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Bilingüismo: Cuestión de método, más que de lengua

“Hay demasiada atención en el nivel de inglés y menos en la metodología de enseñanza.” Es el diagnóstico sobre la enseñanza bilingüe en España de Mark Levy, responsable del British Council para los programas bilingües que desarrollan las comunidades autónomas.
Paloma Díaz SoteroMartes, 7 de abril de 2015
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(Foto: Shutterstock)

Levy tiene pleno conocimiento de lo que ocurre en las aulas españolas desde que irrumpió el boom del bilingüismo español/inglés. Cualquier programa autonómico que requiera apoyo o colaboración del British Council pasa por él. También el del Ministerio de Educación. Tiene claro que, “si tuviéramos que elegir entre un profesor nativo con cero metodología y otro con menos nivel de inglés pero con metodología, preferiríamos el segundo”.

En la misma línea se pronuncia la profesora Ana Halbach, que dirige el Máster Universitario en Enseñanza del Inglés de la Universidad de Alcalá e imparte cursos de formación para enseñanza bilingüe: “Muchas veces el bilingüismo se va a criticar porque no va a dar los resultados que tiene que dar. Pero no es el bilingüismo en sí. Es la metodología que se utiliza. Y no tiene que ver con el nivel de inglés del profesor. Es la forma de enseñar”.

Madrid, pionera
En la Comunidad de Madrid pionera en programas y secciones bilingües (implantadas en el 42% de los colegios y el 35% de los institutos), ya han girado el foco de la formación hacia la metodología, conscientes de que al principio, hace 10 años, toda la atención estaba en asegurar la fluidez oral, cuenta el director general de Calidad, Pablo Hispán. “Mandamos a 450 profesores cada año a Reino Unido y a EEUU a formarse en metodología CLIL”, asegura, y ya han pasado unos 5.000 docentes por esos cursos, pagados por la Administración (viaje y alojamiento incluidos).

CLIL –o Aicle, por sus siglas en español– es el Aprendizaje Integrado de Contenidos y Lenguas. Conscientes desde hace tiempo de la necesidad de formación, instituciones como el British Council, la UNED o la Universidad Internacional de La Rioja (UNIR) imparten cursos, eminentemente prácticos, sobre metodología CLIL a profesores. El British Council también ha lanzado cursos para profesores universitarios.

Y en la red pueden encontrarse utilísimos recursos creados por docentes. Mencionemos por ejemplo Mr Garrido (mrgarrido.wordpress.com/), ESL (isabelperez.com) o Zona CLIL (clil.wordpress.com).

La implantación de la enseñanza en inglés avanza a un ritmo tal, que en pocos años se han incorporado al aprendizaje integrado bilingüe unos 340.000 alumnos (15% de Primaria y 12% de ESO).

Las habilitaciones de profesorado han tenido que seguir el mismo ritmo. “Ha habido una acreditación exprés y se ha levantado mucho la mano”, observa Mari Luz Martínez Seijo, que fue coordinadora de la sección bilingüe de dos institutos de Castilla y León y ha estudiado el bilingüismo en toda España.

Las pruebas, además, sólo se basan en el conocimiento del idioma y en la fluidez oral. Las aulas bilingües se llenan de docentes novatos y la formación metodológica y didáctica, al no ser requisito, se va adquiriendo sobre la marcha.

Por suerte para las Administraciones, los proyectos bilingües tienen a muchos profesores entregadísimos, entusiastas que trabajan más horas de las que cobran preparándose las clases. “Se apoyan en el voluntarismo de los profesores”, critica la investigadora Martínez Seijo.

La dificultad de la lengua les ha hecho buscar recursos atractivos y dinámicas muy activas para hacer llegar a los alumnos el contenido de su materia. La mayoría son entusiastas y se reconocen “felices”. En el trabajo desempeñado en los institutos influye mucho el tipo de alumnado apto para las clases bilingües: suelen ser igualmente entusiastas y buenos estudiantes.

Pero también hay quien sigue el mismo esquema didáctico que recibió de sus mayores, o quien no ha encontrado aún la metodología apropiada para enganchar al alumnado con la materia.

Por otro lado, muchos docentes consultados reconocen que recurren al español de vez en cuando, cosa que los expertos dicen que no hay que hacer nunca. “Como los alumnos sepan que en algún momento lo va a explicar en castellano, apaga y vámonos. Si saben que llegará el momento, se hacen vagos, para qué van a esforzarse”, asegura Mark Levy.

Recurso al español
Marta García Segado, del CEIP “León Felipe” de Arganda del Rey (Madrid), lleva 10 años en enseñanza bilingüe y señala que en 1º y 2º de Primaria es habitual recurrir a la lengua materna de vez en cuando y que, poco a poco, conforme avanzan los cursos, se va eliminando esa práctica.

Esta profesora de Science y Art&Craft, modelo de entusiasmo y motivación, destaca que hay que emplearse a fondo contra la tendencia a la simplificación de las materias y sus programas. Lo hacen los propios libros de texto empleados, “que son traducciones y, a base de simplificar, pierden mucho contenido o se vuelve inconexo”. Razón de más para preparar bien las clases, con variedad de ejemplos y recursos.

Además, “el profesor no solo tiene que trabajar el contenido, sino también la lengua”, subraya Mark Levy.

La última pata sobre la que se asienta el bilingüismo es la de las familias. Muchos, como Martínez Seijo, opinan que “sin provenir de un contexto familiar en el que se hablen dos idiomas con normalidad, es difícil poder adquirir un nivel de competencia que se acerque al bilingüismo”. Por eso, los docentes animan a los padres a que el inglés no acabe en la puerta del colegio: hacer actividades en inglés, y ver cine y dibujos en versión original son –por terminar con un anglicismo– un must.

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