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“Estamos generando el TDAH a través de entornos que son malsanos”

El TDAH se puede y se tiene que prevenir. Para Heike Freire este trastorno es un indicador de la situación actual de la infancia. En su opinión el niño tiene que recuperar esa infancia, sus espacios, sus tiempos.

Estrella MartínezMartes, 15 de octubre de 2013
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Heike Freire es licenciada en Psicología y Filosofía por la Universidada de París X. Ha trabajado como asesora del Gobierno francés y durante los últimos años se ha volcado en la investigación y la acción en temas relacionados con la infancia e innovación educativa.

El subtítulo del libro dice: Otra forma de prevenir y abordar el problema. ¿Se puede prevenir el TDAH?
Sí, yo parto de un enfoque preventivo porque de una forma tácita la sociedad ha aceptado que se trata de un problema genético. Rojas Marcos y otros grandes psiquiatras y pediatras son de la opinión de que es genético, lo cual no está cien por cien comprobado y ellos mismos lo dicen. Mi perspectiva es que si no tenemos esa prueba y sabemos que hay múltiples factores que están implicados en el trastorno, vamos a plantear si es posible prevenirlo, pero no detectando el problema, que es lo que se está haciendo, diagnóstico precoz que sería una prevención secundaria, sino con una prevención primaria basada en la promoción de la salud y el bienestar de la población y de los niños en concreto. Yo me defino como ambientalista –no genetista– , por lo que considero que un TDAH se hace, no nace. Hay distintos profesionales en todo el mundo que creen que si el ambiente cambiara no desaparecería el TDAH, pero sí que los casos se-rían un porcentaje bajísimo de la población.

Precisamente porque el porcentaje no es bajo, hablas en tu libro de trastorno de moda. ¿Esto quiere decir que antes no existía o que ahora hay más casos?
Las cifras de los últimos años hablan de un aumento del 300%. El TDAH se conoció y se empezó a valorar a principios del siglo pasado, siempre ha habido casos, pero pocos, y en los últimos 20 años esto ha sido un boom terrible. Se puede decir incluso que se trata de un trastorno de época. La moda es consecuencia de que sea un trastorno de época, que está asociado a una forma de vida, a unas condiciones sociales, culturales, económicas, familiares, etc. Es un poco la hipótesis que trato de barajar en el libro, que tiene que ver con la situación de la infancia.

De hecho hablas del TDAH como indicador de la situación actual de la infancia.
Desde la perspectiva preventiva que trato de enfocar lo que veo es cómo los ambientes de la infancia han cambiado en los últimos años. La posibilidad que teníamos antes de jugar en la calle con los amigos, por ejemplo. Ese espacio ya no lo tienen los niños. Un niño para ser normal hoy en día tiene que ser mucho más adulto que lo que teníamos que ser nosotros. Los niños se pasan muchas horas sentados, delante de las pantallas, tienen una presión académica infinitamente más fuerte que la que tuvimos nosotros: hay escuelas que hacen exámenes de ingreso a los niños de 3 años, la Comunidad de Madrid hace evaluaciones diagnósticas a niños de 5. Hay una serie de situaciones que hacen que lo que era normal antes ahora se ha convertido en trastorno. A los niños les estamos poniendo una presión tan grande y vivimos en una sociedad tan acelerada que cómo nos puede extrañar que los menores estén acelerados, que les cueste prestar atención. Están sobreexpuestos, sobreestimulados. Los niños y las niñas han perdido lo que les permitía crecer y desarrollarse saludablemente. Hasta que no se empiecen a transformar los entornos, los ambientes familiares, escolares, de la ciudad, me parece absurdo que estemos medicando a los niños porque a muchos de ellos les estamos medicando o diagnosticando erróneamente. Si no hay una política de prevención primaria no tiene sentido que estemos haciendo nada. A mí me parece que se puede trabajar sobre el entorno, al ser humano le afec-ta enormemente el entorno durante los primeros años de vida. Hay estudios que demuestran, por ejemplo, que el ruido del tráfico puede estar relacionado con la falta de atención.

Ha salido la medicación, tema estrella al hablar de TDAH, así como el sobrediagnóstico. ¿Qué opinas?
Ha disminuido el sobrediagnóstico, según los datos que me llegan, pero aún así pienso que sigue habiendo mucho y seguirá habiendo hasta que no nos enfrentemos a las causas reales del problema. En cuanto a la medicación, las últimas investigaciones en Estados Unidos y Europa están encontrando que con el mero hecho de estar en la naturaleza todos los días unas horas los niños y niñas no sólo consiguen prevenir la aparición de este tipo de síntomas, sino que niños diagnosticados y medicados han podido reducir e incluso quitarse la medicación. Me parece muy grave, por tanto, que estemos medicando a los niños. Yo creo que podemos cambiar las ciudades, el funcionamiento de las escuelas, de las familias para ofrecerles a los niños lo que necesitan. Estamos generando la enfermedad a través de entornos que son malsanos y eso me parece mucho más importante que dar la medicación.

También es un tema estrella el hecho de que haya personas que piensen que el TDAH es un cuento chino.
Hay expertos que hablan de este tema, no sólo lo hace la gente de la calle. Efectivamente, hay estudios que prueban que el TDAH, desde el punto de vista farmacológico, es uno de los casos de promoción de falsas enfermedades en la que, de alguna manera, está implicada la industria farmaceútica. Para mí el debate de si existe o no existe el TDAH es un falso debate, porque lo que tenemos que tener en cuenta es que algo está pasando con los niños y las niñas para que estemos en esta situación. Me parece que ir a la raíz del problema es analizar qué está pasando. La realidad es que hay una serie de niños y niñas que están siendo diagnosticados, medicados, etc. Algo está pasando con la infancia en nuestra sociedad.

¿Ése ir a la raíz es la base de la prevención que defiendes?
Sí. Pienso que de verdad hace falta un debate social muy amplio y trabajar el problema desde las comunidades de educadores, de familias, de profesionales, pero todos juntos. Hay que hacer una reflexión muy profunda desde la prevención porque no se ha hecho prevención, y esto es lo más grave, amparándose en la idea de que es genético y como es genético no se puede prevenir. Hay muchas cosas que se pueden hacer para prevenir, no sólo en niños diagnosticados, sino en toda la sintomatología que muchos niños están presentando. Incluso la naturaleza está demostrando que puede funcionar como tratamiento de los síntomas, lo cual demuestra que el problema de los niños es que no están satisfaciendo sus necesidades naturales. Un niño o una niña tiene necesidad de contacto con las cosas vivas, con el entorno, de movimiento, de juego, de afecto, etc.

¿Entonces la prevención no existe porque se considera un problema genético?
De alguna manera se ha aceptado que era una enfermedad nueva, que se había descubierto que era genética y ya está. Que lo único que se puede hacer es lo que se está haciendo ahora. A esto se añade que es crónica y que no tiene curación. Estos conceptos se han generalizado, todo el mundo los ha aceptado, hay una serie de intereses por ahí, que efectivamente están, pero es muy grave que no se vaya a la raíz del problema. Muchos estudios prueban que hay un porcentaje muy elevado de niños que son adoptados y que están diagnosticados con TDAH, de niños que tienen problemas afectivos, que vienen de familias desectructuradas y que también están diagnosticados. Hay un montón de factores, no sólo los genéticos. Hay que trabajar sobre todos esos factores y no sólo sobre uno.

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