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Frente a la tecnoadicción hay que romper los hábitos de conexión del menor

Tras el diagnóstico de un especialista, los adultos tienen que colaborar para que el menor afectado rompa con sus rutinas adictivas.

RedacciónMartes, 20 de mayo de 2014
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Tras conocer cómo identificar que un menor ha desarrollado una tecnoadicción, es fundamental que si el profesor o los padres creen haber perdido el control sobre la situación, o identificado el problema demasiado tarde, consulten con un especialista.
Después de la evaluación de un psicólogo especializado, la técnica consiste en romper los hábitos de conexión del menor. La campaña ControlaTIC, desarrollada por FUNDACIÓN MAPFRE –en colaboración con MAGISTERIO y Protégeles–, recomienda,para poner en marcha esta nueva rutina, los siguientes puntos elaborador por el psicólogo Young:
– Romper su costumbre en los momentos de uso de internet. Por ejemplo, si se conectaba nada más llegar del colegio, se recomenda que meriende primero. Se trata de aprender a posponer y adaptarse a un nuevo horario.
– Interruptores externos: utilizar cosas que tenga que hacer o sitios donde ir, como señales que le indiquen que debe desconectar –usar relojes o alarmas–.
– Abstinencia de una aplicación en particular: debe dejar de usar la aplicación que más problemas está generando al adolescente –por ejemplo: determinados chats, juegos on line…–.
– Fijar metas: para evitar las recaídas se puede elaborar un horario realista que permita al adolescente manejar su tiempo y tener mejor sensación de control.
– Usar tarjetas recordatorias: pedirle que haga una lista de los cinco principales problemas causados por la adicción a internet y otra con los principales beneficios de no estar conectado o abstenerse de una aplicación.
– Educar en el uso de internet como fuente de información y formación, y no sólo como una herramienta de ocio.
– Desarrollar un inventario personal: debe apuntar las cosas que ha dejado de hacer como consecuencia del uso abusivo de internet y clasificarlas en “muy importante”, “importante”, “no muy importante”, y examinarlas.
– Informarse sobre las herramientas y recursos de prevención. Por ejemplo, el uso de programas de control parental, filtros de contenido y otros para limitar el tiempo de conexión y el acceso a contenidos dañinos.
– Entrar en un grupo de apoyo: trabajar con otras personas en la misma situación puede ser de gran ayuda.

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