fbpx

Un cuento que estimula la capacidad emprendedora de los niños ante la vida

La serie Nico el emprendedor quiere fomentar el talento y la iniciativa en los niños.
Alaia RotaecheMartes, 5 de mayo de 2015
0

Nico es un niño que va a pasar un día a la playa y quiere construir castillos de arena, pero, por un motivo o por otro, todos se le derrumban. Manteniendo su objetivo y con mucha perseverancia, consigue no rendirse y aprender de la experiencia. Ese es el argumento de ¡Sí puedo!, el primer cuento de la serie de Nico el emprendedor, escrito por Carolina Barco con prólogo de José Antonio Marina, escritor y pedagogo.

El proyecto, dirigido a niños de hasta 8 años, nace, como cuenta Carolina, de la propia experiencia. “Observé que tanto yo como mucha gente de mi alrededor tenía carencias” a la hora de saber liderar, comunicar, hablar en público o enfrentarse a los problemas y decir las cosas sin miedo. La autora hace hincapié en que emprender no es crear una empresa, sino “enfrentarse a la vida”. Para Carolina, los niños nacen con esas habilidades, con esa iniciativa a experimentar y hacer cosas por sí mismos, lo que es el talento emprendedor, y es la Educación la que limita esas capacidades y “en lugar de potenciarlas, las uniforma, en lugar de diferenciarlas”. Por supuesto, al ser un cuento infantil, otro de los objetivos es que los niños se diviertan y disfruten con la historia de Nico, a la vez que aprenden que no darse por vencido es importante.

Los valores que transmite la historia son aplicables también a los adultos, señala Carolina; “Lo que es válido para los niños es válido para que los adultos reflexionen”. Por eso está pensado tanto para que lo lean los pequeños individualmente como con sus padres; incluye además una guía para padres y educadores.

En su propia experiencia, la que le llevó a escribir el cuento, Carolina explica que se dio cuenta de que, en muchas ocasiones, los miedos impiden salir de la zona de confort y los adultos “tenemos que deseducarnos y reeducarnos”.

Por ello, Carolina vuelve a señalar: “Emprender es no quedarte paralizado ante la vida”. Para eso los niños tienen que contar con esas habilidades de liderazgo, perseverancia, responsabilidad… desde pequeños. Y ese es el objetivo de ¡Sí puedo!.

El valor de la perseverancia
El principal valor que aporta este primer cuento de la serie es la perseverancia, esa que demuestra Nico al no rendirse cuando se le derrumban los castillos de arena, perseverancia para conseguir sus objetivos. Para Carolina Barco esa constancia se traslada a la posibilidad de mantener los sueños a lo largo de la vida, “que no por entrar en el sistema renunciemos a ellos, si crees en algo, persevera”. Esta reflexión es fácilmente aplicable, como cuenta ella misma, a un adulto que quiera conseguir algo en su vida. Señala que los niños nacen con ese talento emprendedor, porque todos tienen la capacidad de experimentar en la vida, capacidad que no se les debería limitar.

Sin embargo, destaca que “tampoco se puede permitir hacer todo”, sino que cree que no se debe cortar la iniciativa de los pequeños, ya que eso puede provocar que cuando crezcan no sean capaces de enfrentarse a la vida.

El talento emprendedor al que se refiere Carolina es el talento emprendedor ante la vida, a la hora de tomar decisiones que afecten a uno mismo. Ese talento emprendedor “se fomenta estimulando esas capacidades con las que nacen”, de experimentar, de tomar la iniciativa.

El inicio de una serie
Al ser el primer cuento de una serie, a ¡Sí puedo! le seguirá una historia que tiene como valor central la responsabilidad, que para Carolina falta en la sociedad: “En nuestra sociedad toda la culpa es siempre de otro” debido a que, señala, se educa en el castigo.

Para la autora es fundamental acompañar a los niños en el cambio. “Si queremos que los niños cambien la sociedad, ese cambio viene de la Educación”, declara Carolina. De ahí que el siguiente cuento incida en el valor de la responsabilidad. Otros cuentos que formarán parte de la serie se centrarán en el trabajo en equipo y la iniciativa.

Fomentar talentos, que los niños descubran y tengan iniciativa… pero el objetivo último, señala Carolina, es “que cuando crezcan sean personas felices”.

0