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Educación financiera, básica para decidir y afrontar riesgos

En PISA 2012, la OCDE decidió incluir la Educación financiera dentro de su evaluación. El objetivo era que alumnos de todo el mundo fueran lo suficientemente competentes para tomar decisiones bien fundadas en el ámbito financiero. El organismo internacional advierte de que “los alumnos suelen ser consumidores de servicios financieros desde una edad temprana”.
Adrián ArcosMartes, 3 de junio de 2014
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(Foto: Shutterstock)

¿Tenemos conocimientos suficientes sobre productos habituales de manejo del dinero, como cuentas, tarjetas, depósitos, créditos, intereses, etc.? Conocer bien los datos, detalles, conceptos, derechos y obligaciones, significa contar con competencia financiera. Su importancia es mayor en una sociedad en la que han ido creciendo las dificultades económicas, así como los recortes en los sistemas de ayudas públicas y privadas, y en la que se han vivido cambios en los perfiles demográficos y diversas transformaciones del mercado financiero.

El difícil contexto económico en el que nos encontramos también ha incrementado la preocupación por parte de los gobiernos, al reconocer que la falta de competencia financiera ha sido uno de los factores que ha favorecido la toma de decisiones mal fundadas, las cuales, a su vez, han tenido efectos indirectos negativos. Ya en 2005 la OCDE advirtió de que “las personas deben recibir una Educación sobre cuestiones financieras lo antes posible en sus vidas”.

Pero no ha sido hasta la prueba PISA de 2012 cuando la OCDE decidió incluir la Educación financiera dentro de su evaluación. Y fue gracias al acuerdo suscrito en 2011 entre BBVA y la OCDE. De este modo, además de los conocimientos en matemáticas, comprensión lectora y ciencias, el último informe de 2012 también midió el grado de competencia y conocimiento que poseen los alumnos de 15 años en temas financieros. El objetivo era que alumnos de todo el mundo fueran lo suficientemente competentes para tomar decisiones bien fundadas y responsables en el ámbito financiero.

Los informes de PISA relativos a matemáticas, comprensión lectora y ciencias fueron dados a conocer el 3 de diciembre del pasado año. Los análisis de resolución de problemas se publicaron el pasado 1 de abril en todos los países de la OCDE y, por último, la información sobre conocimiento financiero se presentará en la sede la OCDE en París el próximo 9 de julio.

En su documento Marcos y pruebas de evaluación de PISA 2012. Competencia financiera, la OCDE advierte de que “los alumnos suelen ser consumidores de servicios financieros desde una edad temprana”. En realidad, no es raro que tengan cuentas con acceso a servicios de pago on line o que dispongan de teléfonos móviles (con distintas opciones de pago), y está claro que las destrezas relacionadas con la competencia financiera les resultarán beneficiosas cuando utilicen esos productos.

Antes de finalizar sus estudios, los alumnos también pueden afrontar decisiones sobre, por ejemplo, seguros de coche, cuentas bancarias o contratos de telefonía móvil. Además, en muchos países, entre los 15 y los 18 años, los jóvenes –y sus padres– se enfrentan a una de las decisiones financieras más importantes: si invierten o no en la enseñanza superior.

Experiencia temprana
El organismo internacional presupone, por tanto, que los jóvenes de 15 años están empezando a adquirir experiencia del entorno financiero en el que viven y los principales riesgos a los que se enfrentan. Así, considera probable que “todos ellos hayan ido de compras para adquirir artículos del hogar o personales; algunos habrán participado en discusiones familiares sobre el dinero y sobre si lo que se desea es realmente necesario o asequible; y un porcentaje considerable ya habrá comenzado a ganar y ahorrar dinero”. Por este motivo, el conocimiento de conceptos como el interés, la inflación y la relación calidad-precio les resulta de gran utilidad.

Casi todas los estudios recopilados por la OCDE en su documento, ponen de manifiesto que la mayoría de los trabajadores actuales no son conscientes de los riesgos que tienen que afrontar y no cuentan con los conocimientos o destrezas suficientes para gestionarlos de forma adecuada. Por otra parte, la mayor esperanza de vida implica que las personas deben asegurarse de que reunirán ahorros para cubrir periodos de jubilación mucho más largos. Incluso cuando los individuos utilizan los servicios de asesores financieros, deben comprender lo que estos les ofrecen. El sujeto es responsable del producto financiero que decide comprar y se enfrentará a todas las consecuencias de su decisión.

Competencia personal
En PISA, la competencia financiera se concibe principalmente como competencia personal, distinta de la competencia económica, que incluye conceptos más amplios como las teorías de la oferta y la demanda, las estructuras de mercado, etc. La competencia financiera tiene que ver con el modo en que los individuos comprenden, gestionan y planifican los asuntos financieros propios y los de sus hogares, que con frecuencia significa los de sus familias.

Los contenidos de las pruebas de PISA se aplican a una serie de contextos financieros relacionados con la vida y la experiencia cotidiana actual de los jóvenes, pero también a las medidas que probablemente van a tomar en un futuro próximo como adultos. Por ejemplo, actualmente, los jóvenes pueden tomar decisiones relativamente sencillas, como el modo en que usarán su dinero de bolsillo o, como mucho, el contrato de telefonía móvil que van a elegir; pero es posible que se enfrenten pronto a decisiones importantes relacionadas con opciones educativas y laborales que tienen consecuencias financieras a largo plazo.

Las personas con un nivel alto de competencia financiera están mejor preparadas para tomar decisiones que les resulten beneficiosas y también para apoyar y criticar de forma constructiva el mundo económico en el que viven.

Los consumidores necesitan acceder con frecuencia a servicios financieros (incluidos los bancos y otros proveedores como las oficinas de correos) para realizar y recibir pagos electrónicos como los salarios, las transferencias y las transacciones on line. En este contexto, se espera que los individuos tengan la competencia financiera suficiente para adoptar las medidas necesarias que los protejan a ellos y a sus familiares y que garanticen su bienestar económico.

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