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Uno de cada tres jóvenes de entre 20 y 24 años ni estudia ni trabaja

España sigue necesitando una apuesta decidida por recuperar a los jóvenes que ni estudian ni trabajan y reequilibrar la distribución del nivel formativo de sus jóvenes potenciando la Formación Profesional.
Pablo RoviraMartes, 27 de enero de 2015
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Así lo destaca el Education at a Glance Interim Report 2015, un nuevo estudio publicado por la OCDE que actualiza los principales indicadores educativos de los países más de­sarrollados, con especial atención a la transición del mundo educativo al laboral de los jóvenes. De nuevo, los datos de este estudio evidencian que cuanta más formación, mayor empleo.

El 26,8% de los jóvenes españoles de entre 15 y 29 años ni estudia ni trabaja. Un porcentaje sólo superado por Turquía (31,3%) y Grecia (28,5%) de los países de la OCDE. Por tramos de edad, más del diez por ciento de nuestros jóvenes de entre 15 y 19 años ni estudia y trabaja, un porcentaje que se eleva hasta el 34,7% en el tramo 25-29 años. Más preocupante, con la crisis económica,desde 2008, es que este porcentaje se ha incrementado en nueve puntos, más que en cualquier otro país de la OCDE.

El perfil de los jóvenes que ni estudia ni trabaja afecta, especialmente, a los jóvenes que no tienen ningún título de Secundaria postobligatoria, es decir, de Bachillerato o Formación Profesional de Grado Medio, hasta el 31,2%. Sin embargo, no es exclusivo de estos jóvenes. También los que tienen titulación se encuentran en esta tesitura. Así, el 21,4% de los jóvenes con títulos de Secundaria postobligatoria o FP de Grado Superior ni estudia ni trabaja, un porcentaje algo superior, del 23,8%, en el caso de los universitarios.

Bien es cierto que los que tienen estudios universitarios, casi la mitad, el 46,0%, trabajan, mientras que el 30,2% sigue formándose. Un 10% de jóvenes universitarios estudia y trabaja al mismo tiempo. En cambio, la tasa de empleo de aquellos con título de Secundaria o FP baja hasta el 24%, ya que un 54,6% continúa formándose.

Según el informe de la OCDE, la tasa de empleo de los universitarios (aquí ya se incluye toda la población activa, de 25 a 64 años) es del 76%, y baja hasta el 48% para aquellos que tienen como mucho el Graduado en Secundaria.

En este sentido, el informe de la OCDE señala que en España la tasa de empleo de aquellos que tienen hasta Bachillerato es similar a los que tienen hasta Formación Profesional. Bien es cierto que al contemplar no sólo la población joven, sino hasta los 64 años, debe leerse con cuidado este dato.

Nivel formativo
De nuevo, la OCDE remarca el desequilibrio existente en el nivel formativo de los jóvenes en España. Así, “el 13% de la población con estudios hasta segunda etapa de Educación Secundaria alcanzó el título de Bachillerato en 2013, mientras que el 9% obtuvo la Formación Profesional de Grado Medio”. En España, la población con Formación Profesional es bastante baja en comparación con países, por ejemplo, como Alemania, donde la proporción llega a casi el 60%. La media de la OCDE es del 34% con estudios vocacionales por un 11% de Bachillerato.

De esta forma, la población española de entre 25 y 34 años se distribuye entre un 35% con estudios por debajo de la Secundaria postobligatoria, un 24% con Bachillerato o algún ciclo de Formación Profesional y un 41% con estudios universitarios.

Otro de los puntos que toca el informe es la distinción por sexo. En España, la tasa de paro de las mujeres supera a la de los hombres en todos los niveles educativos. Estas diferencias no son tan acentuadas para el conjunto de países de la OCDE y de la UE21. En cambio, el nivel formativo de las mujeres es superior al de los hombres, señala el nuevo informe de la OCDE.

Una década de estancamiento
En 2013, el 35% de los jóvenes entre 25-34 años tenía menos que la Secundaria postobligatoria, el 24% Bachillerato o FP y un 41% un título universitario. Esta radiografía era prácticamente la misma en el año 2005. Comparado con 2000, entonces el 45% no tenía la postobligatoria y “sólo” había un 34% de universitarios. Es decir, fue ese primer lustro el que más mejoró el nivel formativo de los jóvenes españoles. Tanto es así que la radiografía de los adultos de 35-44 años, es decir, una década mayores, es similar en cuanto al nivel formativo de la cohorte: mismo porcentaje de universitarios y sólo un punto más de abandono.

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