puede mejorar, aprende a impartir bien las clases, pero pasados esos dos años no hay evidencia de que experiencia y rendimiento vayan unidos”. De hecho, asegura que “un profesor que lleve cinco años es igual de bueno que uno que lleve 20 años”.
Dejando de lado los datos, el experto advierte que las diferencias entre la eficiencia y la efectividad de los profesores se puede observar muchas veces a simple vista. Y esto lo evidencian los padres que quieren que su hijo tenga un determinado profesor en el colegio o los directores de los centros, que  saben quiénes son buenos profesores y quiénes no son tan buenos. “Cuando entro a una escuela, el director siempre me dice: tal o cual profesor no debería estar aquí”, apunta Hanushek. Por este motivo, cree que es muy difícil regular y mejorar la calidad de los centros definiendo las características del profesorado y considera un error que muchos economistas se centren en la idea de dar incentivos para mejorar el rendimiento.

Evaluaciones y rendición
En ese sentido, Hanushek apuesta por una información práctica y transparente a través de las evaluaciones externas y estandarizadas a nivel nacional para saber cuáles son los resultados de cada centro. Y esas evaluaciones, además, acompañadas de un sistema de rendición de cuentas que haga responsables a los centros y a los profesores del resultado de los alumnos.
Para el experto, “el sistema de rendición de cuentas es muy positivo, ya que si permites que la toma de decisiones se lleve a cabo a nivel local, se podrán determinar una serie de medidas para atender las necesidades de los alumnos de forma directa”. E insiste en que “hace falta tener ese sistema de rendición de cuentas para ver los resultados”.
En este misma línea, es partidario también de otorgar una mayor autonomía a los centros para reforzar aquellos sistemas que funcionan bien. Y apuesta, además, por la libertad de elección de centros: “Los centros que son elegidos por los padres para llevar a sus hijos, obtienen mejores resultados, y todo se debe a la presión que sobre los centros ejercen los propios padres, y que hace que los colegios tengan que contratar a mejores profesores para que los padres sigan llevando allí a sus hijos”.
La combinación de medidas como una mayor autonomía de los centros, la responsabilidad y la aplicación de evaluaciones externas a los colegios “podría llevar a una mejora de un 50% en la desviación media de la Educación española, en comparación con un marco institucional sin evaluaciones externas ni autonomía”, calcula Hanushek.
De la misma forma, es partidario de “recompensar a los profesores que lo hacen bien y cuyos alumnos obtienen buenos resultados y no recompensar a los que lo hacen mal”. “Simplemente sustituyendo a los peores profesores por otros algo mejores, España podría alcanzar muy buenos puestos en las pruebas de PISA, y si España mejorase 25 puntos sus resultados, ello supondría mejorar anualmente su crecimiento económico un 0,47% anual”, concluyó.

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