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El Asperger es más que una serie de dificultades, son también capacidades

Un Asperger nunca crecerá si solo se le tilda de raro y se le dice que no puede.
Estrella MartínezMartes, 24 de febrero de 2015
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El 18 de febrero se celebró el Día Internacional del Síndrome de Asperger, un síndrome que se encuentra dentro del Trastorno del Espectro Autista y que, como bien dijo, Mercedes Belinchón, profesora titular del Departamento de Psicología Básica de la Universidad Autónoma de Madrid, implica un “funcionamiento psicológico diferente, no necesariamente deficiente”.

Como recordó la profesora universitaria, los Asperger “son inteligentes”, lo que tienen son “dificultades sociales, de comunicación no verbal”, por ejemplo, explicó Marcos Zamora, presidente de la Asociación Española de Profesionales del Autismo. Es aquí donde radica una de las claves: las personas que tienen Asperger no ofrecen ningún elemento visible, físico, que sea una señal de este síndrome. Por este motivo la gente “te cataloga como raro y en vez de preguntarnos qué nos pasa o qué necesitamos, se quedan en el calificativo de raro”, se quejaba Miguel Aulló, un joven con Asperger. Esto supone que la mayoría de las personas hacemos nuestra vida junto a ellos sin saber que tienen ese síndrome. Y no hay que olvidar que la“especie humana es una especie social”, recordó Belinchón, precisamente donde reside el problema de los Asperger, lo social, por lo que si no cuentan con apoyos es fácil que se queden fuera de la sociedad.

Esto da una capa de invisibilidad a las personas con Asperger que se completa con unos “estereotipos que hay que derribar”, defendió Miguel. Aunque haya veces en las que pueda parecer que todo les da igual, “la autoestima es fundamental para una persona con Asperger”, por ejemplo, dijo Miguel. También “necesitamos y queremos relacionarnos”. Las “ideas equivocadas que tenéis sobre nosotros nos limitan y no queremos sentirnos limitados, queremos que se nos den oportunidades”. Miguel sabe bien de lo que habla, “yo no pensaba ni que acabaría la ESO, los profesores tenían unas expectativas bajísimas de mí y esto te influye porque cuando mucha gente tiene una idea errónea sobre ti, al final te lo crees”.

Poco a poco Miguel fue dando “pequeños pasos” que a día de hoy siguen marcando su vida, son metas que se va poniendo, gracias a las cuales ha recuperado su autoestima. “Yo siempre me he sentido diferente”, explicó Miguel. Él sabe de sobra que lo es, pero también sabe que no todo lo que tiene son dificultades, sino también capacidades, que es lo que defiende que se debe potenciar.

Si ahora tiene 27 años, una carrera en Psicología y un máster es porque recibió una ayuda y un apoyo que es fundamental para estas personas a lo largo de toda su vida. Miguel no fue diagnosticado hasta los 17 años. La importancia de poner la “etiqueta” del Asperger reside en que hasta que no se hace, estas personas no reciben ninguna ayuda. El caso de Miguel no es raro, hay incluso “muchos adultos sin diagnosticar”, rcordó Marcos Zamora, que explicó que lo normal es que los Aperger pasen antes por varios diagnósticos erróneos. Todos los presentes en la mesa coincidieron en la importancia de diagnosticar lo antes posible, el propio Miguel reconoce que a él se le “abrió un mundo”. Para ellos ir a la escuela o a la universidad ordinarias sin ningún apoyo “es como la jungla”, sentenció la profesora. Y, sin embargo, todavía hay docentes que, “como los ven inteligentes, les niegan el apoyo”, denunció Belinchón. Y así como alguien en silla de ruedas necesita “pasarelas” para poder acceder a según qué sitios, los síndrome de Asperger necesitan “pasarelas sociales”, concluyó Mercedes.
“Somos personas con nombre y apellidos, cada uno tenemos necesidades concretas y queremos una vida lo más autónoma posible, no quiero depender siempre de mis padres”, expuso Miguel. Pero no pueden hacerlo solos, nos necesitan y los necesitamos, “quiero que nos den voz para eliminar barreras”, concluyó.

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