Los rostros y los sueños de la ayuda al desarrollo
“Quiero ser maestra, quiero enseñar a los niños y niñas”, dice Marcela Quinillo. Esta niña de 13 años vive en Santa Lucía La Reforma, una pequeña población de Totonicapán (Guatemala), con su madre y sus cuatro hermanos pequeños. Marcela se levanta a las 6, “voy a lavar el maíz y a poner el fuego”, prepara la comida para sus hermanos y luego se va a la escuela. “Ella viene siempre con ganas de aprender” a pesar de que “su familia es pobre”, explica Carmen Jax Vicente, directora de la Escuela Chiguán, el cole de Marcela. Su mamá trabaja para mantener a su familia, pero “soy feliz porque Marcela está aprendiendo, ya va a terminar 6º. Yo le digo que siga”.
Marcela protagoniza uno de los vídeos que conforman la campaña Vidas que construyen futuro de Entreculturas. Con esta iniciativa la organización muestra “la fuerza transformadora de la cooperación a través de la vida de varias personas”, dicen desde Entreculturas, demostrando lo necesaria que es esta cooperación internacional justo cuando en España el presupuesto nacional para este año ha caído hasta el 0,17% del PIB, muy lejos del históricamente reclamado 0,7%. Entreculturas añade que en 2013, dentro de este presupuesto, solo el 0,91% se destinó a la Educación básica, “una cifra muy lejana al 8% que recomiendan dos proposiciones no de ley aprobadas por el Congreso de los Diputados”.
Los distintos vídeos que conforman Vidas que construyen futuro están protagonizados por voluntarios, trabajadores de la organización y personas que reciben esta ayuda en los distintos lugares del mundo a los que llega la acción de Entreculturas. Marcela, por ejemplo, vive en Guatemala “uno de los países con mayor índice de pobreza de América Latina y con una de las mayores brechas de desigualdad. Es el segundo país con mayor índice de analfabetismo de América Latina y Caribe”, recuerdan desde Entreculturas. La escuela a la que asiste Marcela forma parte de la red de Escuelas Multigrado de Fe y Alegría con las que colabora Entreculturas. Estas escuelas ofrecen Educación gratuita “en los niveles de Preprimaria y Primaria, e incluyen programas de Educación bilingüe intercultural y de desayunos escolares para frenar la desnutrición infantil y mejorar el rendimiento escolar de los niños y niñas.”
Otra de estas vidas que construyen es la de Eduarda Peña, una adolescente del barrio de El Limón en Ciudad de Guatemala. “A mí me decían que como soy hija de tal persona no voy a ser una gran persona”, así que “yo comencé con la idea de que yo iba a dar más de mí”. Su cara se ilumina con una sonrisa cuando dice que su sueño es “ser una gran periodista, me he puesto un lema de que yo puedo hacer lo que quiera, así que adelante, yo voy a intentarlo”. Ángela Alvia Chávez, por su parte, vive en el barrio 15 de Septiembre de Manta (Ecuador) y es madre soltera. “Lo poco que yo me gano es para el estudio de mis hijas, para que puedan salir adelante”.
También protagonizan estas historias personas migrantes de distintos lugares, como Alegría, una mujer refugiada en República Democrática del Congo. “Tuvimos que dejar el campo por la llegada de los armados y en la huida, en el camino, nació este pequeño que se llama Éxodo –señala al bebé que tiene en sus brazos–. Yo no pienso mucho en el futuro, sino en mañana. Para Éxodo lo que deseo es que cuando crezca pueda ir al colegio y que ojalá llegue la paz algún día y podamos regresar a nuestro pueblo”.
Michelange tiene 28 años y es profesora de la Escuela de Canaán Fé y Alegría en el barrio homónimo de Puerto Príncipe, que se formó tras el terremoto. “La Educación prepara a los niños para que sean personas completas. Necesitamos trabajar juntos para que la Educación crezca y tenga mayor importancia y mayor valor”. Por este motivo, Entreculturas hace un llamamiento para que colaboremos en su tarea de ofrecer Educación de calidad para todos los niños y niñas.
