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“El 4º de ESO no es un 1º de Bachillerato porque no hay conexión entre asignaturas”

Según el presidente de Ancaba, para que 4º de ESO funcionara como un 1º de Bachillerato tendría que haber continuidad entre materias, de forma que, por ejemplo, un alumno que eligiera Latín en ESO, debiera luego cursarlo en Bachillerato.

Adrián ArcosMartes, 22 de abril de 2014
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(Foto: Jorge Zorrilla)

Cree que se ha perdido una oportunidad con la Lomce de equiparar nuestro sistema educativo al de la mayoría de los países de nuestro entorno. El presidente de Ancaba, Felipe de Vicente, lamenta que el PP finalmente no haya optado por un Bachillerato de tres años y critica también que la nueva ley no modifique la carrera profesional, de forma que se realicen convocatorias para el acceso a los cuerpos de catedráticos y así los profesores de Secundaria puedan también promocionar.

Ancaba reclama un Bachillerato de tres años. ¿Se ha perdido una oportunidad con la Lomce?
Se ha perdido, primero porque el programa electoral del Partido Popular lo recogía. Segundo, porque fue una promesa en el discurso de investidura del presidente, Mariano Rajoy, y el propio ministro, en su primera comparecencia ante la Comisión de Educación del Congreso, también lo anunció. Esas circunstancias, con una mayoría absoluta y con una promesa electoral, probablemente no se vuelvan a repetir.

¿Por qué el cambio en el 4º de la ESO no se adapta a lo que Ancaba exige?
La reforma del 4º de la ESO podría, por lo menos, haberse aproximado a un Bachillerato de tres años. No lo hace desde el momento en que las asignaturas no están conectadas. Un alumno puede elegir Biología en 4º de ESO y luego Latín y viceversa. Para que el 4º de ESO fuera, en la práctica, un 1º de Bachillerato tendría que darse esa conexión y esa continuidad. Es decir, que si escoges Latín en 4º ESO, luego tengas que hacerlo en 1º Bachillerato. De hecho, luego sí se establece un ciclo de tres cursos: Latín 1, Latín 2 y Latín 3. ¿Qué va a pasar? Que profesores de Latín de 1º de Bachillerato se encontrarán con alumnos que han hecho la asignatura durante un curso y otros que no saben nada de Latín, e igual les pasará a los profesores de Biología. Esto es una de las disfuncionalidades de la ley que se podrían haber solucionado ligando las materias elegidas en 4º de ESO con las de Bachillerato o la FP.

¿Qué efectos positivos tiene un Bachillerato de tres años que no tiene, por ejemplo, el cambio que produce la Lomce?
En primer lugar, en Europa el Bachillerato de dos años está implantado en Reino Unido, Malta y, en general, en muy pocos países. Hoy en día, la mayoría de los sistemas educativos tienen un Bachillerato de tres años o más –en Italia, por ejemplo, es de cuatro años–. Si el Bachillerato pretende ser una etapa postobligatoria de más nivel académico, dos años son demasiado poco. Solo hace falta ver el actual Bachillerato, que no prepara a los niños para hacer una carrera universitaria ni para disponer de una base sólida. Antes de entrar en la universidad o antes de obtener el título de Bachillerato, estar tres años estudiando con una cierta especialización y con un nivel académico más exigente que en la ESO, es bueno para los estudiantes y para el sistema.

Uno de los objetivos de la reforma es reforzar la FP. Se critica que, en España, hay demasiada gente que hace un Bachillerato para ir a la Universidad y poca gente que cursa la FP.
En realidad, en la nueva ley, la FP varía muy poco con respecto a la LOE, salvo en un aspecto importante: la creación de la FP Básica. Esto puede ser bastante positivo. A partir de 3ºde ESO y, excepcionalmente, a partir de 2º, aquellos alumnos que no puedan seguir las enseñanzas más académicas pueden iniciar la FP Básica y obtener un título reglado que les permite pasar luego a los títulos de Grado Medio.

Pero como presidente de Ancaba, ¿qué opinión le merece la crítica al sistema educativo español de que haya demasiados alumnos en Bachillerato y en la universidad?
El Bachillerato es un requisito también para la FP. No todo el mundo que accede a Bachillerato tiene que ir a la universidad, también da acceso a la FP y a los títulos superiores. Es decir, no predispone. Por otro lado, en España ha habido una competencia a la FP con las denominadas diplomaturas, que en otros países no existen. En ese sentido, la desaparición de las diplomaturas o las carreras cortas puede favorecer los grados superiores.

Sobre el aspecto curricular, hay muchas críticas de que la Lomce deja de lado a las Humanidades. ¿Le parece que sea así?
El currículo no cambia mucho respecto a la LOE, excepto la distinción de las asignaturas de guía en 4º de la ESO. Lo que hace la ley es una redistribución de las materias troncales específicas y de libre configuración autonómica. Yo tampoco sé cuál es la intención con la que se ha hecho, pero uno puede deducir que el Estado pretende controlar de una manera más directa las materias troncales, que no superan el 50% del horario. Porque, excepto la Historia, que responde a razones más políticas de la Historia de España, son las más ligadas a las pruebas internacionales. Quizá esté ahí la razón.

¿Perjudica esta nueva configuración curricular a los alumnos y al profesorado?
No les tiene por qué perjudicar ni beneficiar. Esto es un ajuste de tipo competencial. No quiere decir que las troncales sean más importantes que el resto de asignaturas. El hecho de que la Música no sea troncal no le quita importancia. De hecho, los niveles de exigencia deben ser los mismos y, para pasar de un curso a otro, los criterios de evaluación son idénticos y no distinguen de troncales y no troncales.

¿En qué condiciones se encuentra acualmente el profesorado de Bachillerato y qué va a cambiar con la Lomce?
En general la Lomce no modifica nada. Lo que tiene que hacer la Administración es fomentar la carrera profesional y que se convoquen accesos a los cuerpos de catedráticos para que los profesores de Secundaria puedan tener promoción.

¿Debería cambiarse el sistema de acceso?
Hay que mejorarlo, pero el sistema actual de oposición garantiza la igualdad y los principios de mérito y capacidad. Si lo que se pretende es un sistema en que los directores puedan seleccionar al profesorado, se estaría entrando en un sistema arbitrario de “amiguismos”. En un país como el nuestro, en que estamos viendo la corrupción en todos los ámbitos, esta decisión supondría abrir puertas a aquellos candidatos más cercanos. Sin embargo, el sistema de oposición actual ha garantizado el mérito y capacidad y, si se prepara y se hace bien, se puede acceder sin trampas. No ocurre lo mismo con un sistema basado en entrevistas y reuniones con los candidatos.

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