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Un trabajo común de docentes para una enseñanza individualizada

El futuro de la Educación está en la atención individualizada de los alumnos. Y el futuro de los docentes pasa precisamente por ese aspecto, preocuparse más por los estudiantes individualmente y menos por el grupo en general. Así lo manifestaron los invitados al nuevo coloquio organizado por MAGISTERIO en colaboración con Xtend, dentro del ciclo La Educación a debate.
Adrián ArcosMartes, 24 de marzo de 2015
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En esta ocasión, el tema que se trató fue ¿Cuáles serán las tendencias en Educación en los próximos cinco años? Los participantes hablaron del cambio de rol del docente, la figura del director y la autonomía de los centros.

Para Ángel Serrano, director del Centro de Formación “Padre Piquer” (Madrid), “esa preocupación personal del profesor tiene que ir unida a un trabajo en equipo, a un nuevo modelo de aprendizaje en el que no solo interviene un único profesor, sino varios”. También David Martínez, director del CEIP “Eduardo Rojo” de Madrid, consideró que “ese cambio no debe ser tanto individual, ya que todo quedaría en la iniciativa propia de cada maestro y limitaría mucho la mejora, y debemos pensar en los centros de forma global, a través de un liderazgo de los equipos directivos que creen escuelas eficientes”. Por eso se mostró a favor de “implicar a los docentes en cualquier proceso de cambio”.

Según Ángel de la Vega, director del Colegio “Arturo Soria” (Madrid), las metodologías activas del aprendizaje hacen que el profesor no sea el superior jerárquico que va expulsando su conocimiento mientras los demás asisten pasivamente a recibirlo, sino que el aprendizaje se va construyendo entre todos, y hace que el rol del docente cambie hacia el de una persona que soluciona problemas, que sirve de guía, y no tanto de prescriptor o expulsor de conocimiento”.

Como representante de la Administración, acudió Fernando Sánchez-Pascuala, director general de Política Educativa Escolar de la Consejería de Educación de Castilla y León. Para él, “la Educación no puede ser una imitación del sistema taylorista de producción, sino que debe fijarse claramente en las posibilidades de cada alumno”. “Si un profesor solo imparte materia, aunque sea utilizando métodos on line, y a todos los alumnos les enseña lo mismo y de la misma manera, a mí eso no me parece Educación moderna, sino taylorismo con metodologías modernas”, manifestó el director general.

Sánchez-Pascuala se mostró rotundo en esta idea de la atención individual de alumno: “Lo que más se demuestra últimamente es que cada alumno es un mundo, y si no atiendes ese mundo, las posibilidades de fracaso son exponenciales”. Esto provoca, según el representante de la Administración, que “muchas veces la escuela pida ayuda a la familia, sobre todo cuando el centro no está dispuesto a proporcionar esa ayuda individual”.

Una nueva experiencia
Ángel Serrano, del Centro de Formación “Padre Piquer”, explicó los cambios metodológicos que han hecho en su centro. Todo vino de la necesidad de más profesorado para tratar a todos los alumnos de forma individual, pero llevarlo a cabo era imposible con los recursos disponibles. Al final lo han solucionado mediante espacios más grandes, tirando muros y haciendo que cada dos clases sea una, de forma que varios profesores puedan dar clase en una misma aula. “Es un espacio móvil en el que la multitarea y el aprendizaje cooperativo hacen posible un tipo de clase distinta”, señaló Serrano. A la vez, introdujeron un modelo de trabajo por ámbitos, liberándose de libros de texto, adaptando los currículos a los alumnos y animando a los docentes a compartir su práctica con el resto de compañeros.

De esta forma, el “Padre Piquer” no trabaja por asignaturas, sino por ámbitos. “Unimos materias, hacemos un modelo inclusivo, de manera que las medidas de atención a la diversidad se aplican dentro del aula. Creas un modelo diferente que genera que un grupo de profesores tenga que compartir constantemente el día a día, y eso nos dio un resultado buenísimo”, explica Ángel Serrano. En la experiencia en su centro, indica que “se ha desterrado el modelo en el que el profesor se cierra en el aula y hace lo que quiere”. Y el primer indicador de este método es que “se aumenta el nivel de felicidad de los alumnos, entendida como las ganas que tienen de venir al colegio, por lo que de-saparece el absentismo”.

El problema de las ratios
Para David Martínez, del CEIP “Eduardo Rojo”, “aunque no se puede generalizar, la ratio sí que es un factor de calidad para mi centro”, y puso como ejemplo una clase de 27 niños de 3 años con una sola maestra. “En post de la optimización de recursos, merma mucho la calidad educativa de esos niños”, aseguró. Por eso, se mostró a favor de que “la autonomía de los centros sea el motor de cambio interno que permita adaptar los estándares a cada contexto educativo diferente”. Pero denunció que, en la práctica, “esa autonomía no es tal”.

Para Sánchez-Pascuala, “el problema radica en que para hacer una dotación de recursos humanos, existen dos posibilidades: aplicar un modelo de fabricación en el que por tantos niños, tantos profesores; o ir analizando cada uno de los centros”, pero advirtió de que “esta última posibilidad parte de romper con el concepto de igualdad que tanto daño ha hecho a la Educación”. Él incidió en que “para tratar de forma equitativa a los alumnos, es imprescindible tratarlos de forma desigual; por tanto, hay zonas en las que un aula de Secundaria con 35 no tiene ningún tipo de problema, y otros en que supondría un suicidio educativo para esos alumnos”.

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