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“Una herramienta para que los hijos apaguen el móvil”

Desde un único dispositivo, mediante una app y sin necesidad de discutir, así es como los padres pueden evitar que sus hijos utilicen el smartphone a deshoras gracias a biGuuD, un servicio de control parental ‘made in Spain’.
José Mª de MoyaMartes, 2 de diciembre de 2014
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(Foto: Jorge Zorrilla)

Una de las discusiones más frecuentes entre padres e hijos adolescentes es la relacionada con cuándo hay que apagar el móvil. biGuuD –transcripción fonética de “se bueno” en inglés– surge como una herramienta para ayudar a los progenitores en esta tarea. Un complemento para que puedan proteger a sus hijos de la adicción al móvil y de otros riesgos asociados a su uso, como el sexting, el ciberacoso o el fracaso escolar. En MAGISTERIO hemos entrevistado a uno de los creadores de esta herramienta que puede cambiar la vida a miles de familias, Joaquín Henares.

¿Qué problema habéis detectado y solucionado con biGuuD?
Los chavales no se despegan del móvil ni en los momentos en los que tienen que hacerlo. El 78% de los adolescentes duerme con el teléfono y la tercera parte afirma que si suena durante la noche, lo atiende. Es decir, tienen una interrupción del sueño que provoca que los niños lleguen a clase somnolientos. La idea es tener una herramienta que haga sencilla para los padres esa labor de apagar el móvil. Con biGuuD se hace una negociación única, se estipulan unos horarios en el sistema y no es necesario discutir más.

Pero, ¿la Educación basada en el control no puede reducir la que se basa en la confianza y la responsabilidad?
No es un sustituto, es una herramienta de ayuda. Ojalá una persona que necesite utilizar biGuuD ahora, deje de necesitarlo en un futuro. Yo seré feliz porque le habrá ayudado a que sus hijos respeten los horarios. En mi opinión, es peor un ambiente de bronca diaria que el de pequeño control. Este servicio llega en un momento en el que hay que poner límites porque los propios adolescentes no tienen la madurez propia para saber cortar. También es muy interesante introducir la herramienta con los más pequeños porque, si lo usas desde edades tempranas, tenerlo instalado en los primeros móviles no es un control, es una norma que viene con el propio teléfono.

Hay quien dice que lo prohibido supone un aliciente a determinadas edades.
Mi experiencia me ha dicho que esta herramienta ha funcionado fenomenal. Mis hijos hasta hace dos años suspendían hasta el recreo y ahora no suspenden ninguna. Y coincide en el tiempo.

¿La clave es que no sea una imposición, sino algo que se ha negociado?
Esa es la clave. Sobre la negociación, hay unos argumentos básicos a seguir con los hijos: el móvil es mío y te lo estoy prestando, así que no pienses que te lo estoy quitando; sabré la contraseña siempre; si llamo, coges el teléfono; se apaga para dormir y cenar, etc. Además, nunca debe instalarse biGuuD en un momento de enfado. Esto es algo que, si se habla, no es motivo de conflicto. Lo que ocurre es que, a veces, los padres tenemos verdaderos complejos por imponer algo; se trata de no tenerlos.Yo les dije a mis hijos: “no puedo estar todo el día discutiendo, vamos a poner unos horarios”. Es más, a diferencia de otras herramientas de control, biGuuD no es nada intrusiva, no como los filtros, que examinan los mails que envías y a quién. Simplemente hay un horario durante el que se puede usar el móvil y en ese horario yo confío en que mis hijos lo usen bien.

¿Qué efectos puede tener el uso indiscriminado del móvil en un chaval?
El tema de la somnolencia que mencionábamos, pero también el asunto de la distracción mientras se está estudiando, la relación entre los miembros de la familia, la interacción entre hermanos, etc. Si nos hemos preocupado de quitar la televisión a la hora de la comida para comentar lo que ha pasado durante el día, más aún hay que retirar el móvil. Además, hay chavales con problemas graves de relación, que solo saben interactuar por el móvil o se camuflan en él cuando tienen dificultades. También hay chavales que no se sienten integrados si no tienen un dispositivo con determinadas características, hay problemas relacionados con pornografía y ciberacoso, etc. biGuuD no va a eliminar todos los problemas, pero añade una barrera. De hecho, dos de los más graves, el sexting y el ciberacoso, se producen en horario nocturno, de modo que con esta herramienta podemos ayudar a que se suavicen.

En vuestra opinión, ¿hay que retrasar el uso del móvil o facilitarlo pronto para construir buenos hábitos?
Cuando son muy pequeños lo ideal es que se familiaricen con el móvil a través del dispositivo paterno. No recomendamos dar un móvil autónomo hasta los 12 años.

¿Qué utilidades puede tener biGuuD en el colegio?
En mi casa ha habido dos etapas: infantil, en la que el móvil no se lleva al colegio, y juvenil, donde es necesario controlar su uso. Pero también está la posibilidad de usar biGuuD desde el colegio ya que, llevada a un extremo, la aplicación instalada y con un sistema de bloqueo por parte del colegio podría permitir que se bloquearan todos los teléfonos al entrar en el centro, pero no sé si esto ya parece un poco Gran Hermano. Es decir, sí estaríamos en condiciones de ofrecer la aplicación, pero ¿con qué criterio puede un colegio forzar a todos lo padres a instalarla? De hecho, nosotros en el colegio vemos la utilidad de otra manera, ahora mismo hay una tecnología en los centros que no queda limitada al uso escolar. Por ejemplo, los iPads que usan los alumnos y se llevan a casa, biGuuD serviría para controlar su uso.

¿Cuando hablas de “bloquear” o “apagar” el teléfono, ¿a qué te refieres?
Lo que hace biGuuD es que, cuando llega el momento de que el móvil se bloquee, aunque el niño intente abrir una aplicación, no puede. Aparece un candado rojo en la pantalla y no puede usar nada de internet, no recibe notificaciones, etc. Lo único que puede hacer es ver el calendario que tiene asignado ese teléfono y solo puede llamar, o al dueño del teléfono, o a los números de emergencia establecidos, aunque sí puede recibir llamadas Además, el teléfono puede desbloquearse manualmente con la contraseña que solo conocen los padres.

¿Cuál es el factor diferencial de este servicio?
Lo que hace, no hay nada en el mercado que haga esto. Hace año y medio no había ningún competidor, ni siquiera a nivel mundial. Hoy día creo que hay una aplicación en EEUU llamada DinnerTime que hace algo similar. Sin embargo, la comprensión por parte de los padres de la necesidad de esta herramienta y su propensión al pago por la misma es altísima. Estamos vendiendo tranquilidad para los padres.

¿Es un mercado similar al de los filtros de internet?
Es más amplio porque el móvil es más molesto, el padre se entera de lo que ocurre con el móvil porque lo tiene en las narices y está harto. Además, el problema de los filtros requiere la actualización continua por parte de los padres. Es decir, este mercado es más amplio porque es un problema que al padre le hace mucho más ruido y la aplicación es mucho más fácil de instalar y configurar. En concreto, para calcular nuestro target hemos tenido en cuenta el número de familias con hijos entre 12 y 18 años, de ellas hemos seleccionado al 50% –siguiendo criterios de poder adquisitivo– y nos han quedado 1.200.000 familias con 1,2 hijos cada una. Aspiramos a llegar al 1% de estas familias. Además, nos hemos encontrado con que la comprensión por parte de los padres de la necesidad y propensión a pago de la aplicación es altísima.

En cuanto a los operadores móviles, ¿cuál creéis que es su visión?
Para los operadores la venta ya está hecha. Si, además, pueden dar un servicio que haga esta labor de poder limitar el uso del terminal, esto no va en contra de su negocio y sí les hace algo más sociales.

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