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Las TIC sí que mejoran los resultados promoviendo el aprendizaje activo

Las tecnologías logran una participación activa de los alumnos en el proceso de enseñanza-aprendizaje, mejoran su productividad a través del trabajo cooperativo, fomentan un 'feedback' inmediato y convierten al docente en “orquestador” de los recursos didácticos.
Adrián ArcosMartes, 3 de marzo de 2015
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En los últimos años, hemos visto que, tanto a nivel estatal como autonómico, las administraciones educativas han ido dedicando mayores recursos a dotar las aulas de multitud de dispositivos digitales. Pero, ¿realmente ha servido para mejorar el rendimiento académico de los alumnos? El jefe de la División de Políticas Sectoriales y TIC de la Unesco, Fracesc Pedró, se realiza esa pregunta en el documento titulado Tecnología para la Mejora de la Educación, que ha servido de base en la XXIX Semana de la Educación organizada por la Fundación Santillana durante los pasados 24 a 26 de febrero.

Para Pedró, “familias, responsables políticos, centros y, sobre todo, profesores deben ser capaces de entender de qué manera la tecnología se puede utilizar más eficazmente para mejorar el aprendizaje del alumno”. Y para él, esto solo puede hacerse a condición de que se transforme la enseñanza, de forma que “se traduzca en más y mejores competencias para todos los alumnos”.

Se han dedicado miles de millones de euros, tanto públicos como privados, a equipar los centros con ordenadores, tabletas y conexiones a internet. Pedró considera que “se olvida el gasto que las familias ya están realizando para equiparse y que se traduce en dispositivos que un número creciente de alumnos tienen ya en sus manos o en sus bolsillos”.

En la entrevista que le hemos realizado en MAGISTERIO, Pedró señala que “en España, lo mismo que en otros países de Europa meridional, se hacía lo que todavía se sigue haciendo en América Latina, que es confundir las políticas tecnológicas en la Educación con la distribución masiva de dispositivos”. Debido a la crisis, ahora todo ese proceso se ha paralizado, pero sigue así en América Latina. Para Pedró, “esto no lleva a ninguna parte”, y destaca que “hace poco menos de un mes, en Nueva York se levantó la prohibición de que los alumnos puedan entrar en clase con sus teléfonos móviles y se invita a los centros y a los profesores a que exploren vías de aprovechar el potencial de las tecnologías que ya tienen los alumnos”.

¿Sustituyen al docente?
Una de las imágenes caricaturescas más difundidas de las TIC en Educación representa a un ordenador que sustituye al docente, ofreciendo automáticamente la información a los alumnos. “Semejante imagen ha servido durante años para negar la competencia de los docentes y su valor en los procesos de enseñanza y aprendizaje”, sentencia Pedró, que denuncia el hecho de que “los dispositivos se hayan utilizado meramente para actividades ofimáticas, no de aprendizaje”.

Esta ha sido la causa, a su parecer, de que todos los esfuerzos en TIC hayan llevado a resultados pobres, particularmente cuando el énfasis del currículo ya no está solo en los conocimientos, sino en las competencias, y no solo digitales. Pedró muestra pruebas empíricas que permiten identificar bajo qué aproximaciones pedagógicas soportadas por la tecnología sí es posible conseguir resultados superiores a metodologías que no incorporan las TIC.

En primer lugar, las TIC consiguen que los estudiantes participen activamente en el proceso de aprendizaje, creando ellos mismos nuevos contenidos. Entre otras posibilidades, esto incluye la creación de contenidos multimedia para comunicar ideas sobre la materia que están estudiando, la redacción de informes con representaciones gráficas de los datos que han investigado, el desarrollo de sitios web, la preparación de presentaciones, la producción de vídeos a partir de teléfonos móviles o la narrativa digital.

Además, Pedró resalta que “este uso de las TIC no se limita a ciencias y matemáticas”. Y pone como ejemplo un proyecto de ciencias sociales en el que alumnos de Secundaria trabajaron como “diseñadores multimedia” para crear un anuario escolar digital y una introducción a un museo local para los alumnos de Primaria de su misma escuela.

Uso de redes sociales
Sobre el controvertido uso de las redes sociales, Pedró cree que “mejoran sustancialmente la productividad en el trabajo cooperativo”. Eso sí, “los docentes deben encauzarlas bien para que el aprendizaje fuera y dentro del aula sea consistente y eficiente”. El uso de Facebook puede crear polémica en padres y profesores, pero Pedró recuerda que “hay redes como Edmodo que aprovechan el mismo tipo de interfaz de Facebook y son exclusivas para usos educativos –participan 30 millones de alumnos y docentes en todo el mundo–.

Por otro lado, las herramientas digitales sí pueden fomentar un feedback inmediato. En las aulas tradicionales, por el contrario, los alumnos tienen que esperar días o semanas después de entregar un trabajo en el aula antes de recibir feedback. También las TIC se pueden utilizar para analizar inmediatamente el progreso de cada alumno y proporcionar información más personalizada.

Todo esto convierte al profesor en lo que Pedró denomina “orquestador” de los recursos didácticos y le otorga un papel crítico como activador del aprendizaje. Por ejemplo, en la modalidad de clase invertida de la que habla en la entrevista que le realizamos en esta edición.

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