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"Una persona sin motivación se convierte en un mal docente"

Pilar Jericó, presidenta de la consultora de innovación y talento Be-up, centra todo su talento y capacidad en sacar lo mejor de los profesionales a través de la gestión del talento.
Gema EizaguirreMartes, 21 de octubre de 2014
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Foto: Be-Up

Pilar Jericó es doctora en Organización de Empresa y presidenta de la consultora de innovación y talento Be-Up. Es pionera en el análisis del talento y en el impacto del miedo. En su extenso currículum cuenta con una importante faceta de autora de libros, algunos betseller, como Héroes Cotidianos (Planeta, 2010) y No Miedo (Planeta Brasil, 2006). Además posee una amplia y diversa experiencia en haber formado desde profesionales del Estado Mayor de la defensa hasta altos empresarios y también docentes.

¿Según las estadísticas, la depresión es la principal causa de baja entre los docentes ¿Cómo evitar caer en ella?
Encontrando espacios de autocuidado, entre otras cosas. Cuando uno se enfrenta a situaciones que lo erosionan, tiene que analizar los motivos y tomar decisiones que puedan minimizarlo, y, sobre todo, aprender a cuidarse. La tristeza y la depresión son la consecuencia de una exposición duradera a espacios emocionales que nos restan energía. Por ello, lo importante es volver a recargar las pilas, como se dice comúnmente, a través de conversaciones que nos alivien, escribir lo que nos ocurre, disfrutar de aficiones que nos vacíen la mente y que, sobre todo, nos hagan sentir bien. A cuanta más dureza nos enfrentemos, más hemos de cuidarnos.

Afirma que todo el mundo tiene talento. ¿Cuál debe ser la labor del profesor en este ámbito?
Howard Gardner presentó hace años la teoría de las inteligencias múltiples, en la que sugería que no había una única inteligencia, sino diferentes tipos de inteligencias. Esto se está aplicando en la Educación desde hace tiempo, y creo que es una buena herramienta. Igualmente, algo recomendable es dar un enfoque desde las fortalezas, es decir: aquello en lo que somos buenos y podemos convertirnos en excelentes. Para ello, el profesor debería identificar en qué disfruta el alumno y animarle a explorar ese camino.

Ante la crisis, muchos profesionales (arquitectos, abogados, periodistas…) se reorientan a la enseñanza. ¿Todo el mundo puede tener dotes docentes?
Me temo que no. Una habilidad necesaria para la enseñanza y que a veces se obvia es la paciencia. Las personas habitualmente orientadas a la acción les cuesta desarrollar la paciencia y la escucha. Igualmente, la enseñanza tiene una vocación de dejar huella, que tampoco todo el mundo tiene desarrollada. Cuando una persona no tiene la motivación adecuada y las habilidades, se convierte en un mal docente y desmotiva a sus alumnos.

¿Cómo comprometerse en un trabajo cuando éste no te gusta demasiado?
Es difícil. Requiere mucha fuerza de voluntad y, también una capacidad creativa para identificar nuevos motivos. Cuando nos deja de gustar nuestro trabajo, lo más recomendable es realizar un cambio de trabajo, de centro, de compañeros o de manera de enseñar. Quizá desde ahí, ganando nuevas ilusiones, se pueda recuperar la motivación y con ella, el compromiso.

Y yendo al lado opuesto ¿cómo hacer para que el trabajo no te absorba las 24 horas?
Sabiendo poner límites, decir no y poniendo como objetivo también el autocuidado que decíamos antes. Dicho autocuidado puede ser desde estar con nuestras familias hasta encontrar tiempo para hacer deporte. Además, si pensamos en qué podríamos arrepentirnos cuando nos vayamos a morir, seguramente nadie dirá en haber trabajado más tiempo. Por ello, demos al trabajo su justa medida, sin olvidarnos de nosotros mismos.

En esta sociedad de las prisas, ¿cree que debemos dedicar más tiempo al ocio y a mejorar las relaciones interpersonales?
Creo que sí. Muchas cosas debemos realizarlas rápido, pero también es muy enriquecedor dedicar tiempo para saborear otras que puede ser una cena con amigos o el disfrute de un buen libro o de una película. En definitiva, necesitamos entrenar nuestra mente para que sepa ir a velocidad del rayo y que pueda a su vez saber disfrutar de una buena conversación.

¿Cree que las tecnologías móviles han empeorado las relaciones presenciales?
La tecnología siempre es una herramienta. El uso que hagamos de ella dependerá de nosotros mismos. El Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) ha demostrado que un exceso de tiempo dedicado a las redes sociales desciende el nivel de felicidad. Por ello, hemos de ser responsables con el tiempo que les dedicamos y ver si estamos sustituyéndolas por cosas que realmente tienen mucho valor añadido.

¿Cómo pueden dominar los profesores jóvenes el miedo e ir con seguridad al aula?
El mejor antídoto para el miedo es disfrutar con lo que hacemos, desarrollando la curiosidad hacia nuestros alumnos y rebajando nuestros niveles de exigencia con nosotros mismos. Nuestros alumnos no recordarán, de aquí a unos años, la materia que impartimos, pero sí recordarán cómo los hemos tratado. Por ello, si rebajamos nuestra autoexigencia que genera miedo y disfrutamos con el proceso, podremos afrontar mejor nuestros miedos.

También dice que “la seguridad lastra”. ¿Esto significa que los docentes funcionarios tienden a ser peores?
No creo que sea así. Lo digo incluso por mi propia experiencia. Estudié en un colegio privado y en un instituto público, el “Ramiro de Maeztu” de Madrid, y los profesores de este último, me maravillaron y me marcaron para toda mi vida. Lo importante es que un profesor ayude a desarrollar la curiosidad y enseñe a pensar; y eso no está relacionado necesariamente con la seguridad.

Dígame seis pautas para promover la autoestima personal.
1. Reducir nuestra imagen de búsqueda de perfección. El sentido del humor hacia no-sotros mismos es un buen antídoto.
2. Aprender a perdonarse por los errores que cometemos. La autocompasión nos alivia.
3. Agradecer todos los días tres cosas buenas que se han vivido, para aprender a ver la botella medio llena y no medio vacía.
4. Relativizar las cosas. No dejarse llevar por emociones intensas, en especial, por las negativas.
5. Rodearse de personas que nos hacen sentir bien con no-sotros mismos y a las que podemos querer.
6. Disfrutar con lo que hacemos.

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