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Los Premios Edelvives reconocen la búsqueda de la identidad y los valores

Los premios Ala Delta, Alandar y Álbum Ilustrado ya tienen ganadores.
Alaia RotaecheMartes, 9 de junio de 2015
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Los Premios Edelvives, otorgados en un acto la pasada semana, reconocen este año especialmente la búsqueda de la propia identidad y los valores positivos. Se ha premiado a los ganadores de tres categorías: literatura infantil –Premio Ala Delta–, literatura juvenil –Premio Alandar– y Álbum Ilustrado.

El primero, que cumple este año su XXVI edición, ha recaído en Elena Alonso por su novela Los niños cantores, una historia de tema histórico sobre la relación, a través del tiempo, de un niño cantor de la Viena de1938 y uno del Madrid de la época actual. “Mis historias siempre tienen un trasfondo histórico”, señala la autora; esta vez, la idea nació de un viaje a Australia, donde, en la ciudad de Camberra, descubrió la historia de los niños cantores de Viena que quedaron atrapados en Australia al estallar la II Guerra Mundial. Nacho, el niño protagonista, descubrirá así la historia de Gustav, uno de aquellos niños cantores. “En los dos casos se trata de personas arrancadas de su lugar de origen”, por eso Nacho se identifica con la historia de Gustav.

El libro de Alonso está ilustrado por Alfonso Serra, un joven ilustrador que señala que “siempre es un reto ilustrar las palabras de otros” y para ello ha intentado jugar con los contrastes de los dos planos en los que transcurre la historia: el histórico y el actual.

Por su parte, Heinz Delam, de madre española y padre alemán, ha resultado ganador del XV Premio Alandar con su novela La casa de los sueños olvidados. La historia surge a raíz de su propia experiencia personal; Delam vivió en el exilio en la Bretaña francesa algunos años de su infancia y allí sucedió algo que le dejó un trauma, con el que tuvo pesadillas recurrentes. En la historia, Fernando, el niño protagonista, sufre algo similar pero no recuerda de qué se trata. Lo descubrirá a través de los sueños con la ayuda de una niña que puede dominarlos.

“Se me ocurrió pensar que tenemos dos vidas, la de la vigilia y la de los sueños, y que amueblamos el mundo de los sueños con cosas del mundo real para retirarnos a vivir en él”, contaba Delam. La historia de Fernando transcurre en dos planos, el onírico y el real, que al final “tenderán a converger”.

A su lado, Eva Sánchez, ganadora del Premio Álbum Ilustrado, que ya va por su cuarta edición, destacaba que la historia de sus ilustraciones “trata sobre cómo cada uno afronta el miedo”. La historia está basada en una leyenda –”una de las más antiguas de Europa”, contaba Eva– de Pratdip, un pueblo pequeño de Tarragona, sobre la existencia de los Dip, una especie de perros-vampiro que chupaban la sangre del ganado, y se dice que también la de los habitantes. Eva intentó “que el peso estuviera en la ilustración y el texto fuese una especie de réquiem de fondo”.

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