fbpx

"En 2012 las diez profesiones con mayor demanda no existían como estudios universitarios cinco años antes"

MagisnetJueves, 18 de julio de 2013
0

Ignacio Martín Jiménez, doctor en Historia, es autor de más de una veintena de libros y decenas de artículos de investigación y un reputado experto en TIC aplicadas a la docencia, habiendo elaborado numerosos cursos de formación a distancia y materiales digitales educativos. Desde el inicio de la Universidad Isabel I ha formado parte de su diseño metodológico e instrumental y ocupa un papel relevante en las estrategias de formación del claustro docente.

¿Cómo percibe el momento actual de la enseñanza universitaria?
Vivimos en un mundo sometido a una vertiginosa evolución. Recientemente un médico operó guiado mediante la tecnología Google Glass: podía ver vídeos explicando los siguientes pasos del procedimiento quirúrgico, retransmitir por videoconferencia la operación, consultar con colegas situados en distintos rincones del mundo. Pienso que este contexto es muy distinto a aquel que imaginó quien diseño su formación. Otro ejemplo: en 2012 las diez profesiones con mayor demanda por parte de los países de la OCDE no existían como estudios universitarios tan solo cinco años antes. Un egresado que acabe hoy sus estudios tendrá que cambiar de trabajo a lo largo de su vida laboral más de quince veces. Con seguridad, nadie le habrá formado para desempeñar la totalidad de ese variado elenco de desempeños laborales. Ese escenario es ya una realidad, y es el frontiscipio desde el que hemos diseñado nuestra Universidad.

¿En qué sentido?
Los sistemas educativos de todo el mundo deben hacer frente a esa creciente incertidumbre. No tiene sentido seguir formando exclusivamente en conocimientos y procedimientos cuya obsolescencia podemos dar por segura en un plazo vertiginosamente corto. Y no pueden desconocer tampoco que ha variado radicalmente nuestra posición respecto a la información: eso nos suscita emergentes oportunidades de aprendizaje, pero también nos confronta con nuevos retos (como la competencia para manejar información: de lo contrario podremos sufrir una verdadera “diabetes informativa”). ¿Puede cualquier sistema educativo vivir de espaldas a esta realidad?

Pero acaba de reconocer la dificultad de anticiparse a las necesidades reales de un futuro profesional…
Efectivamente. No sabemos realmente hasta sus últimas consecuencias cómo será el escenario laboral y personal que encontrarán los estudiantes cuando ejerzan su profesión. Negarlo es una concesión demasiado ingenua. Y muchas universidades educan como si no estuviéramos ya afectados por este irreversible proceso. Pero, ciertamente, en la Universidad Isabel I hemos querido sin embargo hacer acopio de algunas certidumbres hacia las que orientar nuestra acción docente. Sabemos que en cualquier posible escenario a nuestros estudiantes se les exigirán algunas cualidades, que hemos convertido en los verdaderos pivotes sobre los que se articula nuestra docencia.

¿Por ejemplo?
Por ejemplo, la capacidad de aprender por sí mismo, de producir procesos de autoformación, ser competentes para manejar la información (evaluarla, tratarla, producirla…), conectarse a las redes de generación de conocimiento especializado; por ejemplo, ser capaz de trabajar cooperativamente, aprender desde un espíritu dialógico, crítico y abierto a la integración de puntos de vista plurales (pues un mundo crecientemente complejo no admite respuestas simplistas, monofocales); y, por como tercer ejemplo, ser competente en la resolución de problemas o casos reales, dominar el inglés en entornos profesionales y científico, idioma que es obligatorio en todas nuestras titulaciones,

¿En qué se concreta esa diferencia de enfoque docente? ¿Cuál es el verdadero “ADN” de su Universidad?
Si tuviera que destacar argumentos, diría que optamos por una enseñanza inequívocamente profesionalizadora, que prioriza la inserción real en el mundo laboral. Es un hecho constatable por cualquiera que se acerque a nuestros planes de estudio y planteamientos metodológicos. Por ejemplo, el alumno aprende desde la práctica, en contextos que emulan los grandes retos que deberá afrontar en su desempeño profesional. Además, el alumno tiene el control de su proceso de aprendizaje, construye su conocimiento desde la interacción entre iguales, desde la interactividad que proporcionan las TIC, siendo plenamente consciente de sus progresos, fortalezas y campos de mejora o de proyección. Como le gusta decir a nuestro Rector, esta no es una universidad “a distancia”, sino una universidad “de proximidad”, de contacto, de interacción. El alumno forma parte de verdaderas redes de implementación de aprendizaje, en conexión también con los principales canales de difusión del conocimiento de cada una de las disciplinas.

¿Ha sido complejo contar con un profesorado capaz de afrontar este nuevo escenario de enseñanza?
Nuestro claustro docente se compone de especialistas en aprovechar las fortalezas de las TIC como vehículo de enseñanza y aprendizaje, expertos en el diseño de escenarios enriquecidos de aprendizaje online que aprovechan las ingentes posibilidades de la Sociedad de la Información y de las Tecnologías del Aprendizaje y el Conocimiento. Porque si algo hemos tenido claro desde el primer momento es que somos una universidad que forma a su profesorado. No se limita a elegirlo, sino le capacita rigurosa y selectivamente para ser eficaz en enseñar a partir de las Tecnologías del Aprendizaje y el Conocimiento. Se preocupa de su formación continua, de su reciclaje tanto en su respectivo campo de conocimiento como desde el punto de vista didáctico y metodológico. Me complace pensar que en esta casa aprendemos todos, cada día, en un proceso de perfeccionamiento que forma parte de nuestras señas de identidad. En esta universidad no rehuimos la complejidad, simplemente la afrontamos con creatividad y eficiencia. De hecho, una de las líneas de investigación más potente que hemos perfilado tiene que ver precisamente con la enseñanza online, algo muy distinto al simple manejo instrumental de las tecnologías.

¿Cuáles son los rasgos que hacen diferente a la Universidad Isabel I?
Conozco bien el funcionamiento de otras universidades, con las que he trabajado y por cierto muy a gusto. Pero la diferencia es de diseño de los procesos. Como “estructura”, nuestra universidad ha nacido adaptada a esa realidad: los profesores saben que reciclarse metodológica e instrumentalmente forma parte de sus funciones cotidianas, tanto como dar clase. También saben que la clave de su trabajo no es solo elaborar información de calidad, sino verdaderamente crear escenarios enriquecedores de aprendizaje. Podría decirle que la creatividad es imprescindible en nuestro planteamiento. Pienso que sería difícilmente viable, en la práctica, reorientar a posteriori una estructura tan compleja como cualquiera de las universidades ya existentes (incluidas las que practican la enseñanza online) hacia esta finalidad.

Hablemos de alumnos…
Nuestros alumnos aprenden desde la resolución de supuestos, tareas y proyectos, desde el aprendizaje basado en problemas, desde la praxis. Desde el primer día. Se ven enriquecidos por canales de información multimedia y los media interactivos, pero además pueden personalizar el diseño de su itinerario de aprendizaje: nuestros materiales contemplan distintos estilos de aprendizaje, ritmos de progreso y diferentes cauces de evaluación, orientados en todo caso a la acreditación de su competencia funcional real. Además, uno de nuestros ejes es la orientación académica y personal por parte del tutor y equipo docente, explotando las fortalezas e intereses, acomodando sus estudios a aquellos campos profesionales que le resulten más motivadores y accesibles a cada (y fíjese que subrayo la palabra) alumno. Y, sobre todo, aprende con implicación pero sin horarios, con compromiso pero sin límites, con cercanía y acompañamiento. Si se quiere decir de otra manera, hemos apostado por una construcción proactiva del conocimiento desde la resolución de casos y aprendizaje cooperativo. Todo en nuestra universidad, nuestro entorno de aprendizaje, plataforma virtual y herramientas de generación de contenidos, pero también la selección y formación del profesorado, se ha diseñado supeditado a la especificidad de esta metodología propia. Ahora entenderá mejor por qué el proceso es complejo y positivo. Pero le aseguro que ha merecido la pena.

0