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“La escuela debe compensar lo que no se da de manera natural en el alumno”

Romera se autodefine como una “docente utópica en peligro de extinción”. Esta férrea defensora de las emociones defiende su incorporación en el aula para que “cabeza y corazón” conformen una verdadera Educación integral.

Gema EizaguirreMartes, 3 de junio de 2014
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“La imaginación y la emoción siempre le ganarán a la razón”, afirma Romera, que lidia en los frentes de la docencia, las publicaciones (con libros como La asamblea en clase: técnicas y recursos para el aula) y como presidenta de la Asociación Pedagógica Francesco Tonucci.

¿Qué nivel de desarrollo tiene la inteligencia emocional en los colegios?
No hay una respuesta homogénea. Hay tantas realidades diferentes como centros. Pero lo que es común es que la escuela debe “pensarse” para compensar lo que no se da de manera natural. Los centros educativos deben ser un “lugar” cercano, familiar, seguro, que ayude a los niños y niñas a descubrir cuál es su lugar en el mundo, afianzando su ser como personas, desde los aciertos y los errores, con ensayos y más ensayos. Debe haber miradas y manos llenas de muchos “tú puedes” y “esfuérzate”, porque se trata de una conquista personal.

¿Eso no se aprende también en la convivencia diaria, en la familia, la calle…?
Pero resulta que la calle “ha sido cerrada” para la infancia, para el juego no dirigido, para el descubrimiento y la socialización. Nuestra infancia vive en “campos de concentración de ricos”; y esta sobreprotección deriva en una inutilidad emocional para enfrentarse a la vida. Este es el motivo de que sea necesario introducir la inteligencia emocional en el currículum, en la escuela.

Porque la inteligencia “académica”, ¿no garantiza ni el éxito personal ni siquiera el profesional?
Cuando en la escuela se habla del desarrollo integral del alumnado suponemos que se incluye la dimensión emocional, artística, natural y tantas otras que integran el todo de un ser humano. Pero lo cierto es que entre las paredes de los centros docentes y entre las hojas de los libros, en muchas ocasiones, no conseguimos pasar de las raíces cuadradas y del tiempo subjuntivo.

¿La inteligencia emocional va más allá de gestionar las emociones? ¿Qué otros ámbitos abarca?
Creo que en este caso sería más oportuno hablar de Educación emocional. Si hablamos de inteligencia y parafraseamos a autores de alto reconocimiento, como Goleman, Salovey y otros, hablamos de “sentir”, “entender”, “controlar” y “modificar” estados de ánimo propios y de los demás. Educar en estos campos implica un proceso inicial de alfabetización emocional, un segundo de conciencia emocional y un tercer proceso de socialización emocional.

Suena muy complejo aplicar todo esto…
Hablar de estos temas puede parecer demagógico, irreal, incluso irresponsable. Sin embargo, creo que la vida es un regalo y está pensada para el disfrute y el crecimiento, no para el sacrificio y el sufrimiento, aunque sea esta segunda opción lo que a muchas personas le interesa para poder dominar. La vida es un viaje en velero, es de suma importancia tener marcado el destino, sin él podríamos dar vueltas de manera infinita para no llegar a ninguna parte. En nuestro velero hay velas (la emociones), gracias a ellas navegamos, aprovechamos el viento o todo lo contrario. Extiende tus velas y busca que el Levante las hinche y te lleve lejos. Para que nuestro velero funcione necesitamos una tripulación, un equipo, y que exista cada persona esté donde quiere estar y forme parte del equipo que quiere formar. El resto de opciones son simulacros de cartón piedra que se destruirán al primer soplo de viento no esperado.

¿Qué papel desempeñan las emociones en todo este viaje?
La imaginación y la emoción siempre le ganarán a la razón. Desea, empéñate en algo, piensa algo… y con ello garantizas su cumplimiento. Esta tesis puede convertirse en un gran recurso, en el mayor recurso, pero de igual forma puede convertirse en un gran problema, en el mayor problema. La calidad de tu vida depende de la calidad de tus pensamientos.

Usted es presidenta de la Asociación Pedagógica Francesco Tonucci. ¿Que labor desempeña esta asociación?
Somos docentes, madres, padres, profesionales de cualquier ámbito que, directa o indirectamente, encuentran en la infancia la mayor de las urgencias pedagógicas. A veces pienso que somos un grupo de docentes utópicos en peligro de extinción, otras veces pienso que nuestra web (www.apfrato.com) debería llamarse “sueños de una maestra en tiempos de tormenta”. Pero la verdad es que, en el fondo de mi corazón, lo que creo es que la vida no es más interesante porque no dejamos que lo sea y que la posibilidad de realizar un sueño es lo que hace que nuestra existencia sea interesante.

¿Cómo valora los datos de informes como PISA? ¿Cree que si se valoraran otros aspectos tendríamos mejores resultados?
Me cansan, me decepcionan. Esto es de ese modo porque los datos se manipulan, no se presentan en lo completo y lo complejo que son. Me cansan porque no piensan en los niños y las niñas, porque no se presentan para aportar, porque se utilizan como piedras arrojadizas entre sectores y entre políticos. En cualquier caso, niños y niñas “son domesticables”, pueden aprender a responder a pruebas y test con solo proponérnoslo.

¿Cree que ese es el resultado real del sistema educativo vigente en nuestro país?
Sí, prepara al alumnado para resolver exitosamente pruebas con cuyos resultados mejoremos las estadísticas, lo que a su vez nos haga mejorar la imagen. Se les prepara para hacer pruebas con éxito, pero esto no los prepara para la vida, no se les prepara para el de-sarrollo personal y profesional ni para el futuro social que les ofrece el siglo XXI. Quizá esto no sea tan urgente como los datos y la estadística. La Educación no puede seguir en manos de políticos que cambian cada poco, cuya urgencia son los datos y la estadística, y con un sistema les obliga a no pensar en el futuro o al menos no mucho más allá de las próximas elecciones.

Usted ha dicho que cada país es un mundo y también cada niño. ¿Cuál debería ser el modelo de enseñanza a seguir?
Tenemos un alumnado del siglo XXI, un profesorado del XIX (a veces ni eso) y una metodología de antes del XVIII. Consiste en equilibrar, en ajustar, en hacer una reforma real del sistema educativo, una reforma única, consensuada y una reforma que realmente cambie el paradigma. Hasta el momento solo hemos cambiado los contenidos, o lo que es lo mismo: nada; pues los contenidos tal y como nos los plantean tienen muy poco valor.

Usted apuesta por un cambio de actitud del profesor. ¿En qué aspectos?
Apuesto por un cambio en casi todo lo relacionado con el profesorado. El profesorado debe considerar que el niño y la niña, al que va dirigido su programa, es alguien único, irrepetible, frágil; es alguien digno del máximo de los respetos. Por este motivo, uno de los pilares de cualquier modelo educativo es el respeto; es fundamento de cualquier actitud educadora. Respetar al menor significa aceptarlo como es; partir de él, de lo que es y de lo que puede; conocer sus necesidades vitales y respetar sus recursos personales.

Esa carrera por la tecnología, el bilingüismo… ¿Suponen avances reales o tienen algo de modas?
Es una necesidad, una urgencia. El problema es que la condición previa para ello es el cambio de modelo didáctico y metodológico. La escuela no puede seguir sumando cosas, modas… sin cambiar y modificar lo anterior. ¿Incluir una pizarra digital en un aula para seguir haciendo en ella lo mismo que con la de tiza? La verdadera Educación integral es la que arranca de la unidad de la persona, y el proyecto con el que se trabaja apuesta por ello. Se propone el trabajo para que la persona crezca en todas las dimensiones y capacidades, desde la razón y el corazón: sentir pensando y pensar sintiendo. Este proyecto sólo es entendido desde la conquista de la autonomía, pero siempre rodeados de los demás. Hoy esto no sería posible sin las tecnologías y los idiomas, pero no vale sólo con ellos; hay que tener pensamiento crítico y actitud.

Actitudes

-Asequible al alumno
“El docente debe mostrarse confiado, asequible y abierto al alumno. Así, procurará conocer y comentar, no sólo los problemas de la clase, sino también los personales que afectan, directa e indirectamente, al aprendizaje académico y profesional”.

-Relacionar con la experiencia
“Hay que relacionar los temas tratados con las experiencias y valores del alumnado. La intención de aplicar esto ya nos obliga a conocer esas experiencias y valores, y por lo tanto, a alentar la participación de los chicos y chicas expresando sus pensamientos y sentimientos”.

-Actitud abierta
“No adoptar una actitud dogmática ni apoyarse en su autoridad en las explicaciones, de forma que los estudiantes puedan también expresar sus dudas, sin temor a quedar en ridículo”.

-Técnicas de motivación
“Introducir y trabajar con técnicas de atención y motivación. Ayudarnos de las tecnologías e incluirlas como objeto de conocimiento. Debemos entrenar para la vida y no para el examen”.

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