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La clase magistral sigue siendo válida siempre que se haga partícipes a los alumnos

Los invitados al nuevo coloquio se mostraron a favor de la clase magistral, siempre que la parte expositiva ocupe menos tiempo y se deje a los alumnos participar y desarrollar los contenidos. Para ello consideran fundamental el uso de las nuevas tecnologías, que “van a permitir hacer un seguimiento personalizado e individualizado del alumno y adaptar los contenidos a cada uno de ellos para conseguir también una mayor motivación".
Adrián ArcosMartes, 1 de abril de 2014
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Nuevo coloquio organizado por MAGISTERIO y Xtend. (Foto: Jorge Zorrilla)

“¿Qué persigue un profesor cuando entra al aula? ¿Ser un mero transmisor de conocimientos? ¿Que los alumnos solo le escuchen y se porten bien en clase? ¿O quiere algo más de sus alumnos?”. Estas fueron algunas de las cuestiones que lanzó Asun Rey, Apple Distinguished Educator en el Colegio “Veracruz” de Galapagar (Madrid), durante el segundo coloquio organizado el pasado miércoles por MAGISTERIO en colaboración con Xtend, y que trató sobre "La transformación de la Educación mediante metodologías innovadoras y nuevos modelos de contenido". Rey diferenció entre los profesores que “cuando salen del aula no han hecho nada para que sus alumnos aprendan porque entienden su clase como una mera exposición” y aquellos que “realizan actividades que ayudan a los alumnos a conocer bien esa materia y a potenciar habilidades como la creatividad, el sentido crítico o la oratoria”.

Javier Varela, director del IES “Calderón de la Barca” de Pinto (Madrid) –uno de los 15 institutos de Innovación Tecnológica de la Comunidad de Madrid– aseguró que no cree en las clases magistrales: “Los alumnos deben participar activamente en su aprendizaje con actividades donde ellos sean los principales artífices”.

Para José Luis Marrero, coordinador del Proyecto iPad de Innovación Educativa en el Colegio “Arenales Carabanchel” (Madrid), “todo docente tiene que llegar a clase y saber que los tiempos educativos han cambiado, tiene que olvidarse de la pizarra y meterse en medio de los pupitres de los alumnos, desatascar a unos y empujar a otros”. Pero advierte de que “esto requiere una formación para la que no nos han preparado”.

Sin embargo, Giovanni Alario, director de Formación e Innovación Educativa en el Colegio “San Ignacio de Loyola” de Torrelodones (Madrid), se mostró partidario de “la buena clase magistral”, y aseguró que “esta arrasa cuando uno está inspirado”. Aunque también advirtió de que “la clase magistral ha de estar muy bien preparada, y no debe ocupar toda la parte del horario, sino que debe haber también un trabajo donde los recursos del alumno salgan adelante, con el fin de despertar su interés”.

Según Juan Carlos de la Torre, profesor del Departamento de Tecnología del IES “Arturo Soria” (Madrid), “la clase magistral no ha muerto, sino que ha sido sustituida en parte por otro tipo de actividad en el aula, de forma que se necesita una exposición pero también se busca que los contenidos sean desarrollados por el alumno para así mejorar su rendimiento”. En su opinión, “el profesor lo sabe hacer, pero otra cosa es que quiera cambiarlo”, y por eso se mostró favorable a un “cambio de actitud del docente hacia este tipo de actividades que muchas veces le parecen menos representativas de su profesión, ya que muchos no quieren ser meros creadores de actividades en el aula, sino que quieren representar un papel más activo”.

Para Javier Varela, sin embargo, “hace falta la participación del alumno, para que se vea implicado y elabore su propio conocimiento”. Y para ello considera fundamental el uso de las nuevas tecnologías, que “van a permitir hacer un seguimiento personalizado e individualizado del alumno y adaptar los contenidos a cada uno de ellos para conseguir también una mayor motivación”.

Desde la Administración educativa, Manuel Corredoira, director general de Educación y FP de la Xunta de Galicia, apuntó que “la adaptación de las TIC y los cambios metodológicos tienen que ver con las edades y las etapas en las que están los niños”. A su juicio, “para los alumnos más pequeños, es necesario un trabajo más colaborativo que en otros niveles”. También para Juan Navalpotro, director técnico del Colegio “Retamar” de Pozuelo de Alarcón (Madrid), “hay mundos muy distintos dentro de un mismo colegio, y los contenidos tienen mayor o menor importancia dependiendo de cada etapa”.

Por su parte, Asun Rey cree que un cambio brusco puede llevar al descalabro: “Llevamos muchos años de clases magistrales y eliminarlas de golpe tampoco sería muy pedagógico”. Ella es partidaria de “reducir el tiempo de la clase magistral para dedicar un 60-70% a trabajar sobre las ideas expuestas”. Por eso cree que el profesor también debe ser experto en su materia.

Experto y facilitador
En este sentido, De la Torre manifestó que “el docente no solo debe ser experto en la materia, sino que también ha de facilitar los contenidos al alumno”. Para Alario, sin embargo, “no existe un facilitador que no sea un experto en la materia”, y ese conocimiento profundo de la materia hace que el docente, por un lado, cree sus propios contenidos, y por otro, enseñe a los alumnos a ser críticos con todos los canales de información a los que están expuestos.

También Juan Navalpotro aseguró que el buen profesor siempre ha sido facilitador y experto en la materia: “El buen profesor siempre hace una buena clase y siempre ha sido el que ha promovido el cambio”. Por eso todos los invitados destacaron la importancia de la “pasión” del docente para hacer una buena clase y para motivar a los alumnos.

En cuanto a la formación docente, Alario puso de relieve esa pasión: “Un docente que se apasiona por su clase, a una hora de formación le saca un provecho impresionante”. Para Corredoira, “si a los docentes se les dan los medios, tienen los recursos adecuados y se les proporciona formación, responden con entusiasmo”. De ahí que el representante de la Xunta considere “esencial” la formación inicial de los profesores y apueste por unos planes formativos lo suficientemente ágiles y que sean capaces de evolucionar al ritmo de la sociedad.

Evaluación e innovación
Los invitados criticaron también el actual sistema de evaluación, que choca con las metodologías innovadoras que los docentes ponen en práctica en sus clases. Javier Varela lamenta que “todas las capacidades y habilidades que van adquiriendo los alumnos a través de las nuevas competencias digitales, y que van a ser muy útiles para su futuro, no se evalúan a través de las pruebas externas”. Para Corredoira, “las evaluaciones externas tienen un fin concreto , pero la Educación es mucho más y no nos podemos centrar en formar a los alumnos para ser evaluados”. Asun Rey, por su parte, no descarta la evaluación externa, pero piensa que “quedarnos solo con eso supone subestimar al alumno, que tiene mucho más potencial”. Ella advierte que “cuando preguntamos algo en un examen, al final vemos si el alumno se lo ha estudiado, pero quizá no sepamos si lo ha comprendido”. En su opinión, “probablemente un alumno sepa más si lo saco del aula y le pregunto acerca del tema en cuestión, y veo cómo se expresa, qué seguridad tiene ante determinados conceptos y si sabe más que sus compañeros, aspectos que no se conocen con un papel restringido”.

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