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Los profesores refuerzan los roles de género en Secundaria

Las expectativas que ponen los profesores en sus alumnos e, incluso, las que tienen los estudiantes para sí mismos difieren entre sexos; lo que contribuye a reforzar los roles de género.
Laura García RuedaMartes, 3 de febrero de 2015
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Ésta es una de las conclusiones que arroja el estudio La fractura de género en los estudios de ciencias, tecnología, informática y lengua: expectativas y motivaciones del alumnado y el profesorado de Secundaria, elaborado por la Universitat Oberta de Catalunya (UOC).

El informe –financiado por el Ministerio de Ciencia e Innovación y que forma parte de los proyectos del grupo de investigación ‘Género y TIC’ del Internet Interdisciplinary Institute (IN3) de la UOC– ha analizado a lo largo de tres años, y desde una perspectiva de género, la toma de decisiones en chicos y chicas a la hora de escoger sus estudios superiores y la influencia que tienen sobre esta decisión las las expectativas de los profesores y de los propios alumnos.

Para su desarrollo se ha realizado un seguimiento de las motivaciones de más de 1.100 estudiantes entre 2º y 4º curso de Educación Secundaria Obligatoria y otro cualitativo con entrevistas a 36 docentes.

Según ha explicado a MAGISTERIO la responsable de la investigación y experta en temas educativos y de género, Milagros Sáinz, las diferencias entre lo que esperan los profesores de sus alumnos, en función de que sean chicos o chicas, tiene muchas consecuencias en la vida adulta de estos ya que, “algunas de las decisiones más importantes se toman en estas edades, ya que son las que van a marcar el resto de su vida”. Por ejemplo, las chicas se orientan a carreras como Medicina, que implica el rol del cuidado que se les asigna por su género.

Influyen en el rendimiento
Es más, según Sáinz esta diferencia no solo influye en la elección de los estudios, sino también en el rendimiento académico. “Existe una tendencia a justificar con su actitud –en relación a los docentes– el menor interés de los chicos por los estudios. Es decir, se tiende a normalizar el que los chicos tengan conductas rupturistas en el aula”, explica Sáinz.

En opinión de la investigadora, hay mucho trabajo por hacer en lo que respecta a la formación del profesorado en este sentido ya que, por ejemplo “se tiende a decir que los chicos son más dispersos y las chicas más hormiguitas”. Además, “tener éxito académico no forma parte de la identidad de género de los chicos durante la pubertad, y ese es un problema”, apunta la experta. “Desde el punto de vista de la formación del profesorado debería transmitirse que este tipo de actitudes refuerzan ciertas creencias que son sexismo académico”, añade.

El informe también encuentra diferencias a la hora de atribuir el éxito en los estudios. Así, cuando los docentes tratan de explicar quiénes cosechan mejores resultados académicos, algunos reconocen que “todavía hoy en día se tiende a asociar el hecho de ser brillantes e inteligentes con los hombres, mientras que, en el caso de las chicas, se indica primero el esfuerzo y, después, la inteligencia”. Pero, ¿dónde radica el origen de este razonamiento? Según Sáinz, en los propios clichés que aún hoy se manejan.

Ante esta situación, formar a los docentes se plantea como una solución clave para acabar con lo que la investigadora denomina “sexismo académico”. Para Sáinz, es fundamental formar a los docentes, y también a los progenitores, en valores y actitudes relacionados con el género.

Y es que el profesorado juega un papel muy importante, pero también las familias e, incluso, los medios de comunicación, ya que “tenemos una sociedad muy compleja”. En este sentido, Sáinz cita como ejemplo la realidad de los centros públicos, donde hay alumnos que provienen de familias inmigrantes con unos valores mucho más tradicionales y la influencia que tienen sobre los alumnos los videojuegos o la música.

Educación diferenciada
En cuanto a la Educación diferenciada por sexos, Sáinz reconoce que existen algunas corrientes que defienden que ayuda en la lucha contra el sexismo académico. Sin embargo, la investigadora se posiciona “completamente en contra” al considerarla “otra forma de discriminación”.
“La sociedad es muy compleja y tenemos que tratar de buscar soluciones reales y realistas entre todos”, concluye.

Ellos no son mejores en ciencias
La investigación La fractura de género en los estudios de ciencias, tecnología, informática y lengua:expectativas y motivaciones del alumnado y el profesorado de Secundaria, de la UOC, desmonta la creencia de que los chicos son mejores en matemáticas y en ciencias.

Según el estudio, en Secundaria, las chicas sacan mejores calificaciones que los chicos, además, son más maduras, lo que justifica que tengan menos fracaso escolar que sus compañeros.

La directora de la investigación y experta en temas de género, Milagros Sáinz, apunta que han observado que en la elección de estudios son tan importantes las notas como la percepción que se tenga de las mismas. En este sentido, afirma que las chicas, “aunque tengan unas notas ligeramente superiores o equiparables a sus compañeros en matemáticas, ellos tienden a creerse superiores de lo que realmente son; lo que les ayuda. Lo que no favorece a las chicas es considerarse por debajo de su competencia real”.

Sin embargo, en lengua, las chicas sí relacionan unas calificaciones más altas con ser mejores. “En materias que no son propias del rol femenino, las chicas, teniendo notas equiparables a los chicos, tienden a considerarse inferiores, esto tiene mucho que ver con los roles, los estereotipos y, en definitiva, con el sexismo académico”, afirma Sáinz.

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