Investigando el patrimonio musical de nuestra comarca
Somos un grupo de alumnos del Centro de Educación Obligatoria “La Sierra” de Prádena. Este año hemos participado en el Concurso Es de Libro, organizado por Cedro –Centro Español de Derechos Reprográficos–. El tema de nuestra investigación, en la cual hemos trabajado durante seis meses, ha sido el patrimonio musical del nordeste de Segovia. La hipótesis inicial de la que partíamos es que el patrimonio musical sigue muy vivo en nuestra comarca. Para saber si esto era cierto, estas son algunas de las preguntas que tomamos como objetivos en el trabajo y que hemos ido explicando y argumentando en este: ¿Qué tocaban y bailaban los músicos antiguamente?, ¿A qué se dedicaban además de a la música?, ¿Qué imagen se tenía de ellos en las poblaciones?, etc. También hemos trabajado con unas palabras clave que nos han ayudado a no olvidar nuestros objetivos: jota, dulzaina, tamboril o castañuelas, entre otras.
En cuanto a la metodología, para hacer este trabajo de investigación consultamos fuentes orales, documentales, bibliográficas, digitales y audiovisuales. Así, obtuvimos información de varias personas de la localidad segoviana de San Pedro de Gaíllos que habían participado en el grupo de danzas, y también de la residencia de ancianos de Prádena, también en Segovia. También contamos con información del músico e investigador Luis Ramos. Además visitamos el Museo del Paloteo de San Pedro de Gaíllos para observar vestimentas antiguas de danzantes y otros objetos.
Otra de las aportaciones de nuestro trabajo ha sido elaborar un cancionero. Para clasificar las canciones que hemos recogido, hemos tenido que organizar los diferentes tipos, a partir de diferentes modelos que encontramos en los libros consultados. Nosotros seguimos la clasificación de Luis Ramos Cano, publicada en su obra Cancionero de la memoria (2013), con alguna pequeña modificación: Cantos de entretenimiento y diversión, Canciones infantiles, Jotas y fandangos, Cantos de trabajo, Cantos narrativos, Cantos religiosos y Cantos según el ciclo vital.
También hemos reconstruido una serie de historias de vida. Las personas más conocidas de esta zona eran El Tío Tambores de San Pedro de Gaíllos y la saga de los Gil de Matabuena. Estas personas son las que han primado en nuestra investigación por su gran pasión por el folclore.
La parte más importante de nuestro trabajo han sido las conclusiones. Hemos visto cómo los músicos de antes tocaban instrumentos como la dulzaina, el tamboril, el bombo, etc., tocaban las jotas y los paleteos y en los bailes populares bailaban pasodobles y tangos.
La mayoría usaban la música como una actividad que complementaba sus trabajos, pues solían ser artesanos, aunque también había otras personas que se dedicaban exclusivamente a bailar y tocar. En cuanto a sus condiciones económicas, los danzantes y dulzaineros eran financiados por el ayuntamiento, las cofradías o los particulares. Existía el puesto de dulzainero y timbalero en algunos lugares. Si a los vecinos les había gustado mucho la actuación, les daban una propina. Se tenía buena imagen de ellos ya que eran alegres y les gustaba la fiesta. Para ellos esto era como las orquestas de hoy en día y nos han contado lo bien que se lo pasaban, aprovechando todo el tiempo sin parar de bailar aunque estuvieran cansados.
Por otra parte, es curioso comprobar cómo fue la formación de estos músicos, ya que muchos aprendieron de oído sin saber solfeo, y otros gracias a su familia. Antes no existían escuelas de música por lo que aprender les resultó una tarea complicada.
En cuanto al futuro del patrimonio musical en el nordeste de Segovia, creemos que es positivo, pues hay asociaciones, grupos de danza y escuelas de música tradicional y se han podido recuperar muchas canciones que se iban a perder. Además, antiguamente no era común que las mujeres tocaran los instrumentos, ya que era un mundo muy masculino, y hoy, sin embargo, hay mujeres que han aprendido a tocar la dulzaina y el tamboril.
Para terminar queremos agradecer principalmente a nuestro profesor Diego Sobrino por darnos la oportunidad de poder realizar este trabajo y por ayudarnos tanto. También queremos agradecer a J. Manuel Cebrián, Mª Gracia del Val y a Cristina por ser comprensivos y dejarnos realizar el trabajo en sus horas de clase, y a Juan Antonio Gil Sanz, por permitirnos fotografiar la colección familiar de instrumentos y partituras de sus antepasados.
Agradecemos también a la residencia de ancianos de Prádena, que nos ha dejado realizar las entrevistas a las personas mayores, que nos ayudaron a completar nuestro trabajo y nos hicieron pasar un rato muy agradable. Por último, queremos agradecer a Aranzta Rodrigo, responsable del Museo del Folclore, a Luis Ramos y a las personas de San Pedro de Gaíllos que fueron entrevistadas.
Sandra Marina, María Sanjuan, Natalia Martín y J. Antonio Gil
CEO “La Sierra” de Prádena (Segovia)
