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“No tiene sentido que el PP no haya encontrado ningún apoyo a la reforma”

El nuevo rector de la UNED y ex secretario general del Ministerio con el PSOE, cree que “algo han hecho mal” en el Gobierno “si de verdad querían llegar a acuerdos” sobre la Lomce. Piensa que con la LOE hubo “mucho más acuerdo”.

José Mª de MoyaMartes, 17 de septiembre de 2013
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El pasado 8 de julio Alejandro Tiana tomó posesión como rector de la UNED. Tiana es catedrático de Teoría e Historia de la Educación en esta universidad. Hasta su nombramiento había sido director del Centro de Altos Estudios Universitarios de la Organización de Estados Iberoamericanos para la Educación, la Ciencia y la Cultura (OEI) y también había sido secretario general de Educación en el Ministerio de Educación y Ciencia.

¿Cómo decidiste presentarte a rector de la UNED?
Bueno, a mí se me conoce normalmente por el mundo no universitario, y efectivamente toda mi investigación generalmente ha sido sobre el mundo no universitario, pero la verdad es que yo en la universidad he tenido muchas tareas a a lo largo de los 30 años que llevo aquí. La verdad es que la decisión fundamental vino impulsada por diversos compañeros que me empujaron a presentarme. Si hubiese sido una iniciativa individual, quizá no lo habría hecho, pero al ver que había más gente que pensaba que yo podía llevar adelante un proyecto en el que algunos hemos estado muy cercanos durante muchos años, pues me animé.

Tu participación en la política en el pasado y tu compromiso político en el Ministerio, ¿te ha ayudado o te ha perjudicado en estas elecciones?
Supongo que como todas las cosas en la vida, tendrá un efecto ambivalente. Creo que ha sido un elemento positivo en general.

Sí, porque siempre has tenido un perfil muy moderado…
Yo creo que responde al modo en el que yo percibo el trabajo público. Además, soy profesor de política y legislación educativa. Por tanto, ¿cómo no voy a tener un interés por la política en general y por la política educativa en concreto? Siempre he tenido muy claro que teniendo este atractivo por la política y por la actividad política, mi vertiente es más académica, más de estudio. No he querido nunca dedicarme a la política en otras dimensiones. Siempre he trabajado en el Ministerio de Educación en cosas que tenían que ver con lo que yo creía que sabía, con las cosas que me interesaban, y no he buscado nunca otra cosa.

¿Es un compromiso político pero no partidista?
Estoy firmemente convencido de que los asuntos colectivos requieren cuidado y requieren personas que se dediquen a ello. Lógicamente todos tenemos convicciones, todos tenemos ideología y no me parece criticable, pero desde esa perspectiva de que es una cosa noble y que requiere que las personas que tenemos esa inquietud le dediquemos parte de nuestras energías.

¿Cuál es tu proyecto en la UNED?
Yo quiero hacerla mucho mejor todavía de lo que es. La UNED lleva 40 años viviendo y en ese tiempo ha pasado de ser una universidad casi de segunda oportunidad, a estar en el centro de las nuevas tendencias de formación a lo largo de la vida en el nivel superior. Creo que eso ha venido con la evolución de los tiempos y la UNED ha tenido la capacidad de adaptarse a ello. Estoy convencido de que el saber y el saber hacer que tiene una universidad como la UNED, puede ser un instrumento muy potente al servicio de una formación continuada de nuestra población española y de la de otros países. A mí me gustaría estimular eso para encontrar una UNED todavía mejor que la que yo encontré.

¿Hay riesgos también?
Lo que nosotros hacemos lo están empezando a hacer todas la universidades. Entonces, o seguimos estando en cabeza en lo que es distintivo de la UNED o se puede diluir. A lo largo de la campaña electoral he percibido que pese a las dificultades que hay, porque no vamos a negar que hay dificultades económicas, presupuestarias, sin embargo hay mucha gente que tiene ilusión por hacer cosas que dependen de nosotros y no de nuestro entorno. Y que hay cosas que podemos mejorar si nosotros nos ponemos a trabajar. Es verdad que cuanto más difíciles son las circunstancias, más difícil es eso; pero yo he percibido que hay una voluntad de aprovechar esas oportunidades. A mí me gustaría que en este mandato pudiésemos hacer muchas cosas.

¿Alguna de las amenazas para la UNED es que el conocimiento y la transmisión del conocimiento en un mundo 2.0 deje de estar en manos de las universidades?
Yo no creo que sea un riesgo en el sentido de que la universidad pierda su función. Lo que pasa es que va a tener que compartir esa función con otros, y esto nos obliga a encontrar nuestra contribución específica en ese campo. Desde luego las universidades ya no cumplen una función monopolística pero, sin embargo, el uso del conocimiento, la formación de personas para aprovechar el conocimiento, son funciones que la universidad tiene que seguir cumpliendo, y eso creo que nos obliga a reorientar lo que hacemos, pero no pone en entredicho nuestra esencia.

¿Hay alguna de estas cosas que haya que priorizar? ¿Qué te gustaría cambiar?
Yo creo, por ejemplo, que estamos todavía explorando los nuevos modos de acceso al conocimiento y creo que eso todavía no lo hemos acabado de asentar. Nosotros hemos de-sarrollado cursos basados en plataformas digitales, con foros de estudiantes, etc, pero la sensación que tengo es que estamos tanteando muchas cosas en este sentido. La UNED es una de las universidades, ya no sólo españolas sino internacionales, que tiene una oferta más fuerte de los cursos COMA. Pero hay que reconocer que todavía estamos experimentando esto, que todavía no está asentado este campo como para saber qué puede pasar.

A veces se tiene la sensación de que la UNED va lenta en la transformación al mundo digital. Es decir, que todavía es demasiado a distancia y poco e-learning. ¿Compartes esta idea?
Yo creo que aquí hay dos aspectos. Por un lado, que la UNED es una institución que va lenta es irremediable. Es una institución con más de 260.000 estudiantes, así que los cambios no son tan fáciles como en una pequeña institución o una institución nueva que se crea desde la nada. La UNED lleva 40 años funcionando y en buena medida, si uno ve lo que hacía y lo que hace ahora, verá que ha cambiado mucho. También esto ayuda o es una manera de preservar lo fundamental de lo que hacemos. No sólo debe entenderse como un defecto. Yo creo que es bueno combinar ambas cosas. La UNED tiene la ventaja de ofrecer una gama de posibilidades que permiten que cada uno con su estilo de aprendizaje o sus intereses vaya encontrando lo que le conviene. Espero que podamos ser suficientemente ágiles, a pesar de lo que he dicho antes, para que vayamos adecuando esa oferta. Yo creo que es una ventaja exclusiva de la UNED respecto a otras universidades digitales, ofrecer a personas que no están exclusivamente en el mundo digital la posibilidad de formarse con medios más tradicionales.

¿El profesorado de la UNED está abierto a este cambio?
Pues de todo hay, como es lógico, en un colectivo grande, de casi 1.600 profesores en la sede central y unos 6.000 tutores a tiempo parcial repartidos por los centros asociados. De todas maneras, a mí me ha llamado la atención el proceso de adaptación a las nuevas titulaciones del Espacio Europeo de Educación Superior. Lo importante es que la UNED como universidad lo ha conseguido. Tenemos un portal que permite hacer casi todas las gestiones virtualmente y estamos implantando la Administración electrónica. Entonces es normal que a muchos profesores les haya costado más, pero se ha implantado, y eso es una buena señal, aunque en la parte de formación tenemos que implantar muchas más cosas.

¿Es imaginable un futuro en el que el conocimiento, también universitario, se comparta de manera gratuita?
Gratuito no es nada, todo cuesta. Lo único que es gratuito realmente es el intercambio. La concepción de los cursos COMA es esa. El profesor lanza una oferta y son los estudiantes los que de una manera cooperativa van avanzando. Entonces, eso puedes considerarlo gratuito: yo aprendo de ti y tú aprendes de mí, ninguno paga al otro pero los dos aprendemos. Pero en cuanto hablamos de alguna institución eso tiene un coste. El salario tiene que salir de algún sitio. Yo creo que pensar en una enseñanza gratuita que no cueste nada me parece irreal. Ahora, que se pague más o menos es otra cosa.

¿La situación económica del país y de las universidades afecta a la UNED?
Bueno, todo afecta. De todas maneras, la UNED tiene una situación económica de equilibrio. Algunas veces con un equilibrio inestable, porque estamos a expensas de lo que puede suceder, pero tiene una situación equilibrada. Terminó en el año 2012 con superávit, y tenemos previsiones de que este año nos quede algo para 2014. Vamos, la UNED no está viviendo una situación dramática desde este punto de vista. Lo que ha estado haciendo estos últimos años es un plan de ahorro y de eficiencia con el que se empezaron a ajustar los gastos con los ingresos y así se redujeron muchos gastos internos, pero de una manera no tan dramática como en otras universidades. Esto se explica porque el peso porcentual de la subvención nominativa del Gobierno central es menor que en otras universidades. Mientras que para otras universidades la subvención viene a ser del 70-80%, en la UNED está algo por debajo del 50%. Nosotros, de lo que recibimos no pagamos los sueldos. Vivimos en una gran proporción de las tasas de matrícula que pagan los estudiantes, y la suerte que tenemos es que nuestro alumnado no ha disminuido. Ha crecido años atrás y ahora se ha sostenido. Hay condiciones que nos vienen también impuestas. Por ejemplo, a nosotros no se nos permite hacer contratos nuevos, así que no estamos gastando todo el dinero que podríamos gastar en personal docente investigador. Entonces, esta es una situación muy dañina porque te obliga a atender el mismo número de alumnos, sino con menos personal, con más profesores cercanos a la fecha de jubilación. Yo confío en que esto cambie.

¿Quizá es absurdo que la ley obligue a no contratar también a los que tienen superávit?
Por eso creo que esta situación va a cambiar, porque sostenida indefinidamente nos hace inviables a gente que podríamos ser muy viables. Entiendo que ha habido un momento de medidas muy drásticas pero que no tendrán sentido a largo plazo. Yo entendería que eso se cambie para dejar un margen más amplio de contratación, aunque se tenga que justificar. Nosotros ahora mismo sólo podemos reponer el 10% de plazas que queden vacantes, que además tienen que ser de funcionarios, y encima llevamos año y medio en el que se nos han jubilado 70 profesores, lo que dejaría lugar a siete plazas para las que todavía no hemos recibido autorización.

La eficiencia de la universidad, según varios informes, es manifiestamente mejorable. ¿Cómo lo valoras?
Mira, los informes más serios que conozco sobre universidades y eficiencia son los que ha hecho el Instituto Valenciano de Investigaciones Económicas, el IVIE. Hace poco publicó un ranking por tamaño, por volumen, por productividad y son de los más serios. Han hecho además uno sobre universidades concretas, y sobre lo que devuelven a la sociedad española a cambio de lo que reciben. De la UNED se hizo un informe hace tres meses, que está disponible en la web, y el resultado era que la UNED devolvía seis euros por cada euro de dinero público que recibía. El porcentaje de personas que hace Educación Superior en España es el porcentaje que la UE ha fijado como objetivo en 2020, así que no se puede decir que estemos haciendo algo disparatado. Hacemos lo que hacen otros países. Otra cosa es que nuestro sistema productivo esté en este momento tan desquiciado que no tenga posibilidad de absorber a gente formada. ¿España tiene que formar menos gente y tener menos fuente de capital humano? Si esto ocurre el día que mejoren las cosas estaremos en situación de desventaja con otros. Creo que estos temas se deben tratar con mucho cuidado, porque no son blancos y negros.

¿No compartes entonces la idea de la pirámide invertida, de que tenemos muchos universitarios y pocos alumnos de FP?
Bueno, tenemos una proporción en Bachillerato y universidades que no es tan diferente de la media de la OCDE. Lo que tenemos es menos en la FP. No creo que lo que tengamos que hacer sea trasladar a gente de Bachillerato a la Formación Profesional sino que tenemos que trasladar a los que no van a ningún lado a la FP. Y luego, con respecto a los sistemas universitarios, hay que tener mucho cuidado, porque lo que se llama en cada país FP es diferente. En España hemos tenido un proceso a partir de los años 70 de incorporación a la universidad de muchos estudios que en otros lugares nunca se han incorporado a la universidad, o como mucho a lo que llamaban universidades politécnicas. Eso también distorsiona las cifras. También creo que el sistema de FP en España está infrautilizado e incluso infravalorado. Entonces eso hace que sea menos atractivo y también hay que desarrollarlo. Pero cuando hablamos de cifras, sobre todo en la enseñanza superior, hay que tener cuidado y ver hasta qué punto es equivalente a otros países.

No sé si hay algún complejo de “titulitis”, de que toda familia quiere que su hijo vaya a la universidad…
Algo de eso puede haber, pero creo que en nuestro sistema educativo, por la configuración que hemos hecho, la Formación Profesional se ha visto como para el que no valía para otra cosa. También en todos los países se supone que cuanto más asciendes en la pirámide educativa más asciendes en la pirámide salarial y profesional; y eso, claro, lo quieren todos los padres para sus hijos. En España esto no se nota tanto, en parte por el subempleo, pero la media sigue siendo que cuanta más titulación, más nivel salarial adquieres. En algunos países, como en Alemania, donde la FP tiene otra concepción, no sólo de prestigio sino también económica, se plantea de otra manera.

-Sobre la reforma educativa

-¿Qué tiene de bueno y de malo la Lomce ?

Algo bueno es toda la reflexión sobre cómo incentivar la FP. Incentivar vías lo más asentadas posibles para el alumnado que se queda fuera. La Ley de Economía Sostenible ya avanzaba en esa dirección. Y lo negativo es que en la ESO introduce mecanismos que tienen el riesgo de ser un poco rígidos. Por ejemplo, el hecho de establecer las reválidas, y además dos distintas, y que si no la apruebas no puedes seguir adelante. Yo hubiese seguido el modelo inglés, en el que todo el mundo obtiene una certificación –aunque sea distinta– y luego cada uno opta por distintas vías. Las inercias del sistema hacen que una vez que tú estableces título sí o título no, hay un porcentaje de estudiantes que se queda sin él. Sé que con la reválida se pretende espabilar a los alumnos, pero a veces se va a impedir hacer otras cosas después.

-A veces pienso que el rechazo a la reforma educativa está siendo muy excesivo. ¿Es razonable que reciba tantas críticas?

Yo lo que interpreto es que no ha habido un proceso que permitiese llegar a acuerdos. No tiene sentido que el PP no haya encontrado todavía ningún apoyo. Si de verdad querían encontrar apoyos, algo han hecho mal. Si no, es que no querían. Yo creo que hay sectores con los que me extraña mucho que no hayan podido llegar a acuerdos. Con la LOE hubo muchísimo más acuerdo.

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