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“Los profesores tienen que ser los mejores intelectual, social y emocionalmente”

Pablo Fernández Berrocal, director del Laboratorio de Emociones de la Universidad de Málaga, aboga por el equilibrio –que aún no existe– entre una Educación basada en lo congnitivo y en lo emocional con los mejores profesores desde el punto de vista “intelectual, social y emocional”.
José Mª de MoyaMartes, 26 de mayo de 2015
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Este experto en Educación emocional es el responsable de haber hecho –por encargo de la Fundación Botín– la adaptación al castellano de unos instrumentos de evaluación que ya existían en otros ámbitos. “El problema era que no existía una evaluación para adolescentes ni en la infancia y ese ha sido nuestro primer paso, desarrollar un proyecto desde los 11 a los 17 años”, señala Pablo Fernández Berrocal.

¿Esto de la Educación emocional es una moda?
Yo creo que sí es una moda. Cuando alguien hablaba de emociones en los 90 sonaba friki y hoy en día, en el ámbito de la Educación, se escucha más. Todo el mundo quiere mejorar ahora esa faceta emocional porque hemos tomado conciencia de que es algo muy relevante en la vida personal y profesional. Esto último es lo que más ha avanzado. Hay muchas investigaciones que demuestran que nuestras emociones intervienen en aspectos como la toma de decisiones o la creatividad. Además, somos más conscientes de que existen más problemas de tipo emocional que hace 50 años. Ahora estamos viendo que problemas como el suicidio son la principal causa de muerte de adolescentes. Lo que es cierto es que han aumentado los problemas emocionales, aunque no se saben concretamente las causas. La felicidad depende de muchas cosas y hemos primado los efectos cognitivos en Educación. La sociedad se encuentra en esa paradoja en la que ni los adultos ni los adolescentes ni los niños son más felices que los de hace 100 años. Por eso es necesario trabajar las emociones.

¿Esto se podía relacionar con la idea de pérdida de sentido de la vida de Viktor Frankl?
Sí, podría ser. El hombre siempre ha buscado sentido a su vida, lo único que antes era más fácil que ahora porque estaba todo más establecido. Para un hombre de hace 100 años, aunque la vida era más difícil en muchos sentidos, no tenía que elegir entre tantas opciones. Hoy en día el mundo nos ofrece muchas alternativas más.

¿Crees que es un riesgo el tema digital desde el punto de vista psicológico?
Sí, es una oportunidad y un riesgo. El problema de nuestra sociedad es que va tan rápido que no nos da tiempo a reaccionar. Debería haber estudios sobre estos riesgos. Por ejemplo, ahora se ha demostrado que utilizar los teléfonos o tablets antes de dormir provoca insomnio, pero no se sabe cuál es ese efecto en niños todavía.

¿Qué te parece esta tendencia de tratar que el profesor tenga un papel secundario en el aula mientras el alumno, gracias a esta tecnología, tiene la función de buscar?
Yo entiendo que si el profesor se va a limitar durante la clase a dar una conferencia, para eso está mejor el otro sistema. El profesor que se limita a la charla y a los Power Points se convierte en un asesor y perdemos el sentido de esa vinculación. Cuando te preguntan sobre el profesor del que más te acuerdas siempre hay una vinculación a algo emocional. Eso no se puede perder. Los aprendizajes están muy vinculados a las emociones, si lo vinculamos todo a través de elementos fríos estamos perdiendo mucho. Hay que lograr el equilibrio.

¿Ahora mismo no existe ese equilibrio?
Aquí hay dos corrientes que son contradictorias: la que trata de impulsar ese tipo de aprendizaje virtual, un poco al margen de la transmisión humana, y luego la tendencia de fijarse en la importancia de la Educación emocional. Ahora mismo sí se contradicen. Una está muy centrada en el desarrollo cognitivo y piensan que para ese tipo de desarrollo ya no hacen falta las interacciones cara a cara y lo convierten en un aprendizaje muy solitario, aunque lo definen como colaborativo por todas las personas que hay en internet. El problema es que, por ejemplo, el número de amigos de Facebook no equivale a los amigos reales y les asociamos el mismo concepto.

¿Te parece que PISA ha puesto demasiado el acento en lo cognitivo, en lo competencial, y se ha olvidado de los aspectos emocionales?
Sí, tanto es así que están modificando los tests para incluir las competencias emocionales. Ellos mismos son conscientes de que la evaluación es cognitiva. Esto va a ser complicado porque, en el aspecto emocional, lo que es correcto en un contexto europeo, no tiene por qué serlo en China o en el islámico. Esto es bueno. Para emociones básicas podría haber consenso, pero para las secundarias influye aspectos culturales y educativos. Claro que hay que incidir en el desarrollo cognitivo, pero sin olvidar el emocional. Tenemos que equilibrar la escuela.

¿Cómo hacerlo?
Esto pasa por formar a los profesores y lo olvida nuestro sistema. Queremos que la sociedad sea más innovadora, pero nadie propone cómo hacerlo. Convertir a un adulto de 30 años en creativo requiere mucho tiempo. En cambio, si logramos no romper la creatividad que tienen de forma natural los niños en la escuela, sería más efectivo.

Hay un tópico sobre que los países nórdicos obtienen muy buenos resultados en PISA, sin embargo son países emocionalmente muy débiles. ¿Es así?
Los países nórdicos están por encima de España en el índice de felicidad y estos países sí han incluido la inteligencia emocional. Finlandia está trabajando mucho este aspecto y su éxito procede de profesores muy bien preparados. Nosotros, cuando vamos a mejorar la inteligencia emocional, preguntamos a los profesores cuáles son sus intereses emocionales y les pasamos un test para que vean sus límites y fortalezas. Para avanzar, los programas deben introducir la inteligencia emocional de los profesores.

A veces parece que se ha perdido el concepto de profesor como modelo de sus alumnos y se rehuye este aspecto.
La diferencia es que, en vez de dejarlo como algo implícito, lo que se trata es hacerlo de forma estratégica.

Un dato del nivel emocional de los adolescentes españoles. ¿Cuál es su fortaleza emocional?
Yo creo que son muy expresivos, pero somos como un Ferrari con un conductor que no sabe llevarlo. Necesitamos que nos eduquen para aprender a potenciar eso y a percibir mejor las emociones y ser más empáticos. Las emociones no le deben conducir a él, sino que él debe lograr aprovecharlas para su desarrollo. Pero lo importante es invertir antes, cuando son más pequeños, porque lo asumen mejor.

¿Una debilidad?
La falta de regulación emocional, que tiene que ver con su desarrollo. Si se educa, disminuiría y mejoraría el rendimiento académico.

¿Una amenaza?
La deshumanización en todos los ámbitos, en particular en la escuela.

¿La oportunidad?
Tenemos que crear un nuevo diseño de la escuela donde uno de los ejes sea la Educación emocional y social. Eso implica cambiar la forma de los planes de estudios de los profesores y tenemos que valorarles. Los profesores tienen que ser los mejores, intelectual, social y emocionalmente.

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