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Los ciudadanos califican con un notable el trabajo de los docentes

Gema EizaguirreMartes, 10 de septiembre de 2013
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Aunque el poder de las “fuerzas vivas” (cura, boticario y maestro) en las decisiones y criterios de una pueblo pasaron a la historia, la labor del maestro conserva todavía un papel relevante dentro del tejido social. Ni las manifestaciones y protestas del sector educativo ni los malos resultados españoles reflejados por los informes PISA, parecen haber hecho mella en la buena consideración que el ciudadano tiene del gremio de maestros y profesores de Secundaria, y a los que llegan a poner un Notable. Así lo muestra el estudio El prestigio de la profesión docente. Percepción y realidad, dirigido por la Fundación Europea Sociedad y Educación (EFSE), y en la que han participado 15 expertos universitarios.

Se mantiene el prestigio
“En contra de una opinión bastante extendida –no solo en el mundo de la Educación– no tenemos ninguna buena razón para creer que el prestigio docente haya caído en las últimas décadas en España”, explica a MAGISTERIO Juan Carlos Rodríguez, profesor de Sociología de la Universidad Complutense e investigador de Analistas Socio-Políticos (ASP) y uno de los directores científicos de este estudio. Esa aparente percepción negativa y que el estudio apunta, con dedo acusador, a los medios de comunicación la califican de “tópico sin fundamento”. Según los datos extraídos de 807 entrevistas realizadas a personas de entre 18 y 75 años, el prestigio social de los docentes apenas ha variado en los últimos 20 años. “En 1991, el prestigio social medio de los profesores de EGB era de 70,2 en la escala de 0 a 100. Según la encuesta de 2012, es de 68,2, una diferencia no significativa”, señala esta publicación disponible en www.sociedadyeducacion.org.

Este es un hallazgo que sus responsables señalan como “muy relevante”, ya que “contribuye a aclarar el panorama del prestigio docente en España, aportando unos datos que pueden ser útiles para que los juicios de los docentes sobre su propia profesión sean más realistas y para que la discusión pública sobre su valoración social se asiente sobre bases más sólidas”, indica Rodríguez.

Del mismo modo, Mercedes de Esteban, coordinadora del estudio y vicepresidenta de la fundación EFSE, señala que en el origen del proyecto está “poner el acento en las personas, en los maestros y en los profesores españoles; cuya labor merece situarse en el centro de las políticas educativas y recibir, con este estudio, el apoyo y reconocimiento debidos”.

Pero no sólo se trataba de una especie de reconocimiento y homenaje a la importante labor de los maestros en la sociedad, sino la de analizar la realidad y realizar propuestas constructivas, exigentes y concretas para así “contribuir al objetivo europeo de fomentar el prestigio de la tarea docente y reforzar su impacto sobre la mejora de la Educación”, señala De Esteban.

Sobre los efectos del buen hacer de estos profesionales, el 78,3% de los encuestados opina que esa buena labor tendría efectos positivos en los resultados del sistema educativo. Es más, “un 81,2% está muy o bastante de acuerdo con que un aumento del prestigio docente haría que se presentasen mejores candidatos a las carreras universitarias que dan acceso a las profesiones docentes”, dice el texto.

Resultados académicos
Sin embargo, muchos expertos apuntan a que esa relación entre la calidad del docente y los buenos resultados académicos, que se da en el modelo finlandés, es algo que todavía está por demostrar. Según Víctor Pérez-Díaz, presidente de Analistas Socio-Políticos (ASP) y uno de los directores científicos de este estudio: “No contamos con estudios comparativos internacionales que correlacionen el nivel de prestigio de la profesión docente con los resultados académicos medios en cada país”.

Otro de los aspectos destacados de este novedoso estudio analiza la formación del profesor y su carácter vocacional. Los encuestados se muestran, en general, satisfechos con el nivel de preparación y el nivel de vocación de los docentes; y atribuyen un peso notable a la vocación en la decisión de dedicarse a la enseñanza. En una escala del 0 al 10, la población consultada califica con un 7,22 la preparación de los maestros de Primaria y con un 6,98 a los profesores de Secundaria. En cuanto a la vocación, califican a los maestros con un 6,98 y con un 6,59 a los profesores de Secundaria. Un 80,3% cree que en la decisión de dedicarse a la docencia pesa mucho la vocación.

El este análisis de opiniones, curiosamente, los docentes creen tener mucho menos prestigio social del que tienen realmente. En una encuesta de 2008 a tutores de ESO en Madrid, en una escala del 1 al 5, la media que creían tener era, de 2,3, alejada de la media del prestigio que, a su juicio, deberían tener, el 4,5. Si traducimos los resultados de la encuesta de 2012 a la escala del 1 al 5, el prestigio docente se situaría hoy en el 3,7; bastante por encima del nivel del 2,3
Los encuestados hacen responsables de la opinión sobre el prestigio de la profesión a agentes externos, las familias y la clase política en primer lugar, y en un segundo término a los propios profesores y a los alumnos. Los medios de comunicación apenas están presentes y, en todo caso, empeoran la valoración debido a las noticias negativas que suelen difundir.

El estudio analiza el ranking de profesiones (ver el gráfico); y sitúa a los maestros y profesores de Secundaria en posiciones altas de la tabla. Están en un nivel cercano a 70 en una escala de prestigio del 0 al 100, “lo que les asemeja a un conjunto de profesiones liberales o similares como biólogos, dentistas, jueces, enfermeros, farmacéuticos, notarios, economistas o psicólogos, y les sitúa muy poco por debajo de profesores de universidad, físicos, químicos o arquitectos”, indica el estudio.

Los encuestados muestran un amplio acuerdo con una serie de medidas orientadas a mejorar el prestigio de los docentes, entre las que destacan: mejorar la formación inicial y permanente del profesorado, así como ser más exigentes en su selección; aumentar su autonomía profesional y su autoridad; y contar con más medios que faciliten su desempeño.

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